Capítulo XXXIV

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Se despertó en su vieja habitación de la mansión Hale. Recordaba todo lo que había ocurrido al día anterior y no pudo evitar sentirse culpable en el momento que recordó como Derek lo besaba y lo abrazaba sin que él opusiera resistencia. Se sentía mal porque aunque lo amara él estaba casado con Jennifer y esperaban a un bebé al igual que él. Quería salir huyendo en ese momento, pero sabía que Derek estaba cerca pues lo podía sentir.

- Hola. - le saludo. - Traje algo para que comas.

- Gracias. - había un gran vacío entre ambos que podían percibir con facilidad.

- ¿Cómo te sientes?

- Algo cansado, esto del embarazo no es fácil. - bromeó.

- ¿Por qué no me le dijiste Stiles? No quiero recriminarte nada, pero también es mi cachorro y....

- Basta Derek. - le ordenó. - No sé con qué derecho vienes a decirme eso. Fuiste tú quien me dejó Derek y yo fui quien dejó que te fueras porque Jennifer necesita más a ti. El clan y yo podemos hacernos cargo de nuestro hijo y recuerdo perfectamente lo que sucedió ayer. Sé todo lo que dije, pero debo pedirte que te vayas. No quiero verte ahora, ni siquiera sé si quiero volver a verte Derek. Ya me lastimaste tanto que no sé si sea capaz de amarte como solía hacerlo. - eso rompió el corazón del lobo. Oír a Stiles decirle aquello le resultaba tan doloroso. Sentía como si lo desgarraran desde adentro y sabía que Stiles tenía toda la razón.

- Stiles déjame explicarte Jennifer...

- No hay nada que puedas decirme, vete y dejame solo. - Stiles le dio la espalda para que no lo viera llorar. Derek podía sentir la tristeza de su castaño y su lobo le exigía hacer algo al respecto, pero decidió marcharse.

Stiles hubiera esperado que se quedara a pesar de que él lo quisiera lejos. Solo quería sentirse a salvo en sus brazos al igual que antes. Quería escuchar el látido de su corazón, sentir sus besos sobre su piel, pero una vez más eligió dejarlo.

Hannah y Deaton se habían encargado de llevar el control y cuidado de Stiles. Aún le faltaban algunos meses para cumplir con el tiempo de gestación, pero prefierieron no correr riesgos en especial luego de que se enterarán de la probabilidad de que el bebé heredara la misma condición de Stiles.

Unos días después la manada entera estaba reunida en el hospital de Beacon Hills para apoyar a Ray pues el parto de Alicia por fin había llegado. Stiles estaba feliz de poder estar allí para apoyar a sus hermanos y poder recibir a su nueva sobrina. Sin embargo, había algo que le parecía extraño y eso era la ausencia de cierto lobo amargado. Vio a Laura y a toda la familia Hale con cierto pesar en sus rostros así se acercó para poder saber lo que sucedía, pero Melissa apareció para dar la noticia de la llegada de la hija de Alicia y Ray. Todos se alegraron y comenzaron a felicitar a Ray. Él se sentía muy feliz y sólo quería ver a su familia. Unos minutos después pudieron entrar a ver a Alicia quién se veía cansada luego de su parto. Stiles pensaba si él se sentiría igual. Ver a su hermanos felices junto a su hija hizo que unas cuantas lágrimas resvalaran por su rostro.

- ¿Qué tienes Sti? - le preguntó Ray.

- Nada es solo que verlos con su hija me hace tan feliz y esto de las hormonas no ayuda.

- Ven aquí. - le dijo Alicia para que pudieran unirse en un abrazo. - Tú también estarás así Stiles. En cuánto tú hija o hijo nazca serás la persona más feliz del mundo entero.

- Lo sé, pero no dejo de pensar en él. Sé que no debería pedirle que se alejara, pero él tiene otra familia que necesita de él.

- Nadie te lo dijo verdad.- dijo Ray.

- ¿Decirme qué?

- El día de la boda de Derek tuve una visión en la que pude ver como Deucalion te llevaba, pero además de eso pude observar la verdadera identidad del darach. Jennifer nos engaño a todos Stiles, ella era el darach. Jamás amó a Derek o estuvo embarazada de él. Solo fue parte del plan de Deucalion para poder llevarte. - el castaño se sintió culpable. Eso era lo que Derek quiso decirle la última vez y él no lo dejó hablar. Debía buscarlo para poder hablar con él.

- Debo ir por Derek.

- Él se irá hoy Stiles. Le pediste que se alejara así que decidió marcharse a Nueva York de nuevo. - le dijo Alicia. - Pero si te vas ahora estoy segura que puedes alcanzarlo.

-Gracias, los veo luego. - Stiles se marchó para buscar a Laura y pedirle que lo llevara al aeropuerto.

- En serio crees qué llegue a tiempo.

- Cariño, soy una vidente recuerdas.

Mientras tanto en el aeropuerto Derek estaba sentado esperando que anunciarán su vuelo. Se sentía fatal, pero al menos su lobo ya estaba mejor. Algo trataba de convencerlo de quedarse, pero no quería ser una molestia para el castaño. Lo había lastimado tantas veces que no se consideraba digno de su amor. Su hijo crecería sin él, pero le reconfortaba saber que tendría un gran padre como Stiles para que lo cuidara. Su vuelo fue anunciado y vio por última vez a Beacon Hills, el lugar donde lo dejaba todo. Iba apagar su teléfono cuando recibió una llamada de Laura.

- ¿Qué sucede Laura?

- Hay alguien que quiere hablar contigo hermano. - hubo un silencio hasta que pudo escuchar su voz.

- Hey sourwolf. - escucharlo hizo que su cuerpo se estremeciera. - No puedo creer que quieras irte sin despierte es más no puedo creer que quieras irte. - el castaño volvió a callar. - Me equivoque Derek, no quiero que te vayas, no quiero dejar de oír tu voz, de ver tus ojos, de sentir tus besos y tus abrazos, pero sobre todo, no quiero dejar de amarte. - de pronto sintió como unos brazos lo cubrían por detrás. - Te amo Derek Hale y no hay nadie en el mundo con el que quiera estar ademas de ti.

Stiles había llegado a tiempo justo como Alicia había dicho. El lobo de Derek saltaba de la emoción. Se deshizo del agarre del castaño y se giró para poder levantarlo y abrazarlo. Stiles enredó sus piernas a la cadera del mayor y se sostuvo con sus brazos detrás de su cuello.

- También te amo Stiles. - selló el momento con un beso. Anseaba tanto sentir esa sensación nuevamente. Ya no había ningún vacío entre los dos solo era un beso de amor sincero. Nada salvaje, solo se demostraban lo que sentían el uno por el otro.

Las personas en el aeropuerto los veían atentos, pero eso no les importaba en lo absoluto. En ese momento solo existían ellos. Serían felices y nadie podría evitarlo o ¿si?

Un príncipe peligrosoUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum