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Caminaba con paso decidido y mirada altiva por los amplios pasillos que llevaban a la oficina principal, enfundada en un elegante vestido negro de manga larga que le quedaba un poco mas arriba de la rodilla, se sentía segura, sabiendo que hoy podría consumar el último elemento que faltaba para su respaldo en su postulación a la Subsecretaría de Comercio.

Después de ser recibida por la asistente de la CEO de Jag Telecom, esta la dirigió a lo que parecía una sala de juntas, donde se reuniría con Jauregui.

Una mesa alargada con alrededor de diez sillas y una pantalla al fondo era lo que adornaba el lugar, pero sin duda lo que llamó la atención de la castaña fue el gran ventanal al fondo, con los edificios de la ciudad de Washington imponentes detrás.

Navego por su teléfono celular tratando de matar tiempo, cuando volvió a mirar la hora se dio cuenta de que la hija de Jauregui estaba atrasada diez minutos, y nadie se había tomado el tiempo de avisarle o al menos disculparse.

Si algo odiaba Camila era la impuntualidad, sus padres le habían enseñado que la mejor carta de presentación era precisamente eso, la puntualidad, el respeto hacia el tiempo de los demás y al suyo propio.

Respiro hondo tratando de calmarse, lo menos que quería era hechar abajo la posible alianza con los Jauregui, menos sin antes al menos haber negociado.

***

Lauren escuchaba la risa de su mejor amiga Ashley Wallace, una importante socialité quien tenía montado un pequeño emporio de maquillaje, Lauren y la de pelo corto se conocían desde que iban al instituto católico más prestigioso de todo Estados Unidos, y desde entonces habían sido inseparables, a pesar de que la ojiverde pasó más de diez años radicando en Reino Unido, aún así mantuvieron contacto y trataban de verse siempre que podían.

Ashley acababa de oír el relato del día anterior de la voz de la propia Lauren sobre su enfrentamiento con la tal Dubois.

Hace unos minutos su asistente había anunciado que la candidata había llegado y dio la orden de que la pasarán a una de las salas de juntas, y mientras tanto aprovecho para platicar a su amiga lo acontecido la noche anterior.

-"Srita. Jauregui, la Señora Dubois la espera" Insistió su asistente por tercera vez, vio su reloj y noto que llevaba quince minutos ya de retraso.

-"Esta bien, ya voy" Dijo fastidiada.

Sonrió con suficiencia a Ashley para después caminar sin prisa hacia el lugar donde la esperaba Camila Dubois, casi estaba deseando que la ojimarron le reclamará, también estaba ansiando ver su cara cuando viera quien era la CEO de Jag Telecom.

Y para su suerte solo un par de pasos la separaban de aquella mujer, tras una puerta de vidrio la pudo devisar, la mano que tenía sobre la mesa, tambolireaba los dedos, señal de impaciencia, y su cara con un gesto de enfado, reflejaba su molestia.

Sin duda se sintió orgullosa de poner en jaque a la mujer que siempre que la veía aparentaba ser imperturbable.

Entró sin siquiera llamar a la puerta, notando una pequeña exaltación en la mujer que la esperaba en la habitación, vio como Camila se ponía de pie para recibirla y sonrió grandemente al ver la sorpresa instalada en la cara de la castaña.

Camila tuvo que hacer uso de su fuerza de voluntad, pero sobre todo de su inteligencia, al ver a la ojiverde que sonreía de manera prepotente sabiendo que ella tenía en ese momento el control de la situación.

-"Señora Dubois, tenía unos asuntos importantes que atender por eso el motivo de mi retraso" Mencionó a modo de disculpa y saludo la ojiverde, sentándose en la silla al fondo de la mesa, pero sin siquiera molestarse en que sonara sincera la misma.

Delirio Prohibido Onde histórias criam vida. Descubra agora