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El despacho de uno de los abogados de mayor confianza de la familia Dubois se encontraba repleto, por una parte Camila y Erick, por otro lado Benedict Ronglier junto a su asistente y mano derecha, que no era más que su novia, quien estaba enterada de todo el show al que estaba a punto de prestarse su novio. Y si, sorpresivamente para Camila, ella estaba completamente de acuerdo, siempre y cuando pudiese llevar una vida de lujos al lado de su novio.

No cabía duda, en ese mundo lo que movía era el dinero.

El abogado Dowell, daba algunas instrucciones e indicaciones antes que ambos firmaran el contrato que los uniría los próximos años como pareja, Camila poca atención ponía, sabía que tanto Dowell como Erick ya habían ultimado los detalles finales.

Era extrañamente gracioso por qué ni Benedict ni ella, se habían dirigido la palabra, no eran más que unos desconocidos y Camila con su prepotencia habitual, no tenía ganas de parecer amable.

Paso una copia del contrato a cada uno, a petición del castaño con una barba recortada perfectamente.

Camila no tenía necesidad de leer, una noche anterior el abogado Dowell había mandado una copia a su correo, habiéndolo leído completamente la noche anterior.

Aún así tomo las hojas que se le ofrecían, hojeando sin ningún interés el contrato, vio cada una de las cláusulas.

Ella ya sabía que durarían 6 meses de noviazgo, más dos años y medio de casados, con la opción de extender el mismo, si ambos lo creían conveniente.

Tambien marcaba lo que tenía permitido Benedict como pareja de Camila y que no, al igual que el dinero que recibiría por mes y las consecuencias que traería el no acatar lo pactado.

Mientras que la castaña tendría más libertades, siempre y cuando estás no se hicieran públicas e intefirieran o pusieran en riego la ficticia relación.

Todo estaba perfecto, hasta que sus ojos se posaron en una que hizo que su corazón saltará del susto.

-"Mierda!! Dowell que significa esto?" Preguntó enojada, mientras Erick cerraba los ojos y las otras personas en la habitación la veían extrañados.

-"Camila yo..." Intento negociar el calvo hombre de nombre Erick. Pero estaba muy nervioso.

La castaña lo vio con sus ojos inyectados en furia y nego ampliamente.

-"No. En esta mierda dice que me tengo que embarazar" Grito Camila muy exaltada, el abogado, un hombre regordete y canoso, trago grueso.

Mientras Erick, desataba un poco el nudo de su corbata, mostrando su nerviosismo.

-"Camila, tu madre cree que es necesario y..."  Comenzaba a explicar el hombre de lentes con un marcado temblor en la voz.

-"No, no me importa lo que diga mi madre. En esto no voy a ceder" Sentenció rompiendo la hoja en sus manos.

Benedict Ronglier la vio asustado, al igual que su pareja. Mientras que su abogado se notaba incómodo.

La mujer salió hecha una furia de la oficina, seguida por Erick quién la pudo alcanzar antes de que tomara el elevador.

-"Camila, solo piénsalo. Muchos lo han hecho a lo largo del tiempo...Incluso podría ser una inseminación, no tendrías que acostarte con el" Explicaba Erick. Camila solo lo veía incrédula.

-"Por supuesto que no voy a acostarme con el. Y no, no voy a tener un hijo" Declaró Camila.

Jamás le haría eso a Max, el pequeño castaño sería su único hijo. Si Max no podía ser su hijo en la vida pública, nadie más lo haría, ni por todo el oro del mundo.

Delirio Prohibido Where stories live. Discover now