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Camila realmente se sentía bendecida y afortunada al ver la cara de felicidad y de genuina emoción de su pequeño en cuanto llegaron a aquel pequeño pero pintoresco cine, el cual había rentado solo para ellos tres. No había más de tres empleados, los cuales habían firmado ya un contrato de confidencialidad, y se habían mantenido al margen y solo atendiendo lo necesario.

Max saltaba y brincaba incapaz de quedarse quieto, o de contener su alegría, por su parte lo veía encantada al igual que Jenna, quien no había hecho ningún hiriente comentario, al contrario, para sopresa de Camila se había comportado como la mujer de la que se había enamorado hace ya tiempo, y como la exelente madre que la castaña política sabía que era.

-"Mami Camila, mamá Jenna mira quiero palomitas, y muchos dulces...y también un refresco" Exclamaba Maxwell Cabello extasiado completamente con todo lo que veía, y aunque era cierto que el pequeño castaño ya había ido al cine con su madre Jenna, nunca lo había hecho con ambas y menos en un lugar completamente solo a su disposición.

-"Max no se si sea conveniente que le agreguemos más azúcar a ese sistema tan hiperactivo" Murmuraba Jenna poniéndose a la altura de su hijo, mientras Camila la imitaba posicionandose detrás del castaño.

Max hizo una carita de descepción junto a un puchero.

-"Igual podríamos hacer una excepción está noche" Intervino Camila haciendo el mismo puchero que Max, causando una sonrisa en Jenna, quien no podía resistir ante los ojos marrones que más amaba en la vida.

-"Está bien" Cedió al final ante los amores de su vida, y ambos ojimarrones celebraron con un abrazo y señales de victoria. Tanto Max como Camila corrieron emocionados hacia la dulceria, mientras la otra mujer los observaba con los ojos llenos de amor.

Pero sobre todo con ilusión y muy dentro de ella esperanza, esperanza de que pudieran volver a ser la familia que siempre soñó para Maxwell.

No tardó en reunirse con sus dos castaños, quienes pedían todo lo que se le antojaba al menor, Camila no escatimaba para consentir a su pequeño.

Tiempo después los tres se instalaron en la sala que proyectaría la película que Max tanto había querido ver. El castaño pequeño ocupo un lugar en medio de sus dos madres dónde rio, se emociono e incluso se molestó por todo lo que pasaba en la película de súper héroes tan esperada por el.

Camila ni siquiera había puesto gran atención a la pantalla, toda su mirada estaba dedicada a su hijo, ver qué el disfrutaba y era feliz le llenaba el corazón de amor y orgullo. Es cierto que a veces o más de las que quisiera, fallaba. Pero eso no quitaba que Maxwell fuese lo más importante en su vida, y que siempre haría lo que estaba en sus manos y más por verlo feliz.

Justo después de que la película terminará, el menor aún tenía demasiada energía para gastar así que terminaron pasando la noche en los juegos que había en una pequeña sala del mismo cine.

-"Ha sido la mejor noche de mi vida!!" Gritaba casi Maxwell tomado de la mano de cada una de sus madres, traía puesta una máscara que había conseguido en dulceria, así como una pequeña figura de acción de su personaje favorito. Tanto Camila como Jenna sonrieron ante la felicidad de su hijo quien parecía no cansarse.

-"Que bueno oso!!" Respondía Camila invitandola el tono de voz de su hijo, haciendo reír a los otros dos. -"También la mía" Confirmaba la castaña besando sonoramente la mejilla del castaño.

-"A sido una noche increíble para todos" Decía ahora Jenna estando de acuerdo. -"Deberíamos repetirlo más seguido" Sugirió feliz. Intercalando su mirada entre Camila y el pequeño.

-"Siiii!!" Respondió emocionado Max caminando hacia la camioneta de su madre el cual está noche manejaba ella misma. Había dado el día libre, o más bien la tarde libre a sus escoltas.

Delirio Prohibido Where stories live. Discover now