19

1.3K 240 849
                                    

Gilbert.

Volver a ir a las reuniones del centro no fue tarea fácil.

La última vez que me hallé en esa sala estaba totalmente al tanto de cada reunión anterior, —porque yo había participado en crearlas después de todo— pero ahora estaba bastante oxidado en los temas a tratar. Esto sumado al hecho de que en ese entonces Anne era mi novia y no una persona que me regalaba miradas severas cada vez que sus ojos estaban obligados a dirigirse a los míos.

—¿Alejado del grupo, príncipe encantador? —me preguntó Venus mientras tomaba asiento junto a mí al final de la sala.

Sonreí a labios cerrados. —¿Hasta cuándo me dirás príncipe? Me has visto comer alitas de pollo con las manos y hemos hecho competencias de eructos, Vee.

—Que seas príncipe no significa que tengas buenos modales. —me respondió poniendo las piernas sobre su lado de la mesa—. Además eructas como niño.

—Tú eructas como camionero, no es mi culpa que cualquier persona a comparación sea un príncipe.

En lugar de ofenderse la francesa soltó una carcajada burlesca. —Yo creo que un camionero se queda corto con mi poder.

—Empezaremos en cinco minutos, estamos esperando a Aline y a... —expresó Anne al grupo desde la mesa que le correspondería a una profesora—. Justamente a ti, llegas tarde.

—Ups. —soltó Royal entrando a la sala con su caminata desinteresada—. Pero aquí estoy, saca ese gesto de enfado.

Aparté mis ojos de ellos para centrarlos en mi libreta cuando él se inclinó para saludarla de un beso en la boca.

Venus pareció notarlo porque volteó la cabeza a un lado para mirarme. —Es una putada.

—¿Uhm? —pregunté fingiendo que no sabía de lo que hablaba mientras escribía la fecha de ese día en la esquina superior de la hoja.

—No te hagas el imbécil conmigo. —agregó.

—¿Hablas de Anne y Gardner? —interpelé y ella asintió poniendo los ojos en blanco—. Nada que ver, no me importa.

—Qué bueno. —expresó chasqueando la lengua—. Porque le acaba de jalar una trenza como lo hacías tú.

Fruncí el seño y no pude evitar alzar la cabeza al instante. Ese era nuestro código, no podía repetirlo con...

No lo estaba haciendo, Gardner estaba de hecho sentado en uno de los puestos en primera fila comiendo su maldito dulce, y Anne hablaba con Ruby.

Venus soltó una risa. —No me importa.

Tan inteligente. —Quizás sólo me incomoda un poco.

—Yo sé de primera mano lo que es ver a la persona que amas con otro. —explicó la pelinegra como si nada, estirando los brazos hacia arriba—. Así que no; no te incomoda un poco, te incomoda como la mierda. Y no hablo de mierdas como las que cagas cuando...

—Entendí. —interrumpí su metáfora de mierda y luego al repasar sus palabras en mi cabeza fruncí el seño. ¿Persona que amas? ¿Ella?—. ¿Tú...?

Jaló mi oreja con fuerza como respuesta. —No porque sea una camionera significa que no tengo sentimientos, príncipe carademierda.

—Auch. —solté quitando su mano—. Definitivamente necesito saber quién es el desafortunado.

Vee lo dudó unos segundos con la mirada fija en el techo, sus largas pestañas tocando el párpado. —Digamos que no sólo Anne se dejó embelesar por el encanto Gardner.

Anne Of The Present Onde as histórias ganham vida. Descobre agora