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Anne.

Que me dieran permiso para la fiesta no fue nada difícil. Marilla iba a ir a comer esta noche con John —o más conocido como una amiga del club de costura—. Así que le pidió a Matthew que me vigilara, me fuera a dejar y luego a buscar, y él asintió con una sonrisa sin poner ningún inconveniente.

Buscar el disfraz fue más difícil, pero luego de pensarlo mucho, terminé encontrando una camiseta de rayas y un pantalón negro, saqué una de las bolsas de pan, le metí papeles cortados y le puse un signo peso al exterior.

—¿Qué soy? —le pregunté a Jerry saliendo al jardín, donde él limpiaba las hojas con esmero.

Me miró de arriba a abajo, pensativo. —¿Una adicta?

—¡No! —chillé—. ¡Una ladrona!

Me miró serio unos segundos y luego volvió a su trabajo con las hojas soltando una carcajada. —Pareces adicta.

Lo miré con odio, luego entré a la casa otra vez y subí la escalera haciendo sonar mucho los pies. ¿Y ahora qué?

Suspiré estirandome en la cama a perecer. No iría, no tenía ningún disfraz humanamente bien parecido como para ir. O eso pensé, hasta que dos horas después, cuando yo me había puesto el pijama y estaba viendo un show de pasteles, llegaron mis dos hadas madrinas con bolsas negras en las manos.

—¿Qué haces en el sillón así? —preguntó la hada madrina femenina escrutandome con la mirada—. En dos horas es la fiesta de Halloween, mi fiesta, a la que irás...

Asentí metiendo una galleta a mi boca. —Iré de niña en plena pijamada.

La hada número dos se acercó a mí y abrió el cierre de la bolsa negra. —No, no irás.

Dejó ver el vestido más maravilloso que había visto en toda mi vida terrenal y yo me ahogue con una galleta. —¿Para...para mí?

Diana asintió. —Lo mandé a hacer cuando nos avisaste y Cole lo decoró a la par de su traje, queríamos que fuera una sorpresa. ¿No quedo muy lindo?

¿Qué si quedó lindo? Era más que lindo, ¡tenía hojas en toda su extensión! Era perfecto, majestuoso, hermoso, no había palabras para definirlo.

Suspiré. —Es lo más lindo que he visto en toda mi vida...

—Por eso combinará perfectamente contigo, seremos los elfos nórdicos más geniales que hayan existido. —agregó mi amigo con una sonrisa y luego me hizo una seña para que me levantara—. Arriba, arriba, hay mucho trabajo que hacer.

—¿Tú amigo no irá..? —preguntó hada madrina femenina mirando por la ventana—. También está invitado.

Negué. —Dijo que estaba cansado.

—Ah. —agregó y se mantuvo unos segundos pensativa—. Tendremos que vernos preciosos, considerando que todo Avonlea estará en mi casa.

—¿Todo Avonlea? —cuestionó sacando las cosas de la mochila, Cole—. ¿No es exagerado decirle así a treinta personas?

Diana sonrió con malicia. —Eso cuando eran treinta personas y yo no quería que mis papás se mearan encima al enterarse que su hijita está reventando su casa.

Diana tuvo razón con lo de todo Avonlea, luego de ayudarla con los últimos detalles, la casa se llenó a tope. Una venganza por una pelea según Diana, pero yo estaba segura que había algo más.

Mi disfraz fue todo lo que esperaba y más, los chicos eran unos artistas con las manos y me habían creado hasta orejitas puntiagudas falsas, que Gilbert —disfrazado del pirata más hermoso que había visto en toda mi vida— ahora mismo estaba tocando con diversión.

Anne Of The Present Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin