Capítulo 7.

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Una semana había pasado, donde las autoridades de Inglaterra habían buscado hasta debajo de las piedras, alguna pista, sin saber que los responsables de todo aquel alboroto estaban más cerca de lo que creían.

Ellos mientras tanto iban avanzando en su plan, cada día se les dificultaba menos actuar frente a las personas, les llegó hasta a hacer gracia ver como tenían a los culpables de todo en sus narices y no se daban cuenta.

Un criminal no solo nace, también se hace.

Habían llegado a ser algo que nunca se imaginaron.

Fer había conseguido armas para ellos, no de forma muy legal, pero que más daba. Claro que no las usarían, pero querían hacer la citación lo más realista posible.

Ellien se dirigía a la escuela abandonada donde tenía a Maggi, según la gente, en esa escuela habían pasado sucesos no muy agradables, aparte que esta abandonada casi a mitad de una vegetación bastante espesa, por lo que nadie solía ir por allí, así que no tenía preocuparse porque la encontrara algún curioso, él comenzabas a creer lo que decían sobre aquel lugar, Maggi le había suplicado que la sacara de allí, porque escuchaba voces y sentía que la observaban en las noches.

Pero obviamente él no lo haría, no la sacaría de allí, Por lo menos no, hasta culminar con lo planeado. No pudo encontrar un lugar más perfecto.

Llegó al lugar, dejó su coche donde siempre y observo el alrededor por unos segundos antes de comenzar a caminar a la vieja escuela, iba allí todos los días de la semana. Le llevaba comida y la llevaba a uno de los baños para que hiciera sus necesidades.

Después de recorrer algunos pasillos, encontró la puerta camuflada en la pared que llevaba al sótano donde la tenía, esa era otra de las razones por las que creía en lo que la gente hablaba, estaba seguro de que nadie supo de la existencia de aquella puerta.

Entro por ella y la cerro, bajo las grandes escaleras y la vio allí, la luz que salía de la pequeña ventana iluminaba su rostro, ella al ver qué traía comida le suplicó con los ojos.

Tenía mucha hambre.

--- Por favor --- susurro, él no se hizo de rogar y se acercó con la bolsa de comida. Como todos las veces, le dio de comer y ella acepto sin objeciones, era eso, o morir de hambre, porque sabía que él no la soltaría para que comiera por su cuenta.

Ellien observo como se relamió el labios después de haber comido un pedazo de pollo y fue como si pasase en cámara lenta, al instante sintió un cosquilleo extraño en partes específicas de su cuerpo.

Maggi se tensó a sentir los dedos de él en sus labios, lo había tocado levemente.

Estaban lo suficientemente serca para que ella pidiera notar el color de sus ojos, aún con él pasamontañas puesto, era lo único, aparte de su boca que él mostraba, lo demás estaba oculto bajo esas telas negras.

--- No quiero más --- esas palabras sacaron a Ellien del trance donde se encontraba y se alejó.

Para él no era normal en el estar en aquella situación, ella era una chica de muy buen ver, aunque lo había notado apenas, quizás seria una reacción normal de cualquier hombre, pero él no solía dejarse llevar, además de que ella debería ser la que sienta es esos impulsos no él.

--- Necesito ir al baño, no aguanto más la vejiga --- pidió ella con la cara arrugada de tanto aguantar la orina.

Él no dijo nada, solo se acercó nuevamente a ella, vendó sus ojos y luego comenzó a quitar los amarre de las sogas, primero de sus pies y luego los de sus brazos.

Cuando terminó, rápidamente la agarro del brazo, ella era mansa, pero no debía bajar la guardia, sabía que en cualquier momento podía actuar.

Subió con ella las escaleras y la llevo al mismo baño de siempre, como de costumbre entró con ella, verificó que no hubiera nada que ella pudiera usar en su contra y luego salió dejándola sola para que hiciera sus necesidades.

Maggi al sentir su presencia fuera del baño, rápidamente abrió la llave del lavamanos, aún se preguntaba cómo tenía agua ése lugar, a simple vista se veía que estaba abandonado hace años, pero eso no era lo qué importaba.

Solo fue la pequeña ventana que había en aquel baño, había estado forzando el candado oxidado de ésta, todas las veces que venía, con la esperanza que en alguna ocasión, cediera, no sentía la necesidad de orinar, pero le pidió venir para seguir intentando abrir la ventana, tenía que salir de ahí rápido, ya no aguantaba un día más.

Vio a Dios y todos sus ángeles cuando el candado oxidado de la ventana se desmoronó en sus manos, por inercia miró a la puerta y en vez de sentir la presencia de él, se sintió observada como muchas vences, pero ya no tenía miedo.

Sin tiempo que perder ignoro aquel sentimiento que le erizaba la piel, no sabía muy bien que era, solo sabía que estaba allí, viéndola.

Se giró nuevamente a la ventana pasando la cabeza por ésta, viendo hacía afuera y estaba considerablemente alto, pero eso fue lo que menos le importó a la hora de entrar la mitad de su cuerpo por ésta, gracias al altísimo era pequeña y flaca.

Pero entonces la puerta se abrió y todo se fue a la mierda.

--- Mueves un músculo más y te vuelvo un colador --- dijo un enojado Ellien apuntándole con la pistola, no era estupido, sabía algo no andaba bien y verla en aquella posición aparte de que lo confirmaba, también lo llenaba de furia.

Ella al escuchar esas palabras se quedo fría, quieta en la misma posición, sabía que sí se movía cumpliría su promesa, ya había visto las pistola que cargaba de unos días para acá, y sabía que la usaría sin piedad, su voz lo demostraba, pero más que nada, sabía que había perdido su oportunidad de escapar.

--- Incorporarte despacio, y que no se te ocurra hacer ninguna estupidez, porque no respondo --- y ella le obedeció, poco a poco fue retrocediendo e incorporándose, cuando ya estuvo en el piso, sintió un jalón en su brazo.

--- Lo siento..me hagas nada por favor --- el ruego fue lo único que salió de su boca --- No volveré a intentarlo.

--- Claro que no lo harás --- él se consideraba una persona pacífica y paciente, fuera o dentro de su papel, pero en aquel momento no era ninguna de las dos. 




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Estocolmo ©Where stories live. Discover now