Capítulo 20.

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Sentía como si cargara un gran peso entre sus pestañas que le impedía abrir los ojos con normalidad, cuando por fin pudo hacerlo tardo un momento en acostumbrarse a la claridad, no era mucha, pero le molestaba.

Se acostumbró y visualizó su alrededor, reconoció el lugar donde estaba y suspiró.

Temía que todo fuese un sueño.

Se sentó en la cama mientras pasaba sus manos por esta, sintió un pinchazo en el brazo y gimió levemente, llevó la vista al lugar y divisó el suero inyectado en sus venas, entonces entendió el dolor de su cuerpo y el amargo sabor de su boca.

Se quitó aquella inyección, ya no quedaba nada en aquel suero.

Su recorrido término a su costado y ahí lo vio, dormido en aquella silla que ella conocía tan bien.

¿Qué le había pasado? no lo sabía con claridad, de un momento a otro había comenzado a sentirse mal, no entendía qué le pasaba, sentía que iba a vomitar los órganos con cada arcada, pensó que moriría allí, sola, sin nadie que pudiera ayudarla, hasta que lo vio llegar, y supo que él siempre estaría, luego de aquello no recordaba nada más. Pero el malestar de su cuerpo y verlo sentado en aquella silla enviaba leves recuerdos a su subconsciente.

Él la había cuidado toda la noche, cuando creía que ya no podía quererlo más, venían esas situaciones a demostrarle lo equivocada que estaba.

Se puso de pie lo más rápido que la debilidad de su cuerpo se lo permitió y se acercó a él, iba a paso lento y cuidadoso, no quería despertarlo.

Cuando estuvo lo suficientemente serca acarició la parte de su rostro que estaba descubierta, no se cansaba, le encantaba hacerlo.

Tenía tantas ganas de acariciar todo su rostro, quería verlo.

Una arriesgada idea comenzó a rondar en su cabeza. Podía verlo, él no tenía porque enterarse.

Aunque en realidad no estaba segura si estaba lista para eso.

Comenzó a subir el pasamontañas poco a poco, con sumo cuidado. Iba admirando cada facción de su rostro mientras lo iba descubriendo, pero cuando el pasamontañas solo cubría desde puente de su nariz hacia arriba, sintió un fuerte agarre en su muñeca.

Él abrió los ojos sin soltarla y ella le sonrio con ternura buscando apaciguar el evidente regaño que recibiría.

Pero lo que ella no sabía era que él en ese momento solo podía pensar en que ella estaba bien.

--- Hola --- dijo en un tono inocente y con la voz rasposa.

--- Solo no vuelvas a hacerlo --- le dijo calmando sus nervios, y luego acarició su rostro mientras la guiaba a su regazo, ella cerró los ojos disfrutando del contacto --- ¿Estas bien?

Asintió.

--- Solo me duele un poco el cuerpo.

Él suspiró aliviado, nunca se había asustado tanto en la vida.

--- Bien, no me hubiese gustado que las cosas llegaran a mayores, el hospital no era una buena opción --- ella abrió los ojos y alejo su mano de su mejilla, quería interpretar de la mejor manera posible lo que el había dicho.

Pero no pudo.

--- ¿Qué quieres decir con eso? ¿Qué si hubiese sido algo más grave me habrías dejado morir aquí? --- trató, pero no puedo esconder la molestia en su voz.

--- No quise decir eso...

Maggi se puso de pie antes de interrumpirlo.

--- Pues es justo lo que dijiste --- alzó la voz causándose dolor en las cuerdas vocales --- Sabes, creo que es hora de que salga de aquí, llevo meses en este lugar, dices siempre que falta poco, poco para no sé qué, pero para serte sincera no lo creo.

Ella no lo notaba, pero se estaba tambaleando y eso a Ellien le preocupaba más que su drama, ya había pasado antes, después se encargaría de domarla.

--- Estás deshidratada Maggi, siéntate --- se palmeó las piernas, Maggi negó y vio su cara ponerse roja, en ese momento lo encendió, no era un berrinche más.

--- No me voy a sentar --- respondió molesta, ya estaba harta de estar allí, quería salir y él no podía detenerla--- Me largo de aquí y tu no me lo vas a impedir.

Ellien se puso rápidamente de pie al verla caminar a la salida, estaba tan decidida que no se daba cuenta que solo traía una camiseta, que con el más leve movimiento dejaba descubierta sus bragas y su trasero.

Pudo agarrarla antes de que llegara a la puerta de la bodega, debía mantener el control, pero de una forma diferente.

--- Ya hemos hablado de esto --- la aferró más a sus brazos --- Si sales de aquí tendre que alejarme...

--- Deja de manipularme con eso --- le gritó ella, esa siempre era su excusa --- Quiero salir de aquí, quiero ser libre --- dijo al borde del llanto.

Ellien vio que estaba apunto de llorar y supo que debía hacer algo, odiaba eso.

--- Nena mírame --- ella negó --- Mírame —- esta vez no se inmutó, no servía de nada, solo vería esa tela negra que cubría su rostro, pero a final cedió --- Saldrás, te lo prometo, pero aun no es tiempo, pídeme otra cosa, lo que quieras y lo tendrás, pero no me pidas eso, cuando llegue el momento, te sacare sin que me lo pidas.

Iba mantenerse renuente, pero luego lo consideró, era muy obvio que él haría lo que fuese para que no saliera, no le quedaba más que esperar, quería salir, sí, pero con él, y si salir le impidió eso, pues de verdad, aunque dijera lo contrario, elegía estar con él.

Estaba perdida.

Considero negarse a la oferta y solo esperar, pero luego recordó que había algo más que anhelaba con todas sus fuerzas aparte de salir de allí.

--- Quiero verte --- dijo sin dudarlo --- Eso es lo que pido a cambio.

Él la miro perplejo, tampoco eso, pensó, ¿En qué se había metido? se le había olvidaba que Maggi era demasiado lista y no desaprovechaba una, le preocupaba más que no quisiera saber nada de él cuando lo viera, a que lo delatara cuando lograra salir de allí.

--- Maggi.. --- negó antes de que pudiera seguir hablando.

--- Dijiste lo que sea y es lo que quiero --- se mostró firme --- Vamos, déjame verte.

Él suspiró repetidas veces, la soltó de sus brazos y Maggi pensó por un momento que se iría, pero no, solo necesitaba tomar valor para hacer lo que ella le había pedido.

No podía.

--- Vamos, confía en mi amor --- él miro sus ojos llenos de esperanza y tome los bordes de su pasamontañas, Maggi vio con atención como lo subió hasta abajo de su nariz como siempre.

--- No puedo.

--- Te ayudo --- se acercó y él no se molestó en alejarla, si no sería ese día, pues otro, tarde o temprano .

Maggi coloco sus manos sobre las de él y juntos fueron dejándolo en evidencia sin incomodar demás, él se sentía desnudo, por así decirlo, en ocasiones detenía sus manos, suspiraba  y luego ambos seguían.

Maggi no aguanto más y lo retiró todo de un tirón.

Observo al pelirrojo de ojos claros como si de un ser majestuoso se tratase, sin poder creerlo dio unos pasos atrás para alejarse de él, y Ellien se comenzó a preocupar mientras en su cabeza se instalaba la idea de que la había perdido para siempre.


¿Ellien? ¿Su vecino?





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Estocolmo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora