Parte 38 - Confesión

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Capítulo 38

Confesión


La Nochebuena no pudo ir mejor. Mis padres estaban entusiasmados con Daniel, no paraban de hablar maravillas de él. Mi hermana no dejaba de insinuar cosas entre nosotros, pero afortunadamente ninguno captó sus bromitas. Después de recoger, subimos todos a dormir. Era alrededor de la una de la madrugada cuando recibí un mensaje en mi teléfono móvil.

"Dejé la puerta trasera abierta. Te estoy esperando. Beso".

Esto era una locura. Pero quería saber la verdad y después de todo lo que pasó en la cena y todo lo que se dijo, necesitaba saber qué había detrás del personaje de Daniel Nicolas. Me cambié de ropa y me puse un chándal. Vestí un abrigo, una bufanda y bajé las escaleras. Toda la casa estaba en silencio, pero conseguí salir de ella sin hacer ruido. Crucé la calle, que estaba desierta a esa hora y pude sentir un frío glacial. Esta época del año era sin duda la más fría y gélida. Entré por la pequeña puerta lateral de la casa de Daniel, que daba a un pequeño jardín justo al lado de la tienda. Eso llevó a la parte trasera de la casa. Como dijo Daniel, estaba abierto y no dudé en entrar. Cuando cerré la puerta tras de mí, estaba oscuro y una mano me tocó el hombro. Casi grité del susto si no me hubiese tapado la boca con la mano.

—Lo siento, no quería asustarte —dijo Daniel en voz baja.

—No te preocupes, pensé que iba a conocer tu lado verdaderamente psicótico.

Me cogió de la mano y nos llevó a la habitación donde dormía. Era una habitación antigua y tenía los muebles cubiertos con sábanas blancas. La luz era tenue y una cama de hierro forjado ocupaba el centro. Olía a casa cerrada y húmeda.

—¿Por qué no te alojaste en tu casa o en un hotel? No está en condiciones de quedarte aquí.

—Quiero estar cerca de ti. Y estoy acostumbrado a ello. He vivido aquí durante muchos años. Conozco bien este lugar y me trae buenos recuerdos.

Aproveché para quitarme el abrigo, porque había una pequeña estufa de leña en la habitación y hacía calor. Daniel se sentó en la cama y yo hice lo mismo con las piernas cruzadas. Me cogió las dos manos y las acarició. Durante unos instantes nos miramos en silencio, hasta que se acercó y me besó.

—He querido hacer esto toda la noche —volvió a besarme suavemente—. Gracias por recibirme en tu casa. He disfrutado con tu familia. Son gente muy agradable.

—Sí, lo son, y odio mentirles —bajé la cara—, y tampoco me gusta que me mientan. No me gustan las mentiras en general.

—Tampoco me gustan las mentiras y los engaños. Y por eso creo que ha llegado el momento de explicarte todo esto.

Le miré y vi la perplejidad en su rostro. Él continuó.

—No sé ni por dónde empezar. Nunca imaginé venir aquí ni tener la oportunidad de contarte todo esto. Quizá en mis sueños lo hubiera imaginado. —Levanté una ceja. No lo he entendido. Comenzó a acariciar mi mejilla con su mano. Creo que me enamoré de ti cuando aún eras una niña.

Abrí tanto los ojos que Daniel se echó a reír.

—Veamos... no es lo que piensas. No soy un pervertido. Los dos éramos jóvenes. Soy unos años mayor que tú, pero también fui un niño. Como sabes, nací aquí, en Milán. Crecí en el pueblo vecino con mis padres. Mi padre era Fabrizio Nicolas, sastre de profesión y esta tienda era su local de trabajo. No teníamos muchos recursos. Vivíamos al día y trabajábamos duro. Mi madre siempre estaba ausente. Trabajaba en una fábrica. —Daniel se detuvo un momento y comprendí que hablar del pasado le resultaba difícil. Puse una mano sobre la suya que estaba apoyada en mi rostro y la acaricié. Me acerqué y le di un suave beso en los labios. Dejó escapar una pequeña sonrisa y me sentí mejor—. Cuando todavía era un niño, de unos siete añitos, mi madre no vino a casa. Mi padre me dijo que se había ido. Que no estaba bien y que tenía que irse. Nunca entendí lo que había pasado y la echaba de menos. Un día oí hablar a la gente del pueblo y entonces me enteré de que se había escapado a América con otro hombre. Nos abandonó a mí y a mi padre a nuestra suerte. Y la odié por ello. La mayor parte de mi vida la odié.

Régalame un beso © (TERMINADA Y COMPLETA)Where stories live. Discover now