Parte 26 - La notícia

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Capítulo 26

La noticia


Estaba sentada con Andrew reuniendo información para el artículo que tenía que escribir para mi columna en el periódico. Estaba siendo un gran colega y amigo, siempre me ayudaba en todo lo que podía. Pasar tiempo con él me ayudó a alejar mi mente de las cosas más complicadas y me hizo sentir mejor. De repente, todo el mundo en la oficina empezó a murmurar. Las puertas se abrieron con un estruendo y desde el otro extremo de la sala entró Daniel Nicolás escoltado por sus dos guardaespaldas. Avanzó por la sala, dejando miles de comentarios por todas partes. Como si se tratara de un águila, giró el cuello y me encontró sentada junto a Andrew en su escritorio. Se detuvo en el pasillo y su rostro era indescifrable.

—¿Este no es el tipo del restaurante? —dijo Andrew y terminó su pensamiento—. Sabía que lo conocía de alguna parte. Ese es Daniel Nicolas, ¿no es tu objetivo?

Andrew me miró con cara de confusión. Recordé la historia que le conté sobre Daniel. Quería hacer un túnel a través del suelo y entrar allí, escapar y no volver jamás. Estaba jodida. ¿Y ahora qué iba a decir? Daniel volvió a mirar al frente y entró en el despacho de Mason sin ser invitado. Algo no iba bien. Empecé a sudar. Para que Daniel se sumerja en una exposición pública como esta, tenía que estar haber pasado algo muy grave. Y solo esperaba que no estuviera relacionado conmigo. Miré a Andrew.

—Has visto... ¡qué casualidad! —fue todo lo que pude decir. Asintió, pero me di cuenta de que estaba un poco confundido por la forma en que frunció el ceño. Debía de tener ya muchas preguntas; y no sé por qué, pero me sentía incómoda de que pudiera juzgarme mal. Esperaba poder inventar una historia que tuviera más sentido y quitarme ese peso de encima. No quería que me tomara por una mentirosa. ¡Qué odio, vaya ostión me acababa de pegar! Las cosas que Daniel me obligaba a hacer.

—¡CHIARA! —La voz de Mason llegó a mis oídos, y entonces vi su figura de pie en la puerta de su despacho, con cara de pocos amigos. ¡Toma ya! Todo el mundo estaba mirándome con curiosidad. Ahora ya estaba metida en el ajo.

—Creo que Mason te está llamando —Andrew me sacó de mi asombro.

Me levanté, haciéndome la sueca y me dirigí lentamente a su despacho, pero él ya se había colado dentro. Cuando llegué a la puerta, llamé con los nudillos. La abrí un poco y asomé la cabeza para mirar dentro.

—¿Me has llamado? —¡Pregunta estúpida! Y tanto que llamó. Se escuchó en todos los periódicos de la región.

—Entra y cierra la puerta —dijo. Algo me decía que estaba jodida. Daniel estaba sentado en la silla frente al escritorio y miraba fijamente a Mason. Sus guardaespaldas estaban a ambos lados de él.

Me acerqué al escritorio de Mason, al lado de donde estaba sentado Daniel. Podía oler su maravilloso perfume. Mis piernas empezaron a temblar. Mason se puso en pie y recogió un periódico de la mesa y tiró el trozo de papel sobre la mesa, más cerca de donde yo estaba. He levantado la edición. Lo que tenía ante mí era la portada de un conocido periódico de cotilleo. Uno de los que nadie quiere aparecer, porque siempre estaban atacando a todo y a todos. El titular, en letras muy grandes, decía:

"EL MAGNATE ITALIANO DE LA MODA DANIEL NICOLAS ABANDONA POR FIN SU CELIBATO Y BRILLA EN PÚBLICO CON SU NOVIA, LA MARAVILLOSA LAUREN JONES".

Debajo de la leyenda, había una foto de ella en la mesa del restaurante donde habíamos estado la noche anterior. Se veía perfectamente la sonrisa de la rubia y la mano de Daniel sobre la suya. Un ardor de estómago me obligó a llevarme la mano a la boca. Me dio náuseas todo el asunto. Lo único que no podía entender era qué estaba haciendo allí. Miré a Mason y a Daniel, que ahora me miraban con ojos estrechos y peligrosos.

Régalame un beso © (TERMINADA Y COMPLETA)Where stories live. Discover now