Parte 32 - La duda

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Capítulo 32

La duda


Lo único que sentí fue la boca de Jer besándome salvajemente y sus manos tocando todo mi cuerpo. Ni siquiera pude reaccionar.

—¿Qué demonios está pasando aquí?

Ambos nos separamos, mirando a la persona que había hablado, completamente extasiados, intentando recuperar el aliento. Apenas podía creer lo que veían mis ojos. Allí estaba Mason de pie en la puerta y Jessica detrás de él con su sonrisa malvada. La hija de puta se había vengado y había denunciado nuestra presencia. Seguro que fue ella la que avisó a Mason de que andábamos por ahí.

—Mason... Eh... podemos explicarlo, lo sentimos —Jer se abrochaba los botones de la camisa, que ni siquiera yo sabía cómo se habían desabrochado. Estaba tan aturdida que no pude decir nada. La estúpida de Jessica no paraba de hacer fotos con el móvil. Quería aplastar esa carita de tonta llena de maquillaje que llevaba.

—No me importan las explicaciones, Jeremy. ¿Los dos? Sinceramente, no me lo esperaba de vosotros. No tenías ningún otro sitio donde liarte, así que tuviste que venir a mi despacho? —dijo enfadado.

—Tienes toda la razón, lo siento, la adrenalina, el alcohol, ya sabes. No sabía que era tu oficina, en medio del calentón, se nos fue de las manos... —Miré a Jer. ¿De dónde coño ha sacado semejante cuento de fantasía erótica? Este tipo era un buen periodista, pero mucho mejor guionista y un perfecto actor.

—Ambos, fuera de aquí, ahora. Y te advierto que te voy a poner una sanción disciplinaria y da gracias a que es la fiesta de Navidad y voy a cerrar los ojos, porque si no.... Bueno... lárgate de aquí. ¡Los dos!

—Claro, claro... nos vamos —Jeremy tiró de mi brazo mientras pasábamos junto a ellos para salir de la oficina—. Gracias, Mason, gracias... por todo...

—Jeremy, vete, ¡ahora! —gritó Mason.

Jessica seguía con su teléfono haciendo fotos y con su cara de putón verbenero. Salimos directamente a los ascensores. Cuando entramos para bajar a la calle y las puertas se cerraron, Jeremy empezó a reírse. No podía salir de mi asombro, pero a los pocos segundos me uní a él. No sé si fue la adrenalina, si fue el vértigo, pero de repente todo parecía una comedia.

—Joder, nena, lo tuvimos así —dijo Jer entre sollozos de tanto reírse con un gesto con los dedos para dar a entender lo poco que habíamos estado de ser despedidos—, de irnos al paro.

—Oh, por la virgen santísima, Jer, este año vas a conseguir el galardón al mejor actor.

—Lo siento por el beso. No se me ocurría nada más. Al menos ahora sabes lo que es que te bese el único hombre que merece la pena en esta oficina —se rio de nuevo. Le di un puñetazo en el hombro por su atrevimiento.

—Te perdono, porque acabas de salvarnos el culo —dije mientras salíamos. El aire fresco en mi rostro fue como un soplo instantáneo de alivio, era todo lo que necesitaba para volver a respirar decentemente.

—¡Qué noche! Sin embargo, tengo que decirte que ha sido la aventura más interesante que he vivido en los últimos tiempos, después de conocer a tu amiga Shannaya. Por cierto, no le vas a contar lo que ha pasado ahí dentro. No quiero que piense mal de mí.

—Cálmate, Jer. Me has ayudado. Si no fuera por mí no estarías en este lío. Te debo mucho. Gracias de nuevo. —Lo abracé con fuerza y durante un rato.

Régalame un beso © (TERMINADA Y COMPLETA)Where stories live. Discover now