Parte 20 - La cena

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Capítulo 20

La cena


Apenas podía caminar porque estaba tan ajustada con el vestido que me sentía como una salchicha andante. Me había secado el pelo y lo había dejado en un recogido muy elegante. Algo que fuera un poco más discreto. Algunos mechones de pelo estaban sueltos en los lados, pero eso me daba un aspecto menos arreglado. Y se podía ver mejor el detalle del cuello. Me sentía como un pez fuera del agua. Los zapatos eran tan altos que ahora parecía un gigante. Ya era una chica alta, ahora parecía enorme. Mantuve un maquillaje sencillo para no llamar más la atención, dejando mi rostro limpio pero natural. Bajé las enormes escaleras que llevaban a la entrada. Había varias personas vestidas con ropas elegantes. Las mujeres lucían vestidos de gala y los hombres llevaban casi todo el tradicional esmoquin de tres piezas. Me agarré con fuerza a la barandilla para no caer. No estaba acostumbrada a caminar con unos zapatos tan altos.

Miré al frente y lo vi. Daniel estaba de espaldas amí, hablando con otra persona. A poca distancia de él estaba la rubia. Paraalguien que decía que no era nada, ella le seguía como un perro fiel.Mentiroso, pensé. 

Cuando llegué al final de la escalera, la persona que le acompañaba le susurró al oído y se volvió para que su mirada se posara en la mía

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Cuando llegué al final de la escalera, la persona que le acompañaba le susurró al oído y se volvió para que su mirada se posara en la mía. Noté perfectamente cómo miraba todo mi perfil. Acababa de hacerme una inspección exhaustiva. Su rostro era indescifrable. Seguramente se preguntaba qué hacía yo con ese vestido. Muy impropio, aunque a mi alrededor había mujeres de aspecto igualmente digno. Una de ellas era la de su amada amante o esposa o como quisiera llamarla. Cuando me vio, se acercó a Daniel con largas zancadas y se aferró a su cuello. «¿Miedo, zorrita?». Estaba vestida con un vestido blanco largo que tenía una abertura casi hasta la entrepierna. Pensándolo bien, yo tampoco estaba tan mal. Algunas personas se llevaron el escandaloso premio.

Daniel se apartó de sus manos, lo que no hizo gracia a su amiguita. Se acercó a mí y sus ojos se clavaron en mí con una intensidad inusitada. Se detuvo justo delante de mí, y estaba tan alta que pude mirarle directamente a los ojos sin tener que levantar la cabeza. Ahora estamos en paz, pensé.

—Yo... tú... —Las palabras no salían. Ensanché los ojos con impaciencia—, eh... estás muy... elegante.

Respiró profundamente, como si hubiera estado conteniendo la respiración hasta ahora.

—Muchas gracias. Me alegro de estar a la altura de tus invitados. Lo siento, lo había olvidado. No soy una invitada. Soy periodista. —No podía dejar pasar la oportunidad de ser irónica. Así pudo probar su propio veneno. Él y su amiguita, que ahora volvía a colgarse de su cuello.

—Buenas noches, señorita Lorenzo. Deben pagar muy bien en su periódico para poder llevar algunas prendas de Prêt à Porter. Quizá después del evento pueda conocer mejor nuestras tiendas y convertirse en cliente —me miró de forma despectiva—, Daniel me dijo que era italiana.

Daniel no se movió. Sus ojos seguían mirándome. Estaba en estado de choque. Yo también estaba en estado de choque, porque cada vez que respiraba, notaba que mi pecho se abría a través del vestido.

—Lo siento, señorita... Recuérdame su nombre, porque creo que aún no he tenido el placer de ser presentada —miré a Daniel, que apartó la vista y miró al suelo. Ahora estaba entre dos mujeres con las que le gustaba jugar y debía sentirse bien acorralado. Lauren se apresuró a extender la mano. La saludé, con toda la cortesía del mundo.

—Puedes llamarme Lauren. Al fin y al cabo, soy de la casa. Puedo ayudarte con tu artículo sobre la fiesta en todo lo que necesites —habló con arrogancia, y mientras hablaba, agarró el brazo de Daniel, marcando su territorio.

—El comandante Jordan acaba de llegar —dijo Daniel, saliendo de su asombro y volviéndose hacia Lauren—, creo que deberías ir a saludarlo. Y no lo pierdas de vista en toda la noche. Para eso estás aquí.

La rubia hizo una mueca y una sonrisa de disgusto, pero sin perder la compostura, se disculpó y se fue, pero antes no se cortó de decir unas palabras más.

—Claro, Amore mio. Sabes que estoy aquí para lo que necesites. —Me miró antes de irse.

—Cuánta eficacia —dije en voz tan baja que pensé que nadie me había oído.

—Lauren es muy eficiente, señorita Lorenzo —dijo Daniel, mirándome de nuevo con aquellos ojos penetrantes que tenía. Me estaba sintiendo incómoda y los demás empezaban a notarlo.

—Imagino que sí. —Sonreí con picardía. Comprendió que me estaba mofando y me devolvió la sonrisa.

Me hizo un gesto para que le acompañara y nos dirigimos hacia el jardín de invierno donde se celebraría la cena. Era un lugar digno de los cuentos de hadas. Todo estaba acristalado, con plantas que adornaban cada rincón. Había mesas redondas dispuestas como si fuera una boda y una decoración exquisita y elegante. Daniel sacó de una silla de una las mesas de la parte superior del evento.

—Siéntate aquí, a mi lado. Por favor, señorita Chiara —me tendió la silla como un caballero para que me sentara. Eso es lo que hice. Era evidente que su movimiento era para no perderme de vista.

A su lado, su Lauren se sentó rápidamente, antes de que nadie ocupara el asiento. Qué bonito. Cada una en su lado. Qué ganas tenía de salir corriendo de allí. Tras saludar a los demás, Daniel se sentó a mi lado. Cuando empezaron a servir las bebidas, se inclinó cerca de mi oído, dejando que me sonrojara por su cercanía. Otras personas nos miraban, pero no podían oír lo que me decía.

—Si me entero de que vuelves a saltarte las comidas, como has hecho hoy al venir, vamos a tener una charla seria. Mientras estés en mi casa, quiero que comas bien.

Me ardía la cara. Volver a tratarme como a una niña.Qué vergüenza. Lauren nos miraba con ojos depredadores y pude ver en su caraque no le gustaba nada la cercanía entre nosotros. Me giré ligeramente hacia sulado para que pudiera verme bien.

 Me giré ligeramente hacia sulado para que pudiera verme bien

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Hola,

Os dejo vestido bonito de Chiara. ¡Quiero uno así!


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Régalame un beso © (TERMINADA Y COMPLETA)Where stories live. Discover now