Parte 5 - Joshua

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Capítulo 5

Joshua


Iba caminando por la calle cuando finalmente vi un teléfono público. No sabes la suerte que tengo de que estas cosas antiguas sigan existiendo. Hoy en día, todo el mundo tiene un teléfono móvil y ya casi no se usan. La mayoría de ellos ya habían sido derribados, en mi ciudad. Miré a mi alrededor, pero no pasaba nadie. Entré en el cubículo y me sentí un poco más protegida. El pequeño cubículo tenía una luz nocturna. Saqué mi cartera y llevaba algo de dinero en efectivo. Menos mal que había cambiado dinero en el aeropuerto y tenía monedas, porque ese teléfono no aceptaba tarjetas; metí unas monedas y cuando oí el pitido, marqué el número que tenía. Esperaba que fuera real y no una broma pesada. Me sudaban las manos. Lo cual era raro, porque hacía mucho frío y ni siquiera llevaba guantes. Unos segundos después, que me parecieron eternos, pude oír el primer timbre. ¡Genial! Al menos podía hablar con alguien y pedirle ayuda, fuera quien fuera. Al tercer timbre, pensé con desesperación que nadie iba a responder. Empecé a rezar para mí misma.

—¿Quién es? —Una voz masculina respondió al otro lado.

¿Joshua? —pregunté, sin saber qué decir. Escuché la respiración al otro lado durante unos segundos, sin que la persona respondiera. Pensé que la conexión se había perdido. Miré la pantalla, pero aún tenía crédito—. ¿Hola? Por favor, necesito ayuda.

—¿Chiara? ¿Eres tú? —Me reconoció. ¡Gracias a Dios! Por una vez me alegré de no haber perdido completamente mi acento.

—Sí, sí, soy yo. La chica del aeropuerto. —Me alegré de oír una voz conocida. Tan familiar como puedas llamarlo.

—¿De dónde me llamas? —Su voz sonaba preocupada.

—Eso es exactamente por lo que te estoy llamando. Ah... ah... Siento haber llamado. No tenía otro número y mi móvil estaba fuera de la red —hablaba a tientas y sin sentido. Yo estaba nerviosa. No sabía cómo explicar esa tontería.

—Chiara, te he hecho una pregunta. Tranquilízate. ¿Dónde estás? ¿Qué ha pasado? —¡Joder! Qué prepotente; pero ahora no estaba en condiciones de juzgar a nadie.

—No lo sé. No sé dónde estoy. Eh!... en una cabina. Salí de mi despacho hacia el metro, pero creo que me he vuelto a perder y no sé dónde estoy. No pasa ningún taxi y no sabía a quién llamar —dije enseguida.

—Bien. Dime tu número de teléfono —preguntó.

—Pero mi teléfono no tiene red, ha perdido la itinerancia de datos. —No entendí lo que me preguntaba. ¿Para qué quería mi teléfono si no funcionaba?

—Chiara, escúchame. Haz lo que te pido y podré encontrarte. —Su voz siguió el ritmo autoritario. Casi me arrepiento de haberle llamado. Le di mi número italiano. El único que tenía.

—Ahora presta atención. Me va a llevar algún tiempo localizarte. Desde dónde estás quiero que me digas lo que ves. ¿Cuál es el código de la cabina en la que estás?

—¿Código? ¿Qué código? —Miré la pantalla y aún me quedaban diez céntimos de crédito. Estaba nerviosa mirando todo. Mi crédito se está agotando.

—El código está marcado en la esquina izquierda de la pantalla.

Pude ver lo que me decía.

—Bien, ya lo tengo. Es el 00578. ¿Es eso? —Escuché el pitido de la llamada y a la operadora hablando. Tenía que poner más monedas para mantener la conexión. Busqué en mi cartera, pero solo tenía billetes, no monedas. Oh, mierda. Ahora no—. Joshua, ¿estás ahí?

Régalame un beso © (TERMINADA Y COMPLETA)Where stories live. Discover now