Capítulo 2. Trato

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TINE

La soledad de mi departamento me rodea y me siento realmente agradecido por esto. Aunque siempre disfruto de ver a mi familia durante las fiestas, debo admitir que son demasiado ruidosos algunas veces así que es un alivio estar en casa por fin.

Dejo que mi cuerpo caiga en el sofá de la sala. Me siento un poco amodorrado por el efecto de haber comido de más de toda la gloriosa comida que mi madre prepara en estas fechas aunque claro, no me permitieron beber nada de alcohol porque tengo trabajo el día de mañana. Y aunque siempre me esté quejando del alboroto de nuestras fans, encontrarme con ellas siempre es grato.

Suspiro de nuevo y aunque mi teléfono lleva varios minutos sonando de forma insistente no tengo ganas de verlo. De seguro son las clásicas felicitaciones de navidad que siempre llenan mis redes sociales y la verdad es que me siento demasiado perezoso como para hacer otra cosa que no sea estar sobre el sofá pensando en el día de mañana. Siempre es divertido firmar autógrafos y es mil veces mejor si lo hago con Sarawat.

Una sonrisa involuntaria ilumina mis labios cuando pienso en él, en mi mejor amigo en la industria y de la vida. Los dos nos conocimos siendo más jóvenes y aunque yo pensé que él me dejaría atrás primero porque vamos, el hombre no tiene el título del dios de las series tailandesas por nada, creo que los dos siempre hemos estado caminando de la mano.

Cuando lo conocí me pareció una persona fría y calculadora pero en realidad es un chico dulce y serio que siempre está preocupándose por mí. Al inicio de mi carrera, recibí varios ataques porque las personas creían que no era lo suficientemente guapo para estar en la televisión. Tuve que aguantar infinidad de burlas hacia mi físico y cuando todo eso pasó, Sarawat estaba a mi lado reconfortándome, diciéndome que todo sería mejor.

Por años, los dos estuvimos haciendo papeles secundarios hasta que al final del año anterior, uno de los productores más prominentes de nuestra agencia se acercó a los dos para decirnos que éramos la pareja perfecta para protagonizar la primera serie de amor entre chicos que la agencia se encargaría de producir. Al inicio claro, Sarawat y yo nos sentíamos francamente torpes. Si bien es cierto que los dos sabíamos desde el inicio que no tenemos problema alguno con besar a un chico debido a nuestro propio modo de ser, creo que estábamos más nerviosos al pensar en la posibilidad de que nuestro mejor amigo se convertiría en el amor de nuestras vidas en la pantalla.

Aún recuerdo el primer beso que tuvimos que grabar. Era tan extraño y divertido a la vez y aunque nos costó muchos regaños grabar aquella escena, para los dos sigue siendo un buen recuerdo. Porque terminábamos riéndonos de nuestra propia inexperiencia pero a la vez, sé que esta serie no hubiera sido el éxito que fue si Sarawat y yo no hubiéramos actuado en ella.

Suspiro de nuevo. Me siento feliz con lo que los dos hemos logrado este año y sé que apenas es el inicio porque los dos tenemos ya varias propuestas que nuestros agentes están explorando aunque para empezar algo nuevo, los dos hemos decidido que la única condición es que nos dejen actuar juntos una vez más. Claro, ambos estaremos llevando más proyectos en solitario pero nuestra agencia nos ha dicho que es mejor aprovechar nuestra popularidad ahora que está en lo más alto y si logramos consolidarnos como los mejores representantes del género, bueno, es evidente que Sarawat y yo podremos seguir trabajando juntos por mucho tiempo.

Sonrío ante esa perspectiva y la sonrisa se hace más grande cuando escucho que mi teléfono suena con el tono especial que me dice que es un mensaje de Wat. Seguramente los interminables discursos de su madre no terminan todavía o simplemente quiere asegurarse de que ponga la alarma y evitar que llegue tarde al evento de mañana. En serio, a veces Wat es un controlador de lo peor.

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