Dyanna Waters - la bastarda de Jaime Lannister - siempre se sintió sola en Desembarco del Rey.
Sin saber siquiera quién es su madre, anhela conocer su herencia, pero su padre no está dispuesto a compartir.
Cuando la Guerra de los Cinco Reyes empieza...
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Gendry y Dyanna estaban recogiendo la armadura de Rhaenyra cuando sonó el cuerno y los hombres comenzaron a correr a sus posiciones.
"Deprisa!" Gendry agarró el carro más cercano que pudo encontrar y cargó la pesada armadura de dragón en él. No consiguió incorporar la llama de dragón que tanto le había entusiasmado anteriormente, pero la armadura resultó ser robusta, y estaba cumpliendo con su objetivo de encontrarse con un dragón.
Llevaron el carro al Bosque de los Dioses, donde muchos de los dragones habían sido vistos descansando entre vuelos. Parecía que Daenerys ya había reunido sus fuerzas, y Rhaenyra yacía esperando en el claro como si acabara de despertar de una siesta. Viserion la miraba como si tratara de afirmar su dominio, pero retrocedió cuando vio a los humanos acercarse.
Sus ojos se iluminaron cuando vio a Dyanna, quien le frotó la frente mientras Gendry organizaba la armadura. "Sagon sȳz, ziry's iā raqiros." (Sé amable, es un amigo.)
Rhaenyra ronroneó su aceptación mientras Gendry saltaba a blindarla por la cola y subiendo por su torso. Dyanna comenzó con el casco y el cuello, por si Rhaenyra trataba de morder a quienquiera que estuviera trabajando en la zona facial.
Antes de que Gendry terminara su sección, Dyanna agarró su mano. "Tienes que irte."
"Cuídate." Le apretó la mano en respuesta, abriendo la boca para decir algo más. Ninguna palabra escapó de su boca mientras Theon y sus hombres se apresuraban hacia el bosque, arrastrando a Bran. Dyanna apretó su mano antes de que él se soltara y corriera a su posición.
Al verlo irse, Dyanna no pudo evitar intentar olvidarse de los amigos con los que había formado un vínculo. Dolería mucho más si admitiera lo mucho que se preocupaba por todos y cada uno de ellos.
"Estás lista?" Theon preguntó mientras Dyanna se subía a Rhaenyra - sentándose suavemente en la cresta que Gendry había creado para apoyar su espalda baja.
"No." Dyanna suspiró, dejando que Rhaenyra trepara por la pared para tener una mejor vista. "No creo que ninguno de nosotros lo esté realmente."
"Lo lograremos." Theon prometió con una leve sonrisa. "Hemos pasado por cosas peores."
Dyanna había pasado por cosas peores? Su vida no estuvo llena de tormento o rebelión como Theon había experimentado - lo peor que había experimentado fueron los Hijos de la Arpía en Meereen, y habían ganado esa batalla. Esa batalla fue contra los que vivían y respiraban. Esto era diferente - dolorosamente diferente.
En otra parte de Invernalia, Sansa miraba hacia abajo desde las paredes con miedo. No podía ver nada - la oscuridad de la noche tenía un conmovedor recordatorio en algún lugar de su mente. Mirando hacia la horda de Dothraki que estaban pululando, suspiró - no se parecían en nada a los hombres que había conocido por ser grandes luchadores. Los Dothraki eran inquietos, constantemente agitados y completamente impredecibles. Entre la oscuridad de lo muertos y el cúmulo de hombres había dos trincheras - no habían tenido tiempo para llenarlas con madera para prender fuego, así que solo podían esperar que su profundidad fuera suficiente para ganar algo de tiempo.
