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Con el dragón que estaba aprendiendo a llamar un amigo que se aferraba a su espalda, escondiéndose bajo su camisa holgada

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Con el dragón que estaba aprendiendo a llamar un amigo que se aferraba a su espalda, escondiéndose bajo su camisa holgada. Dyanna caminó por el camino hacia Cabo de la Ira-observando a la gente cuidadosamente.

Las mujeres estaban cansadas y la observaron cuidadosamente mientras se dirigía a los muelles, donde un grupo de hombres estaban parados bebiendo cerveza y contando historias de su tiempo en el mar.

"Disculpen." Dyanna interrumpió. "Alguno de ustedes va hacia Essos?"

"Qué es para ti?" Un hombre pelirrojo escupió mientras el resto de ellos reía.

"Necesito pasaje." Ella dijo simplemente- no estaba dispuesta a explicar su necesidad de ir a Essos.

Aunque estaba aprendiendo lentamente a amar el dragón que se aferraba a ella, todavía sentía la necesidad de llegar a Essos.

Tal vez en lugar de entregar su dragón a la Reina Targaryen, podría trabajar a su lado.

Era su media hermana, después de todo.

"Cuánto oro tienes?" El hombre pelirrojo le preguntó, mirándola de arriba a abajo.

"Vengo de una familia rica." Ella sonrió. "Podrías tener todo el oro que desees, si me das el pasaje a Essos."

"Voy a necesitar un adelanto de eso." El rió otra vez, y esta vez sus amigos se unieron.

"Por favor yo-" 

"Te daré un pasaje."

Dyanna se giró rápidamente para encontrarse cara a cara con un hombre mayor cuya cabeza calva parecía reflejar los rayos del sol.

"Perdón?"

"Eres Dyanna Waters, verdad?" El preguntó inclinando su cabeza. "Escuché de una vieja amiga que necesitarías viajar."

"Lo soy." Ella confirmó, alejándose del grupo de marineros ebrios hacia el caballero mayor. "Qué puedo ofrecerte a cambio?"

"No pido nada." El le dio una cálida sonrisa. "Porque no puedes darme nada que el Señor de la Luz no tenga."

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Jaime Lannister ya no estaba solo.

Caminaba al lado de una mujer grande y rubia- aunque no estaba muy seguro de cuán mujer era realmente.

Caminaban casi en silencio todo el tiempo, aparte de las extrañas órdenes de la mujer que lo mantenía de prisionero.

"Cómo era ella?" Brienne le preguntó a Jaime- tratando de entender más sobre el personaje al que siempre había conocido como el Matarreyes.

"Quién?" Jaime preguntó, sorprendido de que por una vez no estaba siendo grosera. Parecía una conversación genuina.

Brienne se arrastró incómodamente mientras caminaba. "Tu hija."

Instantáneamente, Jaime pareció congelarse, pero finalmente decidió que si no podía mantenerla viva físicamente, haría lo posible por mantener su memoria viva después de su mente.

"Su nombre era Dyanna." El susurró. "Y ella era maravillosa. No creo que alguna vez haya lastimado a una mosca... Cersei la odiaba, por supuesto que lo haría, pero todos los demás la amaban. Era tan parecida a su madre, yo-"

La voz de Jaime disminuía mientras hablaba, y Brienne le dio un momento de silencio antes de preguntar. "Quién es su madre?"

Jaime debatía sobre responder su pregunta, y aunque sabía que no debía decirle la verdad, en ese momento creyó que moriría pronto.

Parte de el quería.

"La Reina Rhaella Targaryen."

Brienne se detuvo- ojos abiertos de par en par mientras miraba a Jaime. No mostraba signos de mentirle.

"Estás bromeando!"

"No lo estoy." Jaime sonrió. "Me uní a la Guardia Real hace mucho tiempo- en 278... Aerys era un hombre horrible, mucho antes de que se supiera que estaba loco y mucho antes de que lo matara. Poco después de que me nombraran, le oí atacarla..."

"Ella estaba bien?" Brienne quedó fascinada con la historia de Jaime.

"No- nunca lo estaba. No fue la primera vez que sucedió, y no fue la última. Pasé la noche en su habitación, consolándola. Nos convertimos en amigos." Jaime respiró profundamente. "Un año después estaba embarazada con mi hija."

"Aerys se enteró?"

"No- estaba demasiado lejos... Era nuestro pequeño secreto. Dos años después de que Dyanna naciera, maté a Aerys. Preparé un plan para que Rhaella y su hijo, Viserys, fueran a Rocadragón para estar a salvo de la guerra en ese día. Un poco después de eso Rhaella murió al dar a luz a su hija, Daenerys."

"Lo siento." Brienne dijo. "Por ambas perdidas."

"Dyanna está con su madre ahora." Jaime agitó su cabeza. "Creció para ser tan parecida a ella. Se van a llevar muy bien."

"Estoy segura de que lo harán." Brienne sonrió, sintiéndose confundida por cómo parecía sentir verdadero dolor por la historia del Matarreyes. Él era su prisionero, así que por qué le dolía tanto su corazón?

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