Dyanna Waters - la bastarda de Jaime Lannister - siempre se sintió sola en Desembarco del Rey.
Sin saber siquiera quién es su madre, anhela conocer su herencia, pero su padre no está dispuesto a compartir.
Cuando la Guerra de los Cinco Reyes empieza...
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Han pasado unos cuantos días desde que Dyanna volvió a Desembarco del Rey, y su vida casi volvía a la normalidad.
Casi.
Sansa Stark siempre estaba atenta a la chica rubia- sabía que tendría una amiga allí siempre que necesitara. Arya Stark, por otro lado, ignoraba completamente su presencia. Pensaba que era otra chica de alta cuna que se quejaba de cómo los sirvientes actuaban.
Dyanna era todo lo contrario.
Pasó los últimos días comiendo su comida con los sirvientes de la Fortaleza Roja. Primero pensaron que se había vuelto loca, o una de las criadas empezó el rumor de que era una espía de la Reina, pero lentamente empezaron a aceptarla.
Sin embargo, todavía no se sentaban con ella.
"Qué estás haciendo aquí fuera?" Jaime le preguntó mientras se acercaba a su hija.
Dyanna estaba sentada sola en una de las paredes de la Fortaleza Roja, mirando hacia Desembarco del Rey con su cabeza enterrada en un libro.
"Estoy leyendo." Dijo simplemente, haciendo que frunza el ceño.
"El torneo es hoy." Jaime suspiró, "Se espera que estés ahí."
Dyanna cerró su libro de golpe mientras miraba hacia la ciudad.
Hoy era el día del Torneo de la Mano- un gran evento para celebrar el nombramiento de Eddard Stark como nueva Mano del Rey.
"Nadie notará mi ausencia." Ella siseó, girándose a ver a su padre.
"Yo lo haré." El respondió calmadamente. "No deseas animar a tu querido padre hoy."
"Tienes al resto de Desembarco del Rey animándote, padre. Solo seré otra cara en la multitud."
"Dyanna-"
"Te gustaría que esté allí?" Preguntó interrumpiéndolo.
"Si."
"Entonces es un trato." Ella suspiró- no tenía sentido seguir peleando con él.
Ayudándola a pararse, Jaime llevó a su hija al torneo tras el. Por mucho que supiera que ella no quería estar ahí, realmente quería ver su rostro en la multitud. Arrastrándola a lo largo del camino, finalmente se detuvieron unas cuantas filas detrás de la familia real, donde él la dejó para prepararse para competir.
Se posicionó hacia la isla exterior- además de donde los hombres montaban sus caballos hacia la fosa. Si iba a estar aquí, quería desearle a su padre lo mejor.
"Qué estás haciendo aquí?" Una voz profunda la asustó, y ella le envió una mirada a Sandor, quien había visto como Jaime la dejó allí antes de que se alejara.
"Estoy aquí para ver el torneo." Ella dijo simplemente, una sonrisa tirando en sus labios mientras miraba a su viejo amigo.
"Normalmente no te importan estas cosas." El comentó, acercándose más a ella para que pudieran entablar una verdadera conversación. "Qué es diferente ahora?"
