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Era de noche, y Dyanna todavía estaba cabalgando

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Era de noche, y Dyanna todavía estaba cabalgando.

Sus ojos estaban pesados, las pisadas del caballo se habían vuelto inconsistentes al llevar el peso de la chica.

Pero ya era suficiente, y en la cima de una colina que daba a todo Desembarco del Rey, Dyanna hizo que el pobre caballo se detuviera, finalmente, se bajó de su lomo- dejando caer su bolsa en el suelo.

Estaban rodeados de arboles, lo que supuso sería suficiente cobertura para esconderlos de cualquier transeúnte, pero estaba equivocada.

Desplomándose hacia el suelo. Lloró como si no fuera posible- lloró más de lo que había llorado antes. Y lloró como si hoy fuera el día de su muerte.

Casi lo fue.

Acurrucándose en una bola, de repente no le importaba si su caro vestido se arruinaba, o si su cabello se enmarañaba. Le importaba su padre-la buscaría? Sandor iba a decirle a Joffrey que ella estaba muerta, pero le revelaría la verdad a su padre una vez que regresara?

Regresaría alguna vez? Si Dyanna se mantenía alejada de las grandes ciudades, descubriría alguna vez si su padre murió tratando de rescatar a su tío?

"Creo que escuché algo- por aquí!" Una voz dijo, su acento norteño marcado.

Sentándose rápidamente, Dyanna se acercó a su bolso mientras su caballo dejaba escapar un fuerte relincho.

"Qué tenemos por aquí?" Una voz detrás de ella preguntó- la habían encontrado.

"Aléjate de mi." Gruñó mientras se giraba- todavía en el suelo mientras se aferraba a su bolso.

"Una sureña?" Uno de los hombres preguntó- eran cinco en total. "A qué casa eres leal?"

"No soy leal a nadie." Ella gruñó una vez más.

"Ese es un lindo vestido rojo." El primer hombre comentó. "Es una pizca de dorado lo que veo?"

"Escoria Lannister." Uno rió. "Podemos tenerte de rehén por un buen dinero."

"Soy una bastarda." Dyanna sacudió su cabeza. "Nadie pagará nada por mi- déjenme ir y-"

"Y qué? Le dirás a tu familia sobre los desertores Stark?"

Fue entonces cuando le quedó claro a Dyanna- esos hombres eran hombres de los Stark quienes estaban antes en la Fortaleza. Abandonaron a la familia a la que una vez le fueron leales, una vez que los Lannister comenzaron a masacrar a sus hermanos.

"Por favor-"

"Atenla!" El primer hombre gritó, y dos de su grupo se movieron hacia ella rápidamente. El movimiento brusco sorprendió al caballo de Dyanna, que soltó un fuerte grito mientras se alejaba.

Usando una larga pieza de cuerda que uno de los hombres poseía, ataron las manos de Dyanna tras su espalda  firmemente a un grueso tronco.

"Qué vamos a hacer con ella?" Uno de ellos preguntó mientras otro intruseaba por su bolso, sacando el huevo que tanto amaba Dyanna.

"Por qué demonios llevas una piedra, niña?" El la miró mientras dejaba salir una fuerte risa.

"Bájalo!" Gritó antes de que pudiera evitarlo. "Es mío!"

"Te importa mucho esta piedra, cierto?" Preguntó, antes de hacerlo rodar en el suelo hacia ella. Se detuvo contra el tronco en el que ella estaba atada, antes de retroceder un poco al rebotar contra el. "Entonces puedes morir con el."

"Puede ser valioso!" Uno de los hombres trató de de discutir con el, pero el que le había tirado el huevo, solo negó.

"No es nada más que un trozo de piedra."

Con la puesta del sol, la luz no se reflejaba en el huevo, haciéndolo que parezca aburrido y sin valor. Si tan solo pudieran ver la verdadera belleza que tenía.

Sacudiendo una de sus manos mientras los hombres hablaban, Dyanna comenzó lentamente a desatar la cuerda alrededor de su otra mano.

"Qué crees que estás haciendo?" Un hombre gritó mientras se acercaba hacia ella con su espada desenvainada, pero Dyanna era mucho más rápida que el- girando su cuerpo mientras el apuntaba hacia su pecho.

El resto de los hombres comenzaron a moverse hacia ellos con sus espadas fuera, pero Dyanna fue incapaz de liberar su otra mano, sin embargo, siguió intentando desesperadamente.

Con un hombre detrás de ella y cuatro hombres delante de ella, Dyanna finalmente comenzó a aceptar su muerte.

Aunque eso no signifique que dejaría de intentar vivir.

El hombre frente a ella blandió su espada rápidamente- horizontalmente y directamente en línea con su cuello.

Pero Dyanna se agachó.

Al mismo tiempo que ella se había movido, el hombre de atrás se había desplazado hacia adelante tratando de atraparla, lo que significa que fue su cabeza la que fue cortada en medio del ataque.

Los cuatro restantes hombres Stark miraron a su hermano en terror cuando la cabeza cayó al suelo, y su cadáver en Dyanna, quien soltó un grito horrible.

"Quémenlo." Uno de ellos dijo mientras retrocedía. "Le diremos al comandante que se perdió al salir de la ciudad."

Por mucho que lo intentara, Dyanna no podía soltar la cuerda que ataba uno de sus brazos al tronco del árbol- lo único que hizo fue quitar el cadáver del hombre de su espalda, pero estaba segura que la sangre no se saldría de su vestido.

Tampoco sacaría la vista de su mente.

"Paren!" Gritaba mientras continuaba tratando de tirar la cuerda, pero uno de los hombres sostenía una antorcha encendida mientras se acercaba. "Por favor!"

"Perdón, chica, pero esto no es personal."

Con una última mirada, el hombre lanzó la antorcha contra las ramitas que rodeaban al árbol. El suelo seco de las Tierras de la Corona dejó que el fuego se extendiera como un incendio forestal. Y no pasó mucho tiempo para que las llamas naranjas comenzaron a besar la piel de Dyanna.

Pero no sintió calor.

Sin embargo, la chica gritó- tal vez se estaba volviendo loca, pero había aprendido que el fuego mataba. Nunca había estado tan cerca del fuego como para sentir su calor, tal vez todos se sentían así.

Gritaba porque se acercaba cada vez más a su propia muerte.

Los hombres se habían ido hace mucho tiempo- no podían soportar oír  a la chica gritar. Originalmente, no estaban siendo honestos cuando le dijeron que planeaban en matarla. Usarla, tal vez, pero matarla? Eso era barbárico, incluso para ellos. 

Mientras las llamas atrapaban el cuerpo del hombre que estaba junto a ella, los gritos de Dyanna se detuvieron lentamente al ver cómo se quemaba su piel. Mirando su propio brazo, vio como las llamas lo acariciaban, pero parecía que se comía solo la carne del hombre muerto.

El fuego no la hería- no estaba matándola.

Permaneciendo fascinada por su belleza, Dyanna permaneció bajo el árbol en llamas hasta que el fuego se apagó y todo lo que quedó fue la ceniza en el suelo mientras el sol comenzaba a salir.

Mientras el sol miraba hacia bajo en el claro de la colina, los Dioses observaron cuidadosamente como la chica rubia se desenroscaba, revelando su cuerpo desnudo mientras un brillante dragón azul miraba el cielo por primera vez.

LIONHEART ✔ Where stories live. Discover now