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El grupo de viaje de vuelta a Desembarco del Rey se reunió rápidamente, y se dirigieron al camino en lo que a Dyanna le pareció un momento de aviso

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El grupo de viaje de vuelta a Desembarco del Rey se reunió rápidamente, y se dirigieron al camino en lo que a Dyanna le pareció un momento de aviso.

Jon Snow obtuvo su deseo- iba a dirigirse más al norte con su tío, Benjen, hacia el Muro. Tyrion iba a acompañar al par también, para finalmente cumplir su sueño de pararse en el Muro y-

"En qué estás pensando, pequeña leona?" Tyrion le preguntó a su sobrina mientras ella miraba hacia la lejanía- perdida en sus pensamientos.

"Estoy pensando en el Muro." Admitió, una sonrisa presente en su rostro.

"Qué pasa con el Muro?" El presionó, pero ella se encogió de hombros mientras se giraba a ver a Jon quien cabalgaba junto a su tío detrás de ellos.

"Suena hermoso."

"En efecto lo es." Benjen sonrió mientras adelantaba para estar junto a ellos. Con un pequeño suspiro Jon hizo lo mismo- yendo al lado derecho de Dyanna, "Una vista tan hermosa que intimida a los hombres más valientes."

"Las cosas hermosas le hacen eso a un hombre." Tyrion sonrió para sí mismo.

"Quiero ir al Muro." Dyanna miró hacia su tío. "Me dejas acompañarte?"

"El Muro no es lugar para una mujer." Benjen suspiró. "Especialmente una tan pura como tú, Lady Dyanna."

"No soy una Lady." Resopló derrotada.

"Tu padre es el Matarreyes y tu familia son los Lannister, me temo que si no me dirijo hacia ti así, tu tío aquí tendría mi cabeza."

Benjen y Tyrion rieron, pero Dyanna estaba demasiado desanimada para siquiera sonreír. Tyrion notando esto le envió una mirada de lástima, "Dyanna puede que no sea legítima, pero tiene más fuego Lannister que nosotros."

Benjen asintió- mirando a la lejanía mientras Jon miraba a su nueva amiga. Ambos tenían muchas similitudes, pero también muchas diferencias.

Deseaba haber podido crecer en la vida que ella tenía- tal vez todo hubiera sido más fácil.

"Son tus experiencias lo que hacen ser quien eres." Dyanna agitó su cabeza ante las palabras de su tío, "No nací con el fuego del que hablas. Nací con el pedernal, y fueron mi familia, amigos y experiencias quienes proporcionaron las chispas."

Jon y Benjen se miraron rápidamente, antes de que Benjen mirara a Tyrion, "Ella es definitivamente tu sobrina."

Por fin, apareció una sonrisa en los labios de Dyanna, pero no duró mucho. No fue mucho más tarde que Benjen y Jon tuvieron que alejarse del resto del grupo.

Lord Stark cabalgó junto a Dyanna- solicitando tiempo para despedirse de su hijo. Asintiendo con la en respeto al Lord norteño, esperó pacientemente con Benjen y Tyrion antes de que ellos se vayan.

"Me prometes que regresarás?" Ella miró hacia su tío.

"No me atrevería a dejarte." Él sonrió.

"Bien." Asintió, mirando a Benjen, "Asegúrate de que no muera."

Riendo, Benjen bajo su cabeza, "Lo protegeré con mi vida."

"Estás listo?" Jon preguntó mientras cabalgaba de vuelta al grupo- mirando a su tío, quien sonrió en respuesta. El comenzó a alejarse- Tyrion detrás mientras Jon se detenía junto a Dyanna.

El la miró- su cabeza todavía inclinada más de la cuenta, "Sabes, nunca conocí a un bastardo como tú."

"Ni yo como tú, Jon Snow." Ella sonrió, pero había tristeza en su voz, "Pero debo admitir que no he conocido a muchos bastardos. Nos volveremos a ver, no?"

"Lo haremos," El confirmó, "No sé cuándo ni cómo pero sé que nos volveremos a ver."

"Buen viaje, Jon Snow."

"Para ti también, Dyanna Waters."

Dyanna vio como su nuevo amigo se alejaba. Le agradaba Jon Snow. Era demasiado pronto para poder saber a donde llegaría su amistad, pero por ahora, le gustaba el hecho de que ella era capaz de llamarlo amigo.

"Estás bien?" Jaime le preguntó de repente a su hija, ella volteó para ver que había estado allí más de la cuenta. Era tiempo de seguir moviéndose.

"No, estoy triste."

"Por qué?"

"Deseaba ir al Muro."

"El Muro no es lugar para una mujer." Jaime sacudió su cabeza, y Dyanna simplemente rodó sus ojos.

"Ya lo oí." Ella suspiró, "Pero no entiendo porqué."

"Es peligroso." Jaime se encogió de hombros, no queriendo entrar en detalles con su hija, "Si vas-"

"Si las mujeres del acero del Norte son tratadas de igual manera que los hombres, por qué aquí no?"

"Qué demonios es una mujer del acero?"

"Las mujeres del acero son las guerreras de los Salvajes," Ella se encogió de hombros, mirando a su padre. "Tal vez te vendría bien coger un libro de vez en cuando."

"Cuidado con tu tono," El gruño, "Cómo sabes tanto de los Salvajes?"

"No son solo los Salvajes en particular," Se encogió de hombros, "Sé mucho sobre las guerreras de Poniente."

"Deseas convertirte en guerrera?" Jaime preguntó.

Nunca antes había pensado en eso- entrenar a Dyanna como pelear. De hecho, el mero pensamiento lo aterrorizaba, pero tal vez no era una mala idea. Jaime tenía muchos enemigos, y Dyanna era tal vez la única debilidad verdadera que se le permitió tener. Si algo le pasara, el movería la tierra para asegurarse que quien lo hiciera, muera.

"Deseo tener un propósito." Dijo, y Jaime se encontró incapaz de responder.

Dyanna estaba en edad de poder casarse y traer una vida al mundo, y sin embargo él la mantiene protegida en Desembarco del Rey- incapaz de dejarla ir. Nunca había considerado que ella querría pelear.

"Cuéntame de esas guerreras."

"Estás seguro?"

"Por supuesto que lo estoy."

"Las mujeres Targaryen son mis favoritas... Rhaenys y Visenya. Todos recordarán por siempre a Aegon el Conquistador como el hombre que solo trajo paz a los Siete Reinos, pero sus hermanas-esposas eran sus co-comandantes así como también sus Reinas. Rhaenys montaba a Meraxes y Visenya en Vhagar. Junto a su hermano en Balerion, y los tres derribaron al ejército más grande que los Siete Reinos hayan visto."

"Sabes mucho sobre los Targaryen." Jaime comentó, mirándola cuidadosamente.

"Hay mucha documentación sobre su historia, y está todo detallado." Se encogió de hombros, "Aunque lo siento."

"Por qué lo sientes?"

"Por hablar de ellos, se que-"

"Está bien," Interrumpió, ella estaba preocupada por hablar de la familia del hombre que apuñaló por la espalda lo estaba hiriendo. "Estoy bien."

"Siempre dices eso."

"Tal vez siempre lo estoy."

"Tal vez ya no conoces nada diferente."

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