CAPÍTULO 26

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P.O.V Leyla

Las vistas aquí son increíbles. Se podía apreciar que la primavera volvía a aparecer en las hojas de los árboles. Los animales con sus preciosas crías salían de sus escondites para disfrutar del verde pasto del día. Los pájaros piaban felices por el aire dejándose arrastrar por el viento y el agua cristalina resplandecía bajo los rayos calientes del sol.

Caliente...¡Así es como estaba joder! Que digo de caliente, ¡cachonda, cachonda pérdida! Diosa ¿Cuando va a terminar esto? Llevo aquí en el culo del mundo sola y estoy peor que como estaba hace cuatro días.

Tuve la genial idea de pedirle a Sara las llaves de la casa de madera de sus abuelos que estaba en el bosque junto a un lago, a más de 300km de la ciudad, alejada de todos los hombres y envuelta en un montón de árboles. En la casa no había ni televisión ni línea telefónica, por lo que me desconectaba directamente de la sociedad.

Al principio tuve mi mente entretenida en otras cosas como transformarme y correr por ahí, recoger manzanas o disfrutar de las vistas en la hamaca leyendo un libro de suspense. Pero cuando los calores aumentaron y no podía resistir ya estaba en el lago bañándome desnuda para enfriar mi piel sin éxito, por lo que tuve que recurrir a la bañera de hielo y en menos de quince minutos ya había fundido todos los cubos. Incluso mi mente imaginaba cosas subidas de tono que me hacían perder la cabeza y empeoraba la situación.

Perfecto, realmente perfecto. Ya estaba hasta las narices de tanta naturaleza con sus animalitos y deseaba volver a la ciudad y abalanzarme sobre mi mate. Alex...¡No Leyla! Si me ve como estoy no quiero saber lo que pensará de mí.

Salí de la tercera bañera de hielo y fui a ponerme ropa. Por el calor solo me puse mi ropa interior de encaje que la cabrona de Sara me había puesto, sustituyendo mis prendas normales de vestir por unas más provocativas. Cuando lo supo no tardó ni cinco segundos en llamarme para meterse conmigo. Ya le echaría las cuarenta cuando se me pasara...sí es que se me pasa.

Salí de la habitación pero me detuve. No sería muy apropiado pasearme de esta forma en una casa que no es mía, aunque no hubiera nadie, así que me puse por encina una camisa blanca enorme y solté mi abundante pelo medio seco, mojando el cuello de la camisa y rizandose por el aire que entraba en las ventanas.

Paseé por la cocina inspeccionando la nevera y saqué dos manzanas como aperitivo. Salí de ahí y me fui al porche para tumbarme en la hamaca y observar el lago mientras mordía una de ellas. En unos minutos se pondría el sol y se pondría a llover, por lo que merecía la pena estar aquí en estos momentos antes de que pasara.

Ya no sabía si aún estaba cuerda o ya había perdido la razón. Amelia me había dicho que esto del HEAT puede durar por lo menos una semana y que se volverá a producir cuando mi loba este en celo o no haya tenido sexo durante un tiempo. Y hablando de mi loba. Estos días llevo discutiendo con ella y me he dado cuenta que ahora es una mala compañía, por lo que me desvinculé de ella, aunque los efectos del HEAT persistían. Podía sentirme muy sola ahora pero era lo correcto... o eso creo.

Olfateo el aroma del bosque, invadiéndome de todo pensamiento, pero un olor característico hace temblar mi cuerpo. Mis sentidos se agudizan y el olor se hace más penetrante. Mi cuerpo vuelve a producir calor. Ya llego a distinguir ese aroma.

Abro los ojos y me quedo paralizada. Dos preguntas vienen a mi mente ¿Qué hace aquí y que hago ahora?

P.O.V Alex

Siguiendo las indicaciones que me dijo Sara bajo del autobús y una vez que lo veo fuera de mi vista me escondo entre los árboles del bosque, me desnudo y asegurándome que nadie me ve me transformó y con las ropas en mi hocico corro.

Me había llevado horas llegar hasta aquí ¿Qué planeaba irse tan lejos? Las dudas se amontonaban en mi cabeza sin buscar un sentido a todo esto.

Corro arrañando el suelo a mi paso. Voy lo más deprisa que puedo, desesperado por volver a ver a Leyla. Volver a escuchar su voz con sus tonterías y sus sonrisa que hacia sus ojos brillar. No quiero perder eso.

El sol ya se ocultaba entre las montañas y por fin visualizo la cabaña que me describió Sara. Por si acaso y mejor de esta forma, me vuelvo a transformar y a ponerme la ropa. Una vez vestido voy directamente hacia la entrada.

Cada paso que doy mi corazón aceleraba. Por fin siento el agraciado olor de Leyla. Mi lobo aúlla de felicidad y yo me siento más tranquilo, pero a la vez nervioso por lo que pueda pasar.

Llego a la puerta pero antes de golpear me detiene una voz titubeante.

-¿Qué...qué haces aquí?

Me quedo paralizado. Siento algo extraño en el ambiente. La temperatura de mi cuerpo aumentaba ¿Acaso estaba tan nervioso y furioso? Estaba enfadado, pero no demasiado.

-Abre Leyla -la ordené.

-¡No! -gritó, pero no acabó- por favor...marchate.

Eso me partía el corazón, pero no estaba dispuesto a aceptarlo. Tenía que hablara de una forma racional y adulta. Eso funcionaba con ella.

-No pienso irme a ningún lado si no es contigo. No sé lo que está pasando para que hayas decidido venir aquí, pero ahora dime lo que te pasa y...

-¡Marchate Alex, es mejor que no me veas durante un tiempo!

-¡¿Por qué?! -me sentía confuso y por el tono de su voz lo notaba también en ella. Su aroma estaba cambiando y me atraía más a ella. El calor de mi cuerpo aumentaba convirtiéndose en un volcán y mi respiración se alteraba lentamente.

-No...no quiero que me odies -sollozó detrás de la puerta.

No entendía nada ¡¿Odiarla, odiarla de qué?! Eso nunca pasaría. Nunca podría llegar a odiarla. Había cosas que no me gustaba de ella como ahora, que se escondía de nuestros problemas, pero era una de las cosas que me encantaba de ella.

-Nunca te odiare Leyla, nada de lo que pase podrá hacerlo- le dije claramente.

-¿En...en serio? -dijo con timidez en su voz.

-En serio...mi vida. Te quiero.

No se escuchó una respuesta a mi declaración, sólo jadeos por parte de ella.

-¿Leyla? -estaba histérico. Algo la estaba pasando y esta puerta que era como un muro entre nosotros me impedía estar con ella. Empecé a aporrear la puerta.

-¡Leyla! -grité a pleno pulmón y como si esa hubiera sido una contraseña la puerta se abrió de golpe, pudiendo ver por fin a mi preciosa mujer loba. Pero no era solo preciosa. Mis ojos se abrieron más y mi boca se hizo agua al contemplarla.

Llevaba puesto solo una camisa blanca medio desabrochada que dejaba ver sus largas piernas desnudas y su escote en V, bañado en sudor, supuestamente por el calor que emanaba su curvilíneo cuerpo. Su respiración era entrecortada, como si el calor la asfixiaba.

Pero lo que más me llamó fueron sus ojos, que me miraban con deseo y éxtasis. Mi cuerpo ardía de pasión bajo su atenta mirada que me atraía como un imán, que me comía con los ojos como yo hacía con ella de arriba a abajo. Ya todo empezó a encajar.

Intenté resistir el impulso pero no lo conseguí. Además no iba a esperar más, ya no. Y sin pedir permiso para entrar pegué nuestros cuerpos y devoré sus rosados labios, cerrando la puerta tras de nosotros, impidiendo que nada ni nadie más que yo viera a mi excitada loba.

#Terminé los exámenes y ya puedo subir más seguido. Tuve un problema con el orden de capítulos pero ya lo arregle, dejando el 25 como el especial de San Valentín de Dalyn.

El próximo capítulo lo trabajaré más poniendo todo al detalle (que vergüenza jejejejeje) . Aviso por si acaso que habrá "tema". Para quien no quiera verlo leed el 28 cuando lo suba.

Y espero qué no os haya defraudado y que os siga gustando esta obra. Gracias por leerla ^~^

Tensión Lobuna (Corrigiendo Partes) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora