CAPÍTULO 36

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P.O.V. Leyla

Salí del coche dando un portazo y corriendo al Hospital. Busqué por todas partes al entrar. El bullicio de voces y la mezcla de olores me ponían más nerviosa y frustada.

Escuchaba todo y a la vez no. Estaba en mi propio mundo pensando en la sonriente cara de Alex ¿La volveré a ver? ¿Podré estar con él? Un nudo se formaba en mi pecho a la simple idea de que no fuera así.

Todo era por mi culpa. Me centré tanto en la venganza que no pensé en mi compañero. Tenía que estar rápidamente con él y no apartarme de su lado.

Una mano en mi hombro me sobresaltó y me giré bruscamente. Aún seguía en tensión sabiendo que era Joel.

-¡¿Dónde está?! -inquirí aferrándome a su camisa y al borde del llanto.

-Tranquilizate Leyla.

-Tengo que verle, Joel. Dime donde está.

Carraspeó y miró a otro lado, algo molesto por no querer escucharle.

-Acompáñame.

Le seguí apresuradamente, invadiendo el ambiente con constantes preguntas, en los que él solo respondía.

-Ya le veras, y deja de gritar. Estas asustando a los pacientes.

Subimos el ascensor de urgencias y pulsó la planta 9. Estar encerrada ahí me agobiaba y ver los números pasando lentamente se me hacía eterno. Jugueteaba con los dedos para buscar esa tranquilidad que no tenía.

Salimos del ascensor en el instante que se abrieron las puertas. De las prisas que tenía el doctor Joel tuvo que detenerme y le gruñí.

-¡Tranquilizate ya Leyla! Tienes que controlarte.

-¡No me digas lo que tengo que hacer!

-Estas en plan sobreprotector y sé como te sientes, pero estamos en un hospital con humanos normales y sí sigues en ese plan, te podrías transformar, y ya te imaginas lo que pasará.

El doctor tenía razón. Ya notaba los síntomas de la transformación recorriendo mi sangre. Si me transformo en lobo, ocurriría un escándalo y las cosas se pondrían peor.

El doctor me llevó a un asiento de la sala de espera y me sentó. Obedecí en lo que decía. Inspiré y espiré hasta que me calmé un poco.

-Al menos dime lo que ha pasado -dije mirándole fijamente.

Se sentó a mi lado y apoyó los brazos en sus piernas.

-Te diría que no es nada, pero en el estado que vino era grave. Las profundidad de sus heridas han perforado algunos órganos y ha perdido mucha sangre.

Intenté calmarme y hablar con normalidad.

-Pero si las heridas...

-Le atacaron con armas de plata. Los bordes estaban quemados y no cicatrizaban.

-¿Ha sido operado?

- Así es -dijo más serio y analizando mi actitud.

-Dímelo. Puedo soportarlo.

-Corté los bordes quemados y cosí los tejidos lo más rápido que pude. Éramos tres hombres lobo en el quirofano y no había tiempo... Tuve que hacerlo todo sin que nadie se enterara.

-¿Y el resultado?

-Las heridas se cerraron, pero la presión sanguínea era baja. La he realizado dos transfusiones de sangre y controlar sus constantes vitales.

Para no quedarse callado se levanta.

-Ya sabes todo y estas más relajada. Te llevo a su habitación.

Tensión Lobuna (Corrigiendo Partes) Where stories live. Discover now