CAPÍTULO 33

17.5K 1.2K 69
                                    

P.O.V. Leyla

Nada más de haber recibido el aviso de la llegada de los pícaros y los vampiros renegados, las chicas y yo fuimos a la casa del Alfa para ponernos en nuestros puestos.

La batalla iba a transcurrir en lo más profundo del bosque, apartada de la civilización. No queríamos que ningún humano se implicara y pudiera llegar a ser asesinado.

En la reunión no pude ver a Alex por ninguna parte debido a la multitud concentrada. Lo buscaba con la mirada y no lo localizaba. Hubiera usado nuestra conexión si los sabios y nuestro Alfa no nos hablara por este medio de comunicación.

Mi deber como Beta era luchar junto a John, pero él me decía que protegiera a Amelia antes que a él. Si le ocurría algo quería que nuestra Luna ocupara su lugar. Entendía lo sobreprotector que era con su mate, pero Amelia no aceptaría que estuviera encima de ella en todo momento. Tengo entendido de que tuvieron una discusión de que si luchaba o no y al parecer, aunque la conclusión era obvia, no había ningún acuerdo.

-¡Sí John es atacado tú vas con él! -me susurraba Amelia.

-¡Quedate siempre al lado de Amelia! -me decía el Alfa más tarde. El lío lo tenía yo por ser su segunda al mando. Ahora veo los inconvenientes de este puesto.

Una vez reunidos todos y refugiados los niños, ancianos y embarazadas, corrimos hacia el bosque. Lo hacíamos en forma humana para no levantar sospechas y por separado. Cuando estuviéramos fuera de ojos humanos nos transformaríamos, como eran las órdenes.

"¡Leyla!" escuché por el enlace a Alex gritarme. Me detuve y esperé a que Alex me alcanzara, lo que fue en cuestión de segundos.

-¿No estabas con tu manada? Vosotros tenéis que ir en dirección oeste.

-Iré contigo. Mi Alfa sabe apañarselas bien.

-¡Esa no son tus órdenes!

-¡Tú estás por encima de ellas! -gritó con nerviosismo. Le costaba mucho cumplir su verdadera obligación.

Chasqueé la lengua y le abracé para tranquilizarlo. Su tacto era cálido y acogedor.

-No me pasará nada Alex. No tienes nada que temer.

-Perderte sería la muerte para mí -cogió mi rostro entre sus manos y nos miramos- Haré todo lo necesario para que estés a salvo.

-No llames a la mala suerte, tonto -puse mis manos sobre las suyas y sonreí- Dejaré que seas mi escudo si yo puedo ser el tuyo.

Iba a replicar pero lo acallé con un beso, un beso tierno y lleno de amor. Alex abrió más la boca para intensificarlo. No importaba nuestro alrededor, ni siquiera los problemas que nos ataban. Aquel beso tenía muchos significados, significados difíciles de explicar.

Diosa,... nunca imaginé que un beso de despedida llegaría a ser tan doloroso.

Nos separamos y rápidamente salí corriendo, disfrutando de la suavidad de su palma con la yema de mis dedos antes de separarnos. Lloré en silencio y el furioso viento hacía las lágrimas desaparecer. Alex corría detrás de mí, pero era como sentirle lejos. Realmente amaba a este hombre lobo.

Cuando cruzamos el límite me transformé mientras corría. Mis dos piernas se transformaron en dos patas, dejando que mi loba negra de ojos dorados saliera a la superficie. Miré para atrás. Nunca había visto como sería Alex transformado, y lo que ví me maravilló. Su corto pelaje era de un claro color canela y uniforme y sus ojos eran los suyos propios, de un tono más oscuro. Mi loba estaba de acuerdo conmigo; era realmente hermoso. Evans me miró y pude ver que pensaba lo mismo, aunque fuera al revés. Internamente me sonrojo, ya que mi loba no reflejaba el rubor.

Tensión Lobuna (Corrigiendo Partes) Where stories live. Discover now