CAPITULO 25

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#Especial San Valentín. Tiene contenido sexual como regalo. Si no quieres leerlo no pasa nada si no lo lees, no afecta mucho a la trama.

P.O.V Dalyn

-Madre mía, que resaca llevo -dije para mí misma mientras iba hacía el trabajo con el dolor de cabeza martilleando mi pobre cerebro. Eran cerca de las siete de la mañana y tuve que salir disparada para llegar, sin poder arreglarme.

Ayer bebí demasiado en la discoteca. Al cuarto vaso de ron con coca-cola solo me acordaba que bailaba con Leyla provocativamente en la barra,.. y que luego me enrollé con mi amigo Ed. Sé que era mi foll..amigo con derecho a roce, ya que no tengo pareja, pero tardaría días en mirarlo a la cara. Desperté en su piso que compartía con dos universitarios. Estoy segura que escucharon mis gritos mientras lo hacíamos, así que eran otros dos que evitaría por un tiempo.

No me preocupé de Leyla, y no fue por el mensaje que me mandó al móvil. Sabía perfectamente que cuando le comenté lo de la discoteca uno de los chicos que tenía a su espalda era su mate. La delató las disimuladas miradas desincronizadas que se echaban los dos, así que esa noche había otra fiesta asegurada. Sin embargo, no me acuerdo si vino...¡Va!, ya le preguntare a Leyla si tuvieron tema o no.

Al cruzar la esquina me rodean un montón de árboles de cerezo, cayéndose en mi pelo desordenado y multicolor sus rosados pétalos. No me dio tiempo a lavármelo y quitarme la pintura, pero quería ver la cara que pondría el jefe cuando me viera. Me los quité sonriendo. Siempre cogía este atajo para llegar antes a la cafetería. Adoraba cuando florecían transformado la calle en un hermoso camino floral. Metí mis manos en los bolsillos del enorme abrigo, sacando un chicle de fresa para masticarlo y caminé con los ojos cerrados disfrutando de las caricias del viento en mi cara y en mi cabello.

Todo era perfecto. Tenía un trabajo que me gustaba. Una vida social muy activa a mis dieciocho y nadie me obligaba hacer lo que tenía que hacer. Seguía mis propias normas. Era libre como los pájaros. Sin embargo, sabía que me faltaba algo, y mi loba siempre me lo recordaba las pocas veces que hablaba.

Mi compañero, mi mate.

"¿Tan importante es eso para ti?"-le pregunté distraídamente, pero no contestó, solo resopló. La imité y dirigí mi mirada hacia los árboles.

El olor que desprendían me relajaba. Muchos no lo notaban, pero yo con mi desarrollado olfato olía hasta su salvia. Gracias a eso en mi manada soy muy buena rastreadora de olores.

El aroma se hizo más fuerte. Que extraño, nunca había captado esto. Inspiré más, notando ese aroma de los cerezos japoneses mezclado con las cerezas. Mi boca se hacía agua y mi cuerpo se calentaba. Nunca había olido un aroma tan atrayente ¡Espera! esto es demasiado raro. Mi cuerpo y mi mente se detuvieron y mi loba estaba alerta.

Unos ruidos de pisadas sonaron detrás de mí, como si estuvieran corriendo. Giré mi cuerpo con un movimiento semicircular y algo o alguien me derivó en el suelo, dejándome K.O.

-¡¿Qué cojones...?!

-¡Mate! -gritó alguien detrás de mis ojos cerrados.

"Mate"- gritó mi loba de pura alegría. Abrí mis ojos olvidándome del dolor de espalda.

Un chico me miraba con unos brillantes ojos negros y una sonrisa angelical. Su piel estaba un poco bronceada como la mía y se veía muy suave. Llevaba un uniforme y su cuerpo era delgado y...

Salí de debajo de él y me arrastré con mis piernas y mis brazos un poco hacía atrás para analizarle.

No podía ser ¡Si era un crió de secundaria! Aunque no estuviéramos de pie sabía que yo era más alta que él, y eso que llegó al 1,65. El uniforme pertenecía a un colegio privado para niños ricos que se encontraba a cien metros de la cafetería.

Tensión Lobuna (Corrigiendo Partes) Where stories live. Discover now