CAPÍTULO 18

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Ya han pasado dos semanas desde que hablé con Alex. Incluso no nos veíamos en los entrenamientos de los lobos más jóvenes. Los sabios y el Alfa John me encargaban de enseñar a los que estaban más capacitados para la lucha de cuerpo a cuerpo por la tarde junto con Samy. Los demás chicos con otras habilidades para la batalla les enseñaban otros profesores. En el caso de la manada de Alex venían los fin de semanas y los martes.

Me senté en el suelo de una esquina del gimnasio, dejando a mis diez aprendices que hicieran los ejercicios vigilados por Samy. Estaba cansada y destrozada, y la angustia por no ver a Alex hacía que mí loba se escogiera de dolor.

¿Qué la pasa a este chico? Unas veces estaba feliz y otras es cómo sí fuera un furioso Hulk. Vale que yo también tengo mi bipolaridad, pero este chico era peor. Hombres, quien les entienda...

Pero aun con esos dos lados suyos me encantaba ese chico lobo. El corazón me latía cómo loco cuando me dijo que quería protegerme. Nadie me había dicho eso antes y estaba muy feliz. Sin embargo, mi cara de enfado volviendo a recordar su repentino cambio cuando supo que no se saldría con la suya pintaba mi cara. En esa discusión había ganado, pero realmente me sentía como si fuera la perdedora. En mi mente aparecía esa triste mirada que me hecho...Diosa, ¡me iba a volver majareta por culpa de él!¡Maldita imprimación!

Después de estrujarme la cabeza, literalmente, Samy se sentó a mi lado preocupada por mí.

-¿Qué te ocurre?

-Como si no lo supiera ya- le gruñí.

-Cuidado rabiosilla. No te pongas así conmigo... No quiero saber cómo serás cuando entres en celo.

Solté un resoplido ignorándola. Después de un corto silencio y ver cómo les iba a los chicos, cambié el tema de conversación.

-¿Qué tal con Nick?

-Peleados. No se nada de él desde hace tres días.

La miré sorprendida. Quizás hubiera sido mejor hablar del tiempo.

-¿Por qué no me lo dijiste?

-Tienes problemas más graves que yo. Ya tienes suficiente.

-Samy, no te preocupes. Siempre puedes contármelo.

Se rascó la nuca y miró sus manos.

-Sí no es tan serio. Discutimos sobre que yo me resguardara en la lucha y que no peleara. Empecé a gritarle de que sabía luchar y...bueno...

-Lo mismo que discutí con Alex.

Nos levantados y fuimos a por unos refrescos a la máquina expendedora. Volvimos a sentarnos llevándonos con nosotras las miradas asesinas de los chicos que no podían correr más en la cinta de correr.

-¿Crees que nos lo hacen porque creen que no podemos hacer nada, tomando una actitud machista? -pregunté así sin más.

-No creo que sea eso. Será porque son demasiados posesivos y protectores. Así somos todos los lobos, aunque los machos y los más jóvenes son incluso peores.

-Te recuerdo que a tí te encantaban lo posesivos y qué no hablarías como una románticona o como yo.

-Y qué equivocada estaba... Y yo te recuerdo que no tenías planeado estar con tu chico lobo después de unos años.

-Ni me lo menciones. Ya me cuesta lidiar conmigo misma y mi loba. A veces le quiero lejos y a veces quiero...

Tomamos un largo trago del refresco.
-Oye, una pregunta -dijo Samy después de beber.

-Di.

-¿Sabes si han habido divorcio aunque estén imprimados? Me estoy replanteando de que sí me caso y seguimos peleando así, lo hago.

Tensión Lobuna (Corrigiendo Partes) Onde histórias criam vida. Descubra agora