CAPÍTULO 21

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Un dolor fuerte se apoderó de mi cabeza, obligándome a abrir un poco los ojos. Recogí mi cuerpo en modo fetal y agarrándome la cabeza como si de esa forma me doliera menos. Aun no yéndose el efecto lo mejor será levantarme de mi cama... ¿mi cama? ¿Qué hago en el piso? Me incorporó aun estando encima del colchón para verificarlo. Si, esta es mi habitación, pero... ¿cómo he llegado hasta aquí?  y voy vestida de otra manera más...de estar por casa.

Me siento en la cama e intento recordar lo de la pasada noche. Estaba con Dalyn en la zona Vip de una discoteca, por ahí bien. Bebí mucho, eso estaba claro si me encontraba así idiota. Baile con sus amigos y con algunos chicos, vale perfecto. Luego...ahí mi visión se volvía difusa ¡Venga cerebro tu puedes! Tengo algo...un tío que no me dejaba marcharme y alguien que le da un puñetazo. Me concentró en recordar el rostro del que le dio el puñetazo, pero me llega antes una frase.

"-¿Eres idiota o naciste así?"

¡Era Alex! Quiero seguir recordando pero solo llego cuando salimos de la discoteca. Después de pensar tanto me tumbó en la cama dejando que mi cabeza explote de la resaca.

Entonces Alex me encontró. Estaba algo feliz, pero me avergoncé al instante. Si él me ha traído aquí ¿qué le habré dicho? ¿Me habría comportado como una niña quejica o como una gata en celo? Bueno lo último no ya que no está aquí, gracias a la Diosa ¿Le he vomitado encima? Tenía muchas dudas, y cuanto más dudas más miedo tenía de saber cómo me comporte, y más avergonzada si ha sido él quien me ha cambiado la ropa. Ahí le golpeó, fijo.

Después de un buen rato echada en la cama, no sé si minutos o horas, y que se pasara un poco el dolor de cabeza, me levanté con la prioridad de ir a la cocina a por un fármaco para el dolor. Miré la hora de mi despertador... ¡las 15:07! Madre mía ya no desayuno, yo como. Menos mal que hoy no trabajaba y no tenía que entrenar con Samy a los jóvenes lobos. Cogí el móvil de mi bolso tirado en el suelo y vi que no había batería. Le puse a recargar y abrí la puerta directa a la cocina.

Llegue a la cocina y abrí el cajón de las medicinas. Saque el ibuprofeno y cogí una pastilla de la tableta. Llene el vaso del agua del grifo y con la ayuda de aquel líquido conseguí tragármelo. Mi estómago comenzó a rugir, o era mi loba que de lo mal que estaba me pedía comer. Saque de mi escondite mi bolsa de nachos, ya que en la nevera estaba vacía, completamente, solo había una manzana con un aspecto extraño que por miedo a que me contagiará algo lo deje ahí.

Me dispuse a irme al salón y a ponerme la televisión mientras me comía mi comida. Pero al ver mi sofá me quedé paralizada y la bolsa cayó al suelo con un ligero ruido metalizado.

Ahí estaba Alex, durmiendo profundamente en mi sofá medio desnudo. Su jersey gris y sus vaqueros estaban tendidos en la cabecera y sus zapatillas con los calcetines dentro y el cárdigan tirados a sus pies. Supuse que iba con sus calzoncillos, pero la manta que tenía en el salón cubría su parte inferior. Sólo podía apreciar sus músculos bien definidos y la carita de ángel que tenía.

Me acerque más de forma cautelosa y me arrodille enfrente de él. Verlo tan de cerca era distinto de como siempre le observaba. Noté algunos lunares en su cuello y una en su párpado derecho. El pelo lo tenia revuelto y sus labios estaban cerrados dejando solo escapar el aire junto a su nariz.

Me quedé ahí, sentada con la espalda en la pared y abrazándome las piernas. Nunca había imaginado que llegaría a verle así. Mi loba estaba feliz de estar cerca de su lobo, y yo de contemplar su rostro durmiente. Y pensar que lo quería lejos...que estúpida he sido.

***

Giró sobre el sofá y sus ojos pestañearon, pero se volvieron a cerrar ante la intensa luz que le cegaba, soltando un jadeo de malestar.

Tensión Lobuna (Corrigiendo Partes) Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz