CAPÍTULO 27

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P.O.V. Alex

Al cerrarse la puerta de la entrada Leyla me empotró en ella devorando mis labios salvajemente, poniéndose de puntillas ante la pequeña diferencia de altura. Tiraba de mi pelo para meter más su lengua y yo la abrazaba contra mi pecho pidiendo el mismo trato.

Esta mujer me volvía loco. Nuestras lenguas se entrelazaban y ardían como el fuego. Agarré su cabeza y la incliné profundizando más el beso. Si creíamos que con la saliva del otro nos enfriaríamos, estábamos equivocados. Era todo lo contrario, la temperatura aumentaba entre nosotros y pedíamos más el uno del otro.

Las manos de Leyla se deslizaban por todas partes, llegando a apretar mi trasero acercándoselo a su cuerpo. Quería llevar el control, pero yo no se lo iba a permitir. Le daría una lección, para que aprenda que nunca más tenga que alejarse de mí y que me tenga que tratar como un hombre y no como un niño.

Con una mano agarré su cintura y con la otra deslicé mi dedo medio entre la línea de su trasero, llegando cerca de su feminidad pero sin tocarla. Con eso conseguí que me soltara y que pusiera sus manos en mi pecho, jadeando por el placer de mis dedos.

Ya sabía que llevaría el control, pero no la llevaría al clímax tan fácilmente. Agarré el tirante inferior de su braga y tiré de ella hacia arriba, repitiéndolo una y otra vez. Elevó su trasero para intensificar aquel roce con su prenda soltando gemidos de placer en mi boca cada vez que lo hacía.

-Alex...- la miré embelesado. Su rostro estaba todo colorado y su aliento en mi cuello era caliente. Sus ojos estaban bañados en lágrimas pero no eran de tristeza, sino de lujuria. Su brillante mirada me miraba suplicante. Entendía que quería más que esto pero no me doblegaré. Hoy yo voy a ser el sádico de esta relación.

-¿Qué sucede? -pregunté sin dejar de tirar de su braga y deslizar mi mano, levantando un poco la camisa y agarrar su esponjoso trasero con fuerza. Dejé de besarla para poder escuchar sus gemidos y sus súplicas.

-Alex...-me miró a los ojos. No quería decirlo en palabras. Sonreí con malicia.

-Tendrás que pedirlo -dije perversamente. Su expresión se arrugó un poco de lo enfadada y avergonzada que estaba. Sé que era muy orgullosa y que estaba siendo malo, pero por esta noche deseaba destruir aquella faceta suya y tener a la sumisa e inocente Leyla. Con algo de valor empezó a hablar.

-Quie...quiero que...me...que me...

-¿Qué Leyla?

Leyla tragó saliva. Volvió a quedarse en silencio así que con otro tirón rozando su sexo de nuevo gimió de placer, devolviendo sus palabras a la boca.

-Quiero que...me toques Alex.

Sonreí triunfante. Me gustaba ver a esta Leyla sonrojada y débil. Mi lobo aulló ante la victoria. Dejé sus bragas en paz y deslicé mi mano tocando sus partes con mis dedos. Leyla se apretó más a mi pecho, juntando sus piernas y jadeando por más caricias. Cada vez que deslizaba mis dedos esa parte se humedecía más. Ella estaba bastante excitada, y yo me calentaba por minutos. Estaba perdiendo la razón.

-Alex...-murmuró Leyla con un hilo de voz -...tócame...ahí -deslizó su mano y apartándose de mí retiró un poco las bragas que eran de encaje pudiendo ver su sexo y su cara de pervertida.

No pude mantener el control. Agarré a Leyla y la empotré en la puerta de la entrada a espaldas de mí. No sería el niño bueno de siempre. Esta noche Leyla iba a conocer mi lado salvaje como yo estoy conociendo el de ella.

Giré su rostro y ataqué sus sensuales labios que me llevaban a cometer pecados. Aun besándonos desabroché uno por uno los botones de su camisa y con un rápido movimiento le rompí su sujetador liberando sus pechos. Apreté uno de ellos jugando con su puntiagudo pezón mientras que con la otra seguía su recorrido hacía donde más placer y calor aguardaba. Traspasé la prenda tocándola directamente e introduje dos dedos dentro de ella.

Tensión Lobuna (Corrigiendo Partes) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora