CAPÍTULO 11

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-...Leyla.

Escucho un zumbido y una voz llamándome, pero lo ignoró.

-¡Leyla, despierta coño!

Salgo de mi ensoñación y el olor a quemado llega a mi nariz. Hago un rápido movimiento quitando las tostadas francesas de la sartén. Ya no se podían usar. Giro la cabeza y doy un pequeño salto de la sorpresa al encontrarme a Dalyn mirándome fijamente con una cara de enojo.

-¿Se puede saber qué te pasa? No has dado palo al agua durante estas dos semanas.

No respondí. No me salían las palabras para explicar mis descuidos en la cocina.

-Leyla...

-Ya te he oído, no hace falta que me sigas acribillando...suena muy extraño viniendo de ti -digo mientras me dirijo a la basura para tirar las tostadas churrascadas.

Aunque me parecía más raro que una chica más joven que yo me estuviera  regañando, no me gustaba, además que Dalyn era una persona muy despreocupada de la vida.

Ya estoy pensando con lo de la edad.

-Sabes que sí sigues así no vas a levantar cabeza.

-Ya lo sé Dalyn, pero no consigo sacarme toda esta porquería de la mente. Si no es lo de mi madre, es con lo de Alex, y si no es con ninguno de los dos, es lo de mi loba.

-Pues aclara las ideas pronto, que si continuas quemando toda la comida el jefe no va a tener más remedio que echarte.

Suelto un largo suspiro. Si me echarán de aquí no podría pagar a tiempo los gastos del hospital y del piso, y volver a mandar currículos por todos lados esperando al día siguiente una llamada que nunca podría llegar.

-Mira Leyla. Le voy a pedir al jefe que te sustituya antes que te interrogue a preguntas. Ya de lo que gane hoy te lo daré al meses siguientes. Pero prométeme que mañana vendrás con mejores ánimos.

-¿Y qué le vas a decir? No creo que con cualquier cosa le valga.

-Siempre podremos usar lo de la regla, tonta. Soltará algún comentario machista pero te dejará ir.

Y antes de que pudiera detenerla, sale de la cocina llamándole. Unos minutos después vuelve con una pequeña sonrisa.

-Ya te puedes ir.

-¿Qué te ha dicho?

-Nada...un chiste malo acompañado de una áspera carcajada y dejándote salir antes solo por hoy, pero que en este mes ya no tienes más oportunidades.

Así era él, tan tozudo como siempre.

-¡Venga, vete ya! No hagas que se arrepienta.

Dejo el delantal y me voy al cuarto. Me cambio y dejo mi uniforme en mi taquilla, sacando el bolso y los zapatos. Una vez que me dispongo a salir por la puerta de atrás, Dalyn me suelta una perlita.

-¡Un buen remedio para tu malestar es pasar una buena noche loca con tu lobito! -dice riéndose y sacando la punta de la lengua entre sus comisuras con sarcasmo.

La gruñí y cerré la puerta con un golpe sonoro.

***

Y ahora, de la cocina de la cafetería a la de mi casa, preparándome unos espaguetis a la boloñesa. Quería prepararme algo rápido y delicioso y fue lo primero que me vino en mente. Una vez que terminé, llevé el plato al salón y lo puse en la mesa, preparándome para comer.

Después de la visita de mi madre me había encerrado más en mi misma. Había dejado de comer bien perdiendo algo de peso durante estas dos semanas. Lo único que me mantenía atada a la realidad eran la conversaciones telefónicas con mis amigas y los mensajes de correo del chico lobo, en el que ahora estaba de exámenes.

Tensión Lobuna (Corrigiendo Partes) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora