HERO| HARRY POTTER [#1]

Capítulo dieciséis.

____________________
CASSIOPEIA DIGGORY
Un sueño, una cita y un secreto.
____________________

Viernes 30 de diciembre
de 1994.

               LO PRIMERO QUE DESPERTÓ alarmas en Cassiopeia fue como no tenía idea del donde se encontraba, incluso el intento de indagar como había llegado hasta allí le provocaba ansiedad. Lo último que recordaba era haberse acostado en su cama tras finalizar las clases de la semana, buscando descansar antes de iniciar el proceso de animago ilegal.

      Porque si, cada vez faltaba menos para la segunda prueba del Torneo y mientras Harry se estresaba por descubrir de qué trataba la prueba, ella se estresaba buscando la manera perfecta de proteger tanto a su hermano como a él.

      Intentando ignorar las preguntas de donde y como, enfrió su mente y se centró en analizar el lugar.

      No le costó mucho distinguir que se encontraba en un bosque, con sus árboles altos en copas, el viento sacudiendo sus ramas, el ambiente oscuro de la noche y la parte más curiosa de todas: la nieve y los copos que caían sobre ella que debería hacerla sentir frio. Debería, porque la realidad era totalmente contraria; su cuerpo se sentía cálido, tanto que incluso creyó imaginar cómo los copos al rozarle se derretían.

      —Qué extraño. —susurro cogiendo del suelo una gran bola de nieve que con rapidez al hacer contacto con su piel esta se fue derritiendo poco a poco, hasta generar un agua tibia derramándose por sus dedos.

      Ignorando aquello para no volverse más loca de lo que estaba camino por el bosque. No parecía ser el Bosque Prohibido de Hogwarts, dudaba incluso sé que encuentre en los alrededores cercanos del colegio.

      Sin embargo, la lista de preguntas iba en aumento cuando bajo la mirada hacia sus prendas: sus pijamas no estaban, en reemplazo a su usual camisón blanco y pantaloncillos portaba un vestido sacado de la época media. Un vestido hasta el suelo de mangas largas y abullonadas de color negro excepto por el corsé largo que no solo destacaba su cintura sino también un pronunciado escote.

      —Ignis, ¿A dónde vas?

      Oyó que una voz preguntaba, y no hubiera sabido que al parecer se dirigía a ella si no fuera porque al voltearse al buscar la destinataria de aquella voz, se encontró con tres mujeres con túnicas desde la cabeza hasta los pies le miraban.

      —No tenemos tiempo para tus inspecciones—dijo una de las chicas, la de cabello y ojos oscuros—, yo ya me aseguré que este lugar sea seguro, venga alinéate que no tenemos todo el día.

     Estaba por preguntas a que se refería cuando la misma chica continúo hablando: —Hay que hacerlo ahora. Dividiremos nuestra magia, esta encontrará una portadora tan poderosa como nosotras para aguantarlo y se expandirá como las raíces de un árbol.