HERO| HARRY POTTER [#1]

Capítulo trece.

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CASSIOPEIA DIGGORY
Yo hice eso.
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Jueves 24 de
noviembre de 1994.

OYÓ GRITOS. Gritos llenos de terror y miedo inundaron sus oídos, ecos de personas asustadas, pidiendo clemencia por sus vidas, auxilio e incluso misericordia. Por otro lado, además de sentir aquellos gritos retumbar hasta lo más fondo de su pecho, su nariz picaba de incomodidad: el olor a quemado calo a su alrededor dejando un sentimiento tan agobiante que le provocaba molestias en la nariz y dificultades para respirar. Su garganta poco a poco se cerraba, dejando poco espacio al aire para inhalar.

Sin embargo, a pesar de sentir como el aire se escapaba de sus pulmones dejando que su vida se resbale de sus propias manos, la peor sensación sobre aquella situación era la impotencia de no poder ayudar a aquellos que gritaban por socorro.

Simplemente podía escuchar llena de confusión la distinción de dos tipos de gritos: quienes la llamaban, y quienes clamaban una salvación.

― ¡Cassie!

― ¡Ayuda! ¡Por favor!

― ¡Cassie, vamos!

― ¡No quiero morir!

      ― ¡Cassiopeia, vamos! ¡Despierta! ―se escuchó un grito sobre los demás, mucho más claro que cualquier otro.

      ― ¡Es momento de que despiertes!

       De repente, detrás de ella, una mano le sujeto el hombro con fuerza, obligando a su cuerpo a voltearse. El tacto quemaba, le ardía hasta el punto de querer cerrar los ojos para que el dolor se fuerza, no obstante, su corazón latió de emoción, deseando saciar la curiosidad de saber quién era aquel que emanaba tal poder.

      Apenas logro vislumbrar unos mechones de cabello negro cuando al pestañear los gritos y el olor a quemado cesaron, encontrándose así en el aula de Aritmancia con Hermione a su lado sosteniendo su hombro con cierta presión.

      Dándose cuenta de que todo lo que había sucedido era producto de un sueño, suspiro agotada. El cansancio pareció haberle pagado factura, pues su cabeza inevitablemente y como si no estuviera conectada al resto del cuerpo se balanceo hacia delante, chocando con su pupitre.

      ―Duele.

      ― ¿Y cómo no hacerlo? ―pregunto Hermione preocupada por la cabeza de su amiga―Espero que con el golpe ya te hayas despertado del todo.

      ―Algo así... ―respondió tratando de enderezarse mientras se acariciaba la zona adolorida, ya podía sentir un bulto formándose.

      ― ¿Has dormido bien anoche? Nunca vi que te quedases dormida en una clase, mucho menos Aritmancia.