HERO| HARRY POTTER [#1]

Capítulo diecisiete.

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CASSIOPEIA DIGGORY
En las profundidades.
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Martes 14 de febrero de 1995.

          HARRY SE INSULTO DE MIL MANERAS, pues fue su curiosidad la que termino dejando en aprietos tanto a Cassiopeia como a él. El querer indagar sobre porque Crouch se encontraba rondando en el catillo siendo que se encontraba enfermo invadió su curiosidad por completo, y ahora estaba allí, con el pie metido en un hueco de los escalones que daba a las mazmorras, el huevo dorado y el mapa del merodeador al final de las escaleras (pues se le habían caído) y con Filch rondando el área en busca de castigarle.

     Solo esperaba que Cassiopeia hubiera logrado escapar sin problemas, pues le había dejado la capa de invisibilidad para que no le encontraran teniendo que Cassiopeia ser más cuidadosa para no ser vista.

   —¡PEEVES! —bramó Filch con júbilo—. ¡Has estado robando! ¿Te escondes? —dijo con voz melosa—. Te voy a atrapar, Peeves... Te has atrevido a robar uno de los enigmas del Torneo, Peeves. Dumbledore te expulsará por esto, ratero...

     Filch empezó a subir por la escalera, acompañado por su escuálida gata de color apagado. Los ojos como faros de la Señora Norris, tan parecidos a los de su amo, estaban fijos en Harry. Muerto de miedo, intentó sacar el pie del escalón desesperadamente, pero sólo consiguió hundirlo un poco más. De un momento a otro, Filch vería el mapa o se tropezaría con él.

     La noche con Cassiopeia había empezado tan bien; había logrado descubrir la pista de la Segunda Prueba del Torneo, pasar el rato con la chica que le gustaba y animarse a pedirle una cita. Si tan solo no hubiera sido tan curioso...

    —Filch, ¿qué ocurre?

     El conserje se detuvo unos escalones por debajo de Harry, y se volvió. Al pie de la escalera se hallaba la única persona que podía empeorar la situación de Harry: Snape. Llevaba un largo camisón gris y parecía lívido.

     Apenas pudo captar la conversación entre ambos; entendiendo que al parecer alguien se había escabullido en el aula del profesor Snape, revolviendo sus cosas y no creyendo que sería Peeves: Snape había cerrado su despacho con un embrujo que solo otro mago podría abrir.

     —Filch, me importa un bledo ese maldito poltergeist. Es mi despacho lo que...

    Bum, bum, bum.

    Snape se calló de repente. Tanto él como Filch miraron al pie de la escalera. A través del hueco que quedaba entre sus cabezas, Harry vio aparecer cojeando a Ojoloco Moody. Llevaba su vieja capa de viaje puesta sobre el camisón, y se apoyaba en el bastón, como de costumbre.

    —¿Qué es esto, una fiesta nocturna? —gruñó, su ojo mágico se movió por todos lados, captando la escena completa (inclusive a el mismo a pesar de estar oculto bajo la capa de invisibilidad). Ambos iniciaron una discusión entre, e incluso Snape había atado cabos y empezado a buscar a Harry con las manos extendidas.