❛ 𝗘𝗫𝗧𝗥𝗔 𝟭 ❜

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𝗡𝗔𝗩𝗜𝗗𝗔𝗗 𝟮𝟬𝟭𝟵

        ESTABA NERVIOSA y la razón era obvia

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        ESTABA NERVIOSA y la razón era obvia. Llevaba sin ver desde septiembre a mis amigos de Outer Banks. Había tenido que aguantar el primer trimestre en España de nuevo con la gente de siempre.

Había sido muy complicado. El hacerse a una vida nueva sin mi padre era difícil y mis abuelos estaban devastados después de todo lo que les tuvimos que contar.

Mi madre aún no se había divorciado de él, puesto que estaba en la cárcel y pensaba que sería mejor encargarse de aquello más tarde. Seguíamos en nuestra casa de siempre, pues ya estaba pagada y mi madre podía permitirse seguir con las gastos de siempre.
Ella dejó su trabajo de profesora en España porque mi padre le aseguró que tendríamos tanto dinero en Outer Banks que no necesitaría trabajar.

Había vuelto a su puesto, ya que no había supuesto muchas complicaciones al irse en verano, y ahora tratábamos de volver a la "normalidad".

Para Joaquín fue bastante enrevesado poder entender la gravedad de lo que nuestro padre había hecho, pero siempre tratábamos de explicárselo con calma y paciencia. Lo pasábamos muy mal en muchos momentos, pero intentábamos ser una familia normal. La intención era lo que contaba.

Yo volví a juntarme con Laura y Silvia, mis mejores amigas en Madrid. También volví a ver a Daniel –que lo había dejado con la chica con la que lo vieron durante el verano pasado– y decidimos que volveríamos a nuestra amistad. Ricky, por ejemplo, estaba igual que siempre. Me aseguró que se llevaría muy bien con los Pogues y yo no tenía ninguna duda de aquello.

Pero para mi volver a mi vida de siempre era algo aburrido y me di cuenta de lo simple que había sido mi vida con anterioridad. Mi vida había cambiado muchísimo en el transcurso de un verano, había vivido demasiadas cosas como para ser la misma de siempre.

Yo no era la Olivia que mis amigos conocían.

Y lo notaron. Vaya si lo notaron.

Con suerte mi madre decidió que podríamos volver a Outer Banks esas Navidades. Visitaríamos a los amigos que hicimos allí en una casa diferente a la que tuvimos al vivir alli. Nos instalaríamos en una casa rural perfecta para la época, y nos traeríamos a sus padres para poder pasar las vacaciones junto a ellos y enseñarles el pueblo pesquero.

Cuando en el coche pasamos cerca del cartel donde tenía escrito "¡Bienvenido a Outer Banks! El paraíso en la Tierra" no pude describir lo emocionada que me sentía. Llevaba meses hablando con todos mis amigos de allí, pero no era lo mismo hablar con ellos que verlos en persona. Había aún más ilusión pensando que Rudy me había asegurado que me daría un increíble abrazo al verme. Tenerlo a mi lado era lo que más necesitaba.

—En este pueblo básicamente se divide a la población entre pogues y kooks —les explicaba Pedro a nuestros abuelos. —Es decir; entre pobres y ricos.

COUNTING ON YOU | OUTER BANKSWhere stories live. Discover now