❀ | Capítulo 07

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La mansión de los Im estaba ubicada en una zona céntrica de gente adinerada en Seúl. Im Taemin es el hijo único y heredero universal del señor Im, un hombre poderoso y apuesto, deseado por empleadas y mujeres de su mismo estatus social, uno que mantenía una buena imagen de sí mismo ante la sociedad lo que lo volvía admirable ante los ojos de otros.

Los hermanos Park y el señor Im eran muy buenos amigos desde la juventud, tenían una buena relación tanto en el ámbito personal como en el laboral. De vez en cuando llevaban a cabo cenas o reuniones en casa de alguno de ellos según se les hiciera más práctico.

Park Rossel recuerda muy bien aquel día, tenía 7 años.

Sus padres organizaron una cena con aquel hombre para celebrar un exitoso negocio con un inversionista Italiano, ese día asistió sólo debido a que Taemin estaba preparando un proyecto final para la secundaria. La pequeña Rossel llegaba de sus clases de inglés algo deprimida porque no le fue tan bien como otras veces, su madre la envió a lavarse las manos y minutos después regresó al gran comedor donde aquel repugnante hombre yacía sentado.

La niña en su inocencia se sentó a su lado.

El hombre llevaba una amplia sonrisa la cual no borraba de su rostro, le preguntaba temas muy normales como que tal le iba en la escuela o que tanto había aprendido en sus clases de inglés.

Sus padres no eran conscientes de todo lo que pasaba con su hija, sus padres no eran conscientes de que aquel hombre la estaba tocando haciéndola sentir incómoda. Él sonreía de lo más tranquilo mientras la niña temblaba en su sitio.

Estaba inmóvil y ni si quiera sabía si lo que aquel hombre estaba haciendo era bueno o malo, "quizá no lo hace con maldad" pensaba, Rossel era muy pequeña para entender. No sabía que aquello estaba mal, pero sabía que no se sentía agradable.

Uno de los tantos fines de semana donde sus padres le permitían ir a casa de Jimin para que ambos jugaran videojuegos e hicieran sus tareas juntos ella se lo contó al pequeño rubio, la impotencia de Jimin era enorme, había visto un programa en televisión donde hablaban de aquello y estaba mal, quería pegarle a aquel hombre pero no podía hacerlo por ser un niño sin la fuerza suficiente.

Ese día Rossel lloró y Jimin estuvo ahí para consolarla.

Nunca se lo dijo a sus padres, el miedo la carcomía cada vez que estaba a punto de hablar y sabía muy bien que no la tomarían en serio.

Se sentía asquerosa, le asqueaba el recordar las manos de aquel hombre sobre sus piernas teniendo tan sólo siete años. Lloraba de impotencia, lloraba por ser tan cobarde y siquiera tener el valor de hablar como lo hacían todas aquellas mujeres que salían en los noticieros.

Lloraba porque se sentía tan mal al reprimir todo que estaba a punto de explotar.

Aquel miedo de nuevo se apoderó de ella estando frente a él, sus sentidos se congelaban y la voz se quedaba atorada en su garganta. El temblor en sus manos lo volvía todo más complicado de ocultar y el nudo en su estómago la hacía querer devolver todo lo que hubiese en él.

Sentía que estaba exagerando, que todo aquello era algo mínimo por lo que no debería si quiera preocuparse.

"Personas pasaron por peores cosas y salieron adelante" pensó.

Quizá había sido su culpa y no lo sabía, quizá ella lo había provocado sin siquiera querer hacerlo. Quizá se lo merecía y ella se estaba quejando.

Todo esto era un desastre, uno que poco a poco la estaba apagando hasta volverla solo un vacío lleno de oscuridad.

Se sentía sola a pesar de estar todo el tiempo rodeada de personas, es como si todos aquellos solo fueran unos títeres que ocupaban un espacio sobre una mesa sin siquiera actuar por sí mismos, eran dominados por un titiritero y aquel titiritero era la sociedad. Estaba harta, harta de fingir y harta de mantener falsas apariencias.

YOUTH THINGS ➳ JUNGKOOK Donde viven las historias. Descúbrelo ahora