❀ | Capítulo 05

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Secaba con una toalla las gotas de sudor que se deslizaban por su frente humedeciendo también unos cuantos cabellos rebeldes que se encontraban en esta. Toda la zona de su espalda y su estómago estaban bañadas en sudor, y aunque a varios les resultaba asqueroso a ella le parecía gratificante la sensación de haber hecho una buena rutina de ejercicio.

Caminó por los largos pasillos de la casa bebiendo agua de su botella y mirando por los grandes ventanales la parte trasera donde se encontraba el jardín y el encargado limpiando. Bajó las escaleras dispuesta a ir a tomar un poco de aire fresco y refrescarse antes de entrar a la ducha, sin embargo, su nana la interceptó en el camino algo preocupada.

—Niña Rossel.—La mencionada posó su mirada en ella, inexpresiva como siempre.

—¿Qué pasa, nana?

—Tus padres quieren hablar contigo, están en la oficina.

La pelinegra enarco una ceja algo confundida pero aún así comenzó a caminar por la casa hasta detenerse frente a la gran puerta de madera oscura detrás de las escaleras. Golpeó esta con sus nudillos y habló.

—Soy Rossel.

—Pasa.

Escuchó la voz de su padre y suspiró adentrándose en el lugar observando a la pareja frente a ella. Su padre sentado en la gran silla de cuero negra y su madre detrás de este totalmente sería.

—Siéntate.—Ordenó el hombre y su hija hizo caso comenzando a sentir los fuertes latidos de su corazón y su respiración volverse pesada.

—¿Pasó algo papá?

Pocas veces sus padres la llamaban para hablar, y sabía perfectamente que cuando querían hablar con ella en la oficina era por algo serio e importante. El hombre la miró por un momento, Rossel se sintió pequeña e intimidada, se sintió estúpida, así se consideraba ella.

Miró a su madre entonces, esta también estaba seria y golpeaba con los dedos la superficie de cuero en la silla de su marido.

—¿Quién es Jeon Jungkook?

Por un momento se quedó en trance, en un vago intento por recordar quien era aquel hombre, hasta que a su mente volvió la imagen de aquel chico de cabello oscuro y sonrisa peculiar. Entonces lo recordó, él era Jeon Jungkook.

Park Rossel iba por la vida aprendiendo nuevas cosas e inscribiéndose a cursos extras de cosas que a ella no le interesaban pero sus padres querían que aprendiera. Su vida giraba en torno a ser la mejor de su clase y estaba tan enfocada en eso que olvidaba a las personas de su alrededor.

Evitaba a toda costa el contacto con personas que no fueran del agrado de sus padres, tampoco es como si le interesara ser amiga de todo el mundo, pero eso la llevaba un poco a privarse de aquello. Estaba tan metida en su propio mundo y problemas existenciales que no sabía el nombre de sus compañeros de clases mas que el de Jimin, Taehyung y ahora Jungkook. Realmente no solía prestarle atención a las personas, incluso si alguna modelo pasara por su lado tampoco sería la excepción, normalmente solía llevar su mente a otro lugar para no sufrir ante tantas miradas puestas en ella, olvidando quienes eran los que se encontraban en su entorno.

—Uhm, es un compañero de clases, ¿por qué?

El señor Park buscó entre los cajones de su escritorio mientras la filosa mirada de su madre se clavaba en la suya, aún así seguía aparentando no estar inquieta para que cualquier cosa que se le ocurriera fuera más creíble.

—¿Qué hacías con él platicando?, ¿porqué estabas fuera en el horario del taller de teatro?

Le lanzó un sobre amarillo que contenía algunas fotos de ella en uno de los pasillos platicando con el chico frente a una máquina expendedora, y para empeorar todo estaba sonriendo, cosa que casi nunca hacía.

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