Capitulo 47.

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Los últimos días habían sido bastante divertidos me distraje mucho gracias a la presencia de Antonella. Me sentía mejor con su presencia junto a mi.

—¿Qué tal si hoy vamos por unos tragos? —me dijo Antonella mientras salía de la ducha.

—Tengo mucho que no tomo alcohol. —conteste mientras apagaba la televisión.

—¡Vamos! —me dijo mientras se arrodillaba. —. Por favor, unos tragos.

Puse los ojos en blanco —. Bien, pero no muchos mañana tengo que ir a trabajar.

—¡Si!

Me levante y me di una ducha amarre mi pelo en una cola alta, me puse una blusa corta de tiros blancas, y una falda negra 5 pulgadas por arriba de la rodillas, y unos hermosos tenis blancos. Me puse un reloj y me perfume un poco. Para luego colocarme uno de los hermosos collares que me había regalado Hans.

—Me encanta como te ves —me dijo Antonella mientras se arreglaba su vestido sin mangas.

Fuimos al parqueo donde tome el auto y conduje a un disco. Al llegar me sentía muy rara tenia mucho que no venia a un lugar de estos. Nos sentamos en la barra y Antonella pidió por ambas.

—¡Por que somos mujeres hermosas y inteligentes! —me dio un shot de un tamaño aterrador.

En el momento en el que ella se lo entro a la boca yo hice lo mismo, se sintió raro aquel sabor pero al final fue delicioso, sentía como me quemaba la garganta. Luego de un tiempo los shots nos llegaban sin ni siquiera pedirlos, todos los hombres en aquel lugar nos brindaban tragos.

—¡El 72! —grito Antonella.

—¿Estas loca? ya no puedo mas —pestañe por que me sentía bien mareada —. Tengo que conducir. —observe mi reloj que marcaba las 4 de la madrugada. —. No puede ser —me levante mareada casi cayéndome —. Tengo guardia mañana.

Estaba demasiado mareada así que tome mi teléfono y marque el numero de el que era el chofer de Hans. No se si pudo entender todo lo que le intentaba explicar solo se que pasaron algunos minutos cuando lo vi llegar en un auto, lo ultimo que recuerdo era estar subida en el auto con Antonella a mi lado.

Remenee mi cuerpo acomodándome en la cama en la que me encontraba abrí mis ojos lentamente, mi vista estaba borrosa y mi cabeza palpitaba como nunca. Cuando reconocí el lugar en el que estaba me quede sin ganas de moverme. Camine por toda la habitación con timidez mientras mi cabeza se llenaba de flashbacks camine al armario y observe todos los trajes de Hans en aquel lugar. Camine por toda la mansión, estaba sumamente limpia pagaba para que la mantuvieran así. Recordé la navidad que estuvimos todos juntos pasándola bien y sonreí. No podia llorar, mis ojos estaban secos de tantas lagrimas derramadas.

—Señorita Hartd, me sorprendió su llamada anoche —camino Alejandro hacia mi con un vaso de agua y un sobre de pastillas en otro —. Tómese esto. —lo hice sin pensarlo dos veces.

—¿Por que me trajiste aquí? —le pregunte mientras caminaba por la sala.

—¿A donde mas la llevaría? —camino detrás de mi manteniendo una distancia de tres metros de distancia.

—Al pent-house.

Se quedo callado.

—Ni siquiera sabia que usted se estaba quedando en aquel lugar, pido disculpas señorita Hartd.

—Bueno tengo que irme a el trabajo.

—Le traje la Mercedes del bar esta abajo.

—Gracias, ¿sabes de Antonella? Creo que estuvo conmigo anoche, no recuerdo nada.

Recuérdame.Onde histórias criam vida. Descubra agora