.Capítulo 37.

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Los días pasaban lentos, y yo mas estresaba quería terminar esta carrera lo antes posible pero parecía imposible, los trabajos era demasiados extensos, los términos medicos demasiado difíciles de pronunciar, y los exámenes si no estudias imposibles. Debía agradecer a que mi tía me regalo una caja llena de apuntes eso me había ayudado bastante, cuando no encontraba ciertas cosas en el navegador.

Me quede dormida terminando una introducción a neurología, me levante de golpe cuando mi celular comenzó a sonar, observe la hora antes de contestar 12:43 de la noche.

—¿Bueno? —pase mis manos por mis ojos mientras un bostezo salía de lo mas interior de mi ser.

—¿Estabas durmiendo? —escuche la voz de mi tía.

—Me dormí haciendo algo de neurología.

La escuche reír —. Hablando de neurología, quiero que vengas al hospital, quiero mostrarte algo que te va a impresionar. ¿Crees poder venir?

—Claro, en quince minutos estoy hay.

—Tomate un café, es temprano aun y tienes que acostumbrarte para cuando tengas turnos nocturnos.

—De acuerdo.

Colgué y me levante rápido del asiento para luego ir a la habitación y observar a Hans teclear su ordenador.

—Amor ahora mismo iba a cerrar esto para ir a verte —me miro por arriba de sus lentes.

—Ire a ver algo al hospital, mi tía me llamo. ¿Te molesta si voy?

—No vuelvas hacer eso —puso una cara de disgusto.

—¿Que cosa?— pregunte confundida

—Preguntarme si puedes salir o algo parecido, me haces sentir que te prohíbo cosas y me siento mal, no quiero que sientas que no te doy libertad. —cerro la computadora y luego se acomodo en la cama.

—Perdón amor —reí y le di un beso.

—¿Dejarías que el chofer te lleve?

—Claro amor.

Me despedí de Hans y luego me fui, al llegar al hospital me compre un café y busque a mi tía al entrar observe  a un hombre en urgencias con sus dos piernas triturada llorando de desesperación, y tal vez dolor. Al rededor del hombre habían unos 6 medicos. Camine por el hospital, observando personas saliendo de las habitaciones con los ojos de llenos de lagrimas. A través de las ventanas podia observar a una mujer tomando la mano de hombre con un tubo en la boca y los ojos cerrados, sus ojos estaban hinchados de tanto llorar.

—Se que vas a superar esto amor, yo confió plenamente en que mi fe te hara poder respirar por si solo y sobre todo te va a levantar de esta cama.

Continue caminando por el lugar y varias habitaciones después. Escuche a lo lejos alguien gritar.

—¡¿Por que?! —grito con fuerzas aquel hombre y lagrimas en los ojos, mientras apretaba la manos de una mujer con el pelo rojo —. ¡¿Por que tienes que llevártela Dios?! —beso la mano de aquella mujer una y otra vez —. ¡Devuélvemela! —suspiro —. ¿Por que te llevas al amor de mi vida? ¿Y ahora con quien voy a contar cuando no quiera contar con nadie? ¿Quién va estar ahi conmigo cuando el mundo se me caiga arriba y no pueda levantarlo? ¿Quién sera mi luz? ¿Quién sera mi lumbre? —la miro acostada en la cama sin poder hacer nada para devolverla a la vida. —. Te necesito en mi vida amor, te juro que te necesito en mi vida.

Mis ojos se cristalizaron, y continue mi camino. El dolor de las personas en este lugar era desastroso.  Luego de una habitaciones mas encontré a mi tía.

—Pensé que nunca llegarías —me dijo mientras se colocaba el cubre boca. —. Sígueme.

Obedecí y luego cuando íbamos a entrar a una habitación me dio un cubre boca.

Yo subí al famoso balcón donde siempre me quedaba observando sus operaciones, empecé a ver como rasuraba una parte de cabello, la operación avanzaba lento quizás era muy delicada pero ella se encargo de cuidar cada uno de sus pasos. Una hora después escuche unos zapatos, gire de manera rápida y observe a un hombre que nunca había visto antes. Luego de unas horas la operación termino.

—Eso fue... duradero.

—Esa es una zona del cerebro muy delicada, si no tenia cuidado podia dejarlo en estado vegetal. Pero creo que todo salió bien. —ella sonrió mientras se quitaba el gorro. —. ¿Quieres ir a comer algo?

Asentí con la cabeza mientras me caminábamos por el hospital, hasta llegar a la cafeteria.

—La comida de aquí no es para nada mala.

Pedimos unos Sandwiches y unos jugos, la notaba feliz y eso me gustaba mucho sonrió y se encontraba bastante emocionada. Luego de una hora volví a casa, necesitaba dormir el reloj marcaba las 6:32 de la madrugada y Hans se encontraba dormido. Luego de una ducha caliente me acosté junto a el y empecé a besar su espalda y a acariciar su cabello mientras el dormía.

—¿No puedes dormir? —dijo con un hilo de voz.

—Te amo —le dije mientras besaba su mejilla.

—Yo también te amo preciosa.

Me acurruque con el para al final conseguir dormir, me levante super tarde pero sentía que había descansado mucho.  Me di una ducha y cepille mis dientes, y luego baje a la sala y observe a Hans en su Ipad y sentado en el sofa.

—¿No fuiste a trabajar?

—No amor quiero pasar el día aquí, contigo. Así que me duche me puse mi pijama y ahora vamos a ir a comer.

—¿Vamos a ir a comer en pijamas?

—Exacto preciosa —se levanto y camino hacia mi pesando mi mejilla.

Fuimos a un restaurante en pijamas y aunque debí sentirme incomoda por estar así enfrente de personas me encontraba bastante cómoda quizás por el hecho de que estaba haciendo esta locura con el amor de mi vida. Pedimos pasta con salsa blanca, luego pedimos una lazaña, y luego un rico postre.

—¿Que quieres pedir para llevar? —me pregunto mientras se llevaba un pedazo de flan a la boca.

—A ti —dije mordiendo mis labios.

Me guiño el ojo y luego llamo a la mecerá pido dos flanes mas y luego pidió la cuenta.

—¿Te gusto mucho ese postre?

—El sabor es idéntico, a como lo hacia mi madre. —se quedo viendo el plato llevándose un nuevo pedazo a la boca para luego darme un pedazo a mi. —. Le encantaba la repostería, a mi y a mi hermano, nos hacia galletas, bizcochos de chocolates, tartas, helados de oreo.

Llegamos a casa y nos quedamos viendo películas hasta que yo tuve que irme a trabajar, al llegar había una reunión, tome asiento y junto a mi quedaba la única silla vacía. Hasta que vi llegar a la chica que me invito unos tragos, y luego intento besarme.

—No puede ser —musite mientras ponía mis dedos en el puente de mi nariz.

Ella se sentó junto a mi y en ningún momento me hablo o algo parecido, pero me sentía incomoda, y cohibida así que me pare de ese lugar y fui al baño.

En la reunion estaban hablando del próximo evento, de la hora, el lugar, y el open. En el momento en el que yo tenia que irme no encontraba mi cartera en ningún lado.

—No puede ser —repetí nuevamente cuando vi que Andiura se acercaba a mi con mi cartera. —. Gracias —dije recibiéndola.

—Si —su rostro estaba serio y bastante sin gracia se quedo parada con la cabeza en dirección al suelo como si esperaba que yo le digiera algo. —. Bueno me voy, gracias por devolverme mi cartera.

—Un placer —saco una sonrisa, y yo me fui corriendo de ese lugar lo mas rápido y  discretamente posible.

Al llegar a mi auto busque mis llaves y luego subí. Cerré las puertas y encendí el auto mientras buscaba la canción correcta para emprender el viaje. Al encontrarla puse en marcha el auto y me dirigí a casa. El hecho de compartir con ella no me molestaba ni un poco, pero me sentía un poco rara cuando se quedaba mirándome como si yo estuviera desnuda frente a ella.

Recuérdame.Where stories live. Discover now