Capitulo 53.

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Ya había pasado una semana y todos los días cada vez que tenia que registrarme y buscar el historial del paciente que me tocaba atender junto con el Dr. Walker, el Dr. Maykel me daba un café, todas las mañana junto con los buenos días.

Lo observe poner el café enfrente de mi, me gire a verlo.

—¿Le molesta si le pregunto por que me da un café? —le pregunte mientras tomaba el café en mis manos.

—¿Quieres dos? —su voz era suculenta como su perfume.

—No...

—Buenos días Dr. Hartd —me interrumpió para luego irse sin dejarme explicar lo que intentaba decirle.

—Pero que... —musite pero fui interrumpida por Zahia mientras observaba mi café.

—No sabia que eras amiga de el Dr. Maykel —me dijo mientras se veía ansiosa por que le contara algo al respecto.

—No soy su amiga, el solo me da un café todo los días con los buenos días.

—¿Todos los días te da un café? —me pregunto con una ceja encarnada.

—Si...

—Tal vez le gustas —dice mientras caminábamos al compas.

—Apreciaría su buen gusto —dije mientras me pasaba la mano con por el pelo.

Llegamos a un habitación donde se encontraba el Dr. Walker y el Dr. Maykel.

—Míralo ahí —musito en mis oídos mientras yo me encontraba viendo el historial.

Mi vista choco automáticamente con la de el.

—Bien —dijo el Dr. Walker —. Dra. Hartd, usted trabajara toda la semana con el Dr. Maykel en el caso de esta paciente.

—No puede ser —le musite a Zahia.

—Pase al lado del Dr. Maykel —me ordeno y eso hice. —. Dr. Lopez con la Dra. Jackson y el Dr. Robinson con la Dra. Clark.

Cada uno paso con su doctor asignado para luego ir detrás de ellos. Cada uno de los doctores se quedaría con un solo interno en vez de tres, y a mi por amor al arte me toco con el doctor que siempre me regala café por la mañana.

Iba caminando detrás de el.

—¿Que sabe usted de traumatología? —me pregunto mientras caminaba detrás de el.

—No mucho, la mayoría de casos de traumas siempre eran trasladados a las sección A. —su pelo era bastante hermoso me daban ganas de entrar mis manos en su cabellera.

Me llevo a asistir a varias operaciones, en donde me quede bastante impresionada de la fuerza que empleaba y la capacidad que tenia para reemplazar una rodilla.

—¿Quieres un café? —me cuestiono mientras caminábamos hacia otro paciente.

Me quede pensando.

—¿Por que me da cafes? —le pregunte.

—¿No me cuestionaste en la mañana?

—¿Si?

—¿Y que te conteste? —escribía algo en el historial.

—Nada.

—Eso mismo te responderé ahora, nada.

Me quede en el aire intentando entender mientras al bajar la cabeza y ver que tenia los cordones desamarrados los pise y me caí encima de alguien.

—Perdón —dije intentando levantarme luego de aquella caída tan estúpida.

Ayude a levantar a la chica.

Recuérdame.Kde žijí příběhy. Začni objevovat