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Francamente, esta situación es una mierda. Y siento tener que hacer uso de semejante vocabulario, pero es que no encuentro frase más acorde para lo que me está pasando. Llevo toda la noche y madrugada tratando de conciliar el sueño, pero cada vez que lo logro, una horrible pesadilla me despierta, dejándome paralizado del horror.

Esto se ha vuelto habitual, algo con lo que he tenido que lidiar noche tras noche desde que aquel psicópata con personalidad múltiple me secuestró, torturó y drogó en ese horrible sitio en medio de un cementerio. No he hablado con nadie respecto al tema, porque en los primeros días pensé que era pasajero, una consecuencia por el estrés que sufri allí, pero ya ha pasado una semana desde aquel suceso y las pesadillas, en vez de dejarme, se han intensificado.

Me levanto de la cama frustrado y me encamino hacia el baño con la intención de darme una relajante ducha. Después de terminar, me visto y voy a la cocina para prepararme el desayuno.

Esta semana no tendré que ir al trabajo. Y es que Gideon me ha dado dos semanas para descansar después de lo ocurrido. En un principio le dije que no era necesario, pero dejó bastante claro que se trata de una orden, argumentando que necesito descansar y recuperarme bien antes de enfrentarme a otro caso. Así que no tengo más opción que obedecer.

Un sonido en la puerta de entrada hace que deje lo que estoy haciendo. Camino sin prisas el tramo que me lleva hasta la puerta y la abro despreocupadamente. Mi sorpresa es grande al ver a Hotch parado del otro lado del umbral. Va vestido impecablemente como de costumbre, con uno de sus típicos trajes negros, y me observa con su habitual rostro impasible y serio.

—Hola Reid, ¿puedo pasar?

—Si, claro, adelante —me hago a un lado rápidamente para dejarlo entrar y cierro la puerta detrás de él nuevamente.

Camina unos cuantos pasos y se detiene en medio de la pequeña sala, observando los pocos retratos que decoran las paredes, con las manos en los bolsillos de su pantalón. Lo sigo y me detengo a un lado suyo, sin saber que debo decir o hacer. Aun me sorprende su presencia, nunca antes ha venido y con lo ocupado que esta siempre, se que no estaría aquí si no fuera algo realmente importante. La preocupación comienza a invadirme, pero trato de relajarme y mantener la calma.

—¿Sucedió algo malo? —pregunto con cautela.

—No, sólo vine a ver como sigues —dice dando media vuelta para quedar cara a cara.

Su respuesta me sorprende demasiado, para bien. No puedo hacer nada para ocultar la pequeña sonrisa que se dibuja en mi cara al darme cuenta de dos cosas. La primera; nada malo pasó, y la segunda; él se preocupa por mí.

—Yo estoy muy bien —le digo, desviando la mirada para no tener que enfrentar sus escrutadores ojos. Nunca he podido sostenerle la mirada a Hotch, porque siento que si me mira a los ojos el tiempo suficiente, podrá leerme a través de ellos y lo sabrá todo—. ¿Quieres sentarte?

—Sólo un momento, debo ir al trabajo pronto —me explica y toma asiento en uno de los sillones, yo hago lo mismo frente a él.

—Me gustaría poder ir también —comento con pesar y él sonríe.

Hotch casi nunca sonríe, por lo que poder presenciar y, más aún, ser la causa de una de esas hermosas sonrisas es algo que me llena de dicha. Dios, este hombre me tiene completamente jodido.

—Deberías estar agradecido, yo creo que esto es muy bueno para ti. Trabajas demasiado, necesitas un tiempo para ti mismo. Aprovéchalo.

—Dime que no soy el único que nota la ironía, ¿de verdad te atreves a decirme eso? ¿Tú, que prácticamente duermes en la oficina?

I Crave You. (Hotch/Reid/Lucifer)Where stories live. Discover now