9

1.5K 164 32
                                    

Después de corroborar, gracias a García, que todas las víctimas pertenecían a la misma universidad, Gideon sugirió que era momento de enfocarnos en la victimología.

Elle, Morgan y yo nos dirigimos a la universidad para entrevistar a los profesores, estudiantes y demás personas que pudieran ayudarnos a saber más sobre las víctimas. Mientras que Gideon, Hotch y JJ se encargaron de entrevistar a los familiares.

Buscábamos un patrón que pudiera conectar a todas las jóvenes, aparte del parecido físico y la edad, que las llevó a ser el blanco de este asesino.

Los pocos datos que nos brindaron no nos sirvieron de mucho, y lo mismo sucedió con las entrevistas llevadas a cabo por Hotch, Gideon y JJ a las familias.

Hasta el momento, nuestra hipótesis más sólida apunta a que el ignoto es parte de la universidad, o vive lo bastante cerca para poder acechar fácilmente a sus víctimas, pues estamos seguros de que no las elige al azar. Es altamente meticuloso y hábil, razón por la que no ha dejado pistas para identificarlo. Igualmente, logramos descartar a la última mujer hallada, como una de las víctimas de este asesino.

Dos asesinos seriales operando en la misma zona y al mismo tiempo es una situación poco probable, aunque no imposible, como lo demostraron Kemper y Mullin. Por eso pensamos que quien mató a la última mujer puede tratarse de un imitador, debido a la similitud en el método de tortura y muerte. Las pruebas forenses determinaron que ese asesinato había sido bastante desorganizado, lo que no encaja con nuestro ignoto, además de que por el ADN que dejó, pudimos identificarlo y será puesto en custodia en cuanto sea hallado.

Ahora mismo me encuentro en mi habitación del hotel donde nos estamos hospedando, sentado en la cama con la espalda apoyada en el respaldo, leyendo un libro tranquilamente.

Gideon nos ordenó descansar, para poder seguir con la investigación mañana. Y para mi mala suerte, me toca compartir habitación con Hotch, pero decido no preocuparme mucho por eso en este momento. Seguramente vendrá muy tarde, para evitar tener que lidiar conmigo estando despierto.

Cierro mi libro cuando llego a la última página y miro mi reloj de pulsera. Son las nueve de la noche, demasiado temprano como para dormir. Ni siquiera tengo sueño aun.

Recuerdo lo que sucedió en la mañana con el consultor privado, pues la verdad el hombre me llena de intriga. Todo de él es tan extraño pero, de alguna forma, atrayente en la misma medida. Un hombre con porte y carisma, capaz de seducir a cualquiera en cuestión de segundos, sin dudas sería potencialmente peligroso de tener tendencias psicópatas. Hago una mueca de disgusto ante tal pensamiento.

Lo que sucedió en el restaurante esa mañana fue bastante... confuso. Tomó el absoluto control del interrogatorio, por lo que no tuve más opción que quedarme callado, y aportar una que otra frase de vez en cuando, sólo cuando la situación lo requería y él lo permitía.

Tenía una peculiar forma de expresarse, y las palabras que utilizaba estaban ligadas a la biblia, tal como su seudónimo. Al principio pensé en la posibilidad de que sufriera alguna especie de transtorno mental, pero pronto lo descarté al darme cuenta de que esas metáforas eran parte de "su personaje", una de sus tantas excentricidades, nada más.

Pero sin dudas, lo que más llamó mi atención fue una pregunta específica que le hizo a uno de los empleados del local; "¿Qué es lo que deseas?". Y como perdido en un poderoso trance, el chico contestó con absoluta sinceridad, aunque una vez roto el hechizo, lucia completamente confundido.

Me pregunto si Lucifer es un especialista en hipnosis, porque no encuentro otra explicación razonable para que una persona le confiese sus mayores deseos, sin importar que tan surrealistas o vergonzosas suenen al decirlas en voz alta.

Escucho el sonido de la puerta siendo abierta y me sobresalto ligeramente. No puedo evitar dirigir una mirada instintiva en dicha dirección, topándome con Aaron de espaldas a mí, mientras cierra la puerta nuevamente. Aparto la mirada antes de que se de la vuelta y vuelvo a tomar mi libro, abriéndolo en una página aleatoria. La idea es fingir estar muy concentrado leyendo, aparentar que estoy en mi propio mundo y que ni siquiera noto su presencia.

Escucho sus pasos acercarse y, aunque finjo estar concentrado en mi libro, puedo ver por el rabillo del ojo que deposita su maletín en la cama de al lado.

—¿Vienes a cenar? —pregunta de forma calmada y levanto la cabeza con rapidez. Veo que finalmente ha dejado de esquivarme la mirada, está igual de impasible que cuando aún no conocía mis sentimientos por él, y no sé cómo sentirme al respecto—. Los demás te están esperando en el restaurante del hotel —explica con el mismo tono amable y apacible.

—Puede que pase de ir, no tengo hambre —le sonrío ligeramente y vuelvo a fijar la atención en mi libro, aunque sobra decir que no estoy leyendo una mierda.

—Está bien, les diré —comenta mientras se deshace de su saco, también dejándolo en la cama, al lado del maletín.

—Gracias —musito, sin volver a mirarlo.

Suspiro cuando vuelve a marcharse. He estado evitando estar cerca de él, siempre que me es posible, como en esta ocasión. Me resulta bastante incómodo tenerlo cerca después de lo que pasó, y se que él se siente igual, aunque lo disimule. De esta forma, nos evito una situación estresante a ambos, y no me arriesgo a que el resto del equipo note que sucede algo extraño. Mientras menos interactuemos el uno con el otro, mejor.

Vuelvo a abandonar mi libro y tomo el móvil. Busco la dirección que Lucifer anotó en él esta mañana, el lugar donde me dijo que puedo encontrarlo, y pienso en si seria una buena idea ir ahora mismo. Después de todo es bastante temprano y no tengo nada más que hacer, ni siquiera traje otro libro aparte del que ya terminé de leer para poder distraerme.

Definitivamente quiero volver a hablar con él, es alguien interesante y mentiría si digo que no me ha dejado una buena impresión. Ya que tanto han insistido los chicos en que debo ampliar mi círculo de amistades, les haré caso por esta vez.

Sin pensar más, me coloco mi suéter rápidamente y salgo de la habitación con prisa, antes de darme tiempo para arrepentirme. Que sea extravagante no significa que sea mala persona, así que, ¿por qué no volver a verlo? Si no lo hago ahora, me quedaré sin oportunidad, pues una vez resuelto el caso, me iré y lo más probable es que no vuelva a verlo jamás.

Salgo a la calle y tomo el primer taxi que pasa, estoy nervioso pero ya no hay vuelta atrás. Supongo que cuando lo vea, lo más prudente será seguirle el jueguito de que él es el diablo, ya que parece sentirse cómodo de esa forma, no soy quién para arruinar eso.

Una vez en el lugar, me quedo de pie observando el gran edificio erguido frente a mí. Entonces un ostentoso Chevrolet Corvette, de brillante tono negro se estaciona justo frente a mí.

—Doctor, pero que grata sorpresa encontrarte por aquí —el conductor, igual de sofisticado que su auto, me dedica una amplia sonrisa mientras baja. No es otro que Lucifer Estrella de la Mañana, vistiendo un pantalón negro, camisa blanca, corbata de moño y tirantes. Increíblemente atractivo y elegante, como esta mañana.

—No tenía nada más que hacer, así que pensé que sería buena idea aceptar tu invitación de venir —digo apenado, ocultando un mechón de cabello detrás de mí oreja, clásico gesto cuando estoy nervioso.

—La mejor decisión que has podido tomar, sin dudas —afirma sin dejar de sonreír y me guiña un ojo—. Llegas justo a tiempo.

—¿A tiempo para...? —interrogo con el ceño fruncido y su sonrisa se acentúa.

—¡Para mi show, por supuesto! Ven —coloca la mano derecha detrás de mi espalda para hacerme avanzar junto a él y comenzamos a caminar—, te encantará mi bar, créeme. Nos divertiremos mucho.

No tengo ni idea de lo que quiso decir con "show", pero estoy ansioso por averiguarlo. De pronto, tropiezo y casi caigo de cara al pavimento, de no ser por los fuertes brazos de Lucifer que lo impidieron, justo a tiempo.

—Te tengo, dulzura —dice dirigiéndome una mirada coqueta antes de volver a soltarme—. Creo que me han asignado como tu diablillo de la guarda —me guiña un ojo de forma traviesa y siento que me sonrojo.

Puedo anticipar que será una noche larga.

I Crave You. (Hotch/Reid/Lucifer)Onde histórias criam vida. Descubra agora