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La noche que Hotch se quedó conmigo, finalmente pude conciliar el sueño de inmediato y sin ningún problema. Descubrí más adelante que lo que provocaba mis pesadillas era la idea irracional que había creado mi mente sobre que Tobias me acechaba todas las noches, esperando el momento oportuno para llevarme con él nuevamente, y que mi soledad se lo iba a facilitar bastante. La presencia de Hotch logró brindarme la calma y seguridad que tanto necesitaba para dejar de lado ese pánico que, hasta ese momento, parecía no querer abandonarme jamás.

Después de esa noche, duermo abrazado al suéter que Hotch usó, imaginando que lo tengo siempre a mi lado, cuidándome. Su dulce aroma quedó impregnado en la prenda desde entonces, razón por la que esa fantasía de tenerlo conmigo se siente mucho más real, y me reconforta hasta el punto que ya no temo lo que puede sucederme en mi soledad.

La mañana del domingo, mi jefe se negó a acompañarme durante el desayuno y se marchó temprano, con la excusa de que tenía muchos papeles que organizar para el lunes. Resulta increíble, pero él no deja de pensar en el trabajo ni siquiera en su día libre.

Al llegar a la unidad esta mañana de lunes, me encamino hasta mi sección y puedo ver a Elle sentada en el suyo propio. Al verme, se levanta rápidamente y me recibe con un fuerte abrazo que me deja sin aliento.

—Sabes que no suelo ser muy emotiva, pero en verdad te extrañé —comenta emocionada, aun sin soltarme. Sonrío estático, pues su agarre es tan fuerte que no puedo hacer nada más. Deposita un pequeño beso en mi mejilla izquierda antes de soltarme.

—Yo igual los extrañé a todos —le digo emocionado—, estoy feliz de volver.

En ese momento Morgan se acerca a nosotros e igualmente me sorprende con otro abrazo, bastante ligero de apenas unos segundos, en comparación al de Elle.

—Que bueno verte por aquí de nuevo, Reid. ¿Todo ha ido bien desde nuestra charla? —me pregunta en tono confidencial. Elle ya no puede escucharnos, pues ha regresado a su escritorio y se ve bastante sumida en los papeles que examina.

—Sí, ya tengo las ideas más claras —le digo, tratando de sonar optimista. Sin embargo, lo cierto es que estoy más confundido que nunca.

—Me alegra oír eso, Reid —sonríe dándome unas ligeras palmadas en la espalda antes de alejarse.

Entonces, una segura e imponente figura de traje negro hace acto de presencia en el lugar, descontrolándome de pies a cabeza, como de costumbre. Bajo la mirada hacia mi escritorio, que sigue exactamente igual a como lo dejé la ultima vez que estuve aquí, y carraspeo ligeramente, fingiendo estar ordenando algunas carpetas con normalidad.

—Buenos días, y bienvenido nuevamente, Dr. Reid —escucho su tan familiar tono de voz grave y serio, que me acelera el pulso. Puedo ver su mano extendida frente a mí y, un tanto sorprendido  ante tanto formalismo, se la estrecho. Aunque al ver su rostro, noto que esta sonriendo ligeramente.

—Gracias, Hotch —también le dedico una breve sonrisa. Estoy seguro de que me he sonrojado como siempre que lo tengo cerca. Dios, soy tan idiota—. ¿Hay algún nuevo caso? —interrogo, más que nada para aparentar tranquilidad.

—Alguien esta ansioso, eh —dice divertido y yo me rasco la nuca con nerviosismo—. Por ahora no hay nada, veremos más adelante si Jerau encuentra algo.

—Entiendo —asiento levemente con la cabeza. Tengo la mente en blanco, ni siquiera sé que decirle y eso aumenta mi nerviosismo.

—Te vez bien —comenta en un tono de voz más bajo, volviendo la conversación más íntima. Es obvio que no quiere que nadie más nos escuche—. Me alegro de que "la terapia" haya servido. Estaba convencido de que el hecho de que estuvieras todo el tiempo tan solo era lo que empeoraba la situación.

I Crave You. (Hotch/Reid/Lucifer)Where stories live. Discover now