13

1.4K 156 26
                                    

Como no encontré señales de JJ en ningún lugar, tuve que llamarla para saber dónde se encontraba. Me informó que se había quedado en el hotel, pues al parecer estaba organizando una rueda de prensa para hablar sobre los asesinatos en la zona, por órdenes recientes de Hotch. Lo único que tenemos hasta ahora es un perfil incompleto, pero las personas -impulsadas por las publicaciones de la prensa amarillista- exigen información sobre el asesino serial, así que JJ hará lo posible para informarlos lo más que se pueda sin comprometer la investigación.

La única opción que me quedaba era trabajar en ese mapa por mi cuenta, aunque eso no me suponía ningún problema. Fue entonces cuando Lucifer se ofreció a llevarme hasta el hotel para comenzar mi tarea y acepté de inmediato, pues estaba ansiando subirme a ese Chevrolet Corvette 1962 desde que lo vi por primera vez. Amo los autos clásicos.

—Lo cierto es que estoy un poco decepcionado —confieso, sentado en el asiento de copiloto.

Lucifer ha insistido en conocer más sobre mi situación con Hotch, y yo tengo la necesidad de hablarlo con alguien, así que me parece una buena opción aprovechar esta ocasión para hacerlo, ya que se nos dificultará bastante coincidir en otras circunstancias más adelante.

—¿Por qué? —inquiere sin quitar los ojos de la carretera.

—Pensé que todos estos años trabajando a su lado eran suficientes para conocerlo como la palma de mi mano, pero ahora veo que estoy lejos de eso —noto el tono de desilusión en mi voz—. Lo que hizo anoche no es algo que el Hotch que yo conozco haría. Más bien, el Hotch que yo creía conocer.

—¿Y qué fue lo que hizo exactamente? —me mira con una sonrisita traviesa y ruedo los ojos—. No es por morbo, Doctor, simplemente necesito tener toda la información para poder darte mi opinión al respecto, es todo —comenta en tono de fingida inocencia.

—Me besó —confieso, mientras siento que el calor sube a mi rostro cuando recuerdo con exactitud todo lo que sucedió en ese coche.

—¿Es todo? —interroga juguetón.

—Sí, no permití que las cosas fueran más allá. Eso hubiera estado muy mal, él está casado y además somos colegas. Está prohibido en todas las formas posibles.

—Precisamente eso es lo que hace que esto sea más interesante —afirma divertido y yo bufo—. De verdad nunca voy a entender estos estúpidos dilemas moralistas a los que algunos humanos como tú están tan arraigados. Tienen una vida miserablemente corta por delante y aún así se preocupan más por esas cosas insignificantes en vez de simplemente disfrutar del momento sin culpas. No sé si eres muy noble o muy tonto, Doctor, sin ánimos de ofender.

Le dirijo una mirada de incredulidad. —¿Humanos? ¿Y tú qué eres? ¿Un extraterrestre? Espera, lo olvidaba, eres el rey del inframundo, por supuesto —afirmo de forma sarcástica.

—Me alegra que por fin lo hayas aceptado, mi querido Doctor —comenta visiblemente entusiasmado y yo ruedo los ojos.

—Eres imposible.

—No, te equivocas, para ti soy muy posible —me guiña un ojo de forma sugerente y finjo mirar por la ventanilla para que no pueda ver la sonrisa que se asoma en mi rostro.

Es evidente que este hombre es incapaz de tomarse algo en serio. Pero que al menos me escuche es un gran consuelo.

—Yo no quiero ser sólo una aventura para Hotch —reconozco, recuperando la seriedad nuevamente ante esa confidencia.

—Pero dime, ¿no es mejor eso que nada? —lo miro y puedo ver que ya no está sonriendo como antes.

—Pues no, sería peor. Sólo me volvería cada vez más dependiente de su cariño, ¿y de qué serviría eso? Él no dejará a su esposa y tampoco quiero que lo haga, tienen un bebé que necesita de ambos. Sé que no eres capaz de entender esto, pero...

I Crave You. (Hotch/Reid/Lucifer)Where stories live. Discover now