14

1.4K 157 71
                                    

Las grandes manos de Aaron recorren todo mi cuerpo desnudo, haciéndome estremecer. Se deja caer con suavidad sobre mí, apoyándose en sus codos, y la calidez de su cuerpo pegado al mío me hace temblar de deseo. Su boca presiona sobre la mía, insistente, con un beso que me deja sin aliento, mientras recorro desesperadamente su fuerte torso con mis manos. Puedo sentir su gran erección empujando contra mi propio pene erecto, y muevo las caderas en busca de más contacto. Lo escucho gruñir en respuesta y gimo al sentir como una de sus manos se cierra en torno a nuestros miembros y los empieza a estimular juntos.

—Ya no puedo más, voy a... —un irritante sonido persistente me corta las palabras. Frunzo el ceño y puedo ver la misma expresión en el rostro de Aaron cuando se detiene y me mira confundido.

El sonido se hace cada vez más fuerte hasta que me siento de golpe en la cama, dándome cuenta de lo que está sucediendo en verdad. Apago rápidamente el despertador que ha interrumpido uno de mis mejores sueños, y suelto un suspiro frustrado mientras me paso la mano por el cabello desordenado.

Retiro las sábanas hacia un lado y el calor se apodera de mi rostro al ver el gran bulto que se ha formado debajo de mi ropa interior. El líquido preseminal ha dejado un rastro de humedad en la prenda. Oh mierda, he tenido un sueño húmedo con mi jefe... Otra maldita vez.

Camino hacia la ducha, completamente resignado, pues esta clase de situaciones forman parte de todas mis mañanas desde lo que sucedió con él en aquel coche. Y sí, se lo increíblemente patético que suena eso, pero no hay nada que pueda hacer al respecto, ¿o si?

Aunque resulta bastante embarazoso para mí tener que saludar a Aaron todos los días en el trabajo como si no me hubiera masturbado en su honor unas horas antes. Nunca puedo hacer nada para ocultar el rubor que cubre mi rostro cuando tengo que encararlo, y el hecho de que probablemente él lo note sólo aumenta mi vergüenza.

Últimamente lo he notado mucho más tenso y serio que de costumbre. Es como si algo lo estuviera atormentando constantemente y, en ocasiones, el impulso de abrazarlo a modo de consuelo es tan fuerte que a veces creo que no podré contenerme. Lo que más anhelo, sobretodo, es volver a aspirar su dulce aroma mientras hundo la nariz en su cuello y él me sostiene firmemente de la cintura, pegándome más a su cuerpo. No dejo de pensar en las mil y un formas en que ese tipo de contacto puede llegar a terminar, y me siento enfermo, placenteramente enfermo.

Durante años he mantenido a raya mis impulsos sexuales, ni siquiera les he dado mucha importancia, ya que estaba muy ocupado con mis estudios y mi madre enferma. Pero ahora las cosas se me han salido un poco de control, y por supuesto que el detonante ha sido Aaron.

Mi cuerpo exige todas las atenciones y necesidades carnales que le he negado por años, supongo que tarde o temprano tendría que pasar, y honestamente mi mano comienza a no ser suficiente para mí. Mis hormonas simplemente parecen hacerse salido de control por completo.

—Oye, Elle, ¿por qué crees que no tengo citas? —le pregunto con seriedad, cuando la duda me asalta de repente.

Estamos en la oficina, encargándonos de un montón de papeleos, pues no ha surgido ningún caso afortunadamente.

Ella me dedica una mirada inquisitiva, como si tratara de descifrar si estoy hablando en serio realmente o se trata de una broma. Pero al ver mi seria expresión, se da cuenta de que no estoy jugando.

—¿Has invitado a alguien a salir? —contesta con otra pregunta.

—No —respondo con el ceño fruncido.

—Por eso no tienes citas —se encoge de hombros como si fuera lo más obvio y vuelve a concentrar toda su atención en los papeles esparcidos sobre su escritorio.

I Crave You. (Hotch/Reid/Lucifer)Where stories live. Discover now