15

1.4K 143 52
                                    


Una mañana tranquila transcurre mientras estoy sentado despreocupadamente en mi escritorio. Termino con los últimos papeles que debo organizar y me dirijo hasta la oficina de García, con una idea fija en mente.

—Oh vaya, ¿a que debo este honor? —cuestiona, viéndome confundida al notar mi presencia.

Me acerco y tomo asiento a un lado suyo mientras bebo tranquilamente de mi taza de café. Ella ha abandanonado el tecleo incesante para prestarme toda su atención.

—Pensé que te apeteceria un poco de compañía —me encojo de hombros con tranquilidad. Ella me dedica una mirada analítica antes de hablar.

—Encanto, nunca vienes aquí con la exclusiva intención de pasar tiempo de calidad conmigo, así que será mejor que lo saques ya, ¿qué es lo que quieres saber? —gira su silla para poder quedarnos frente a frente, y me observa con perspicacia. Bueno, supongo que esto lo hace más fácil.

Jugueteo con las mangas de mi camisa, un tanto nervioso, mientras pienso cuál sería la mejor manera de plantearlo.

—Bueno, me preguntaba que tan seguro es conseguir citas por internet —suelto las palabras con excesiva rapidez, antes de dedicarle una pequeña sonrisa nerviosa.

Ella enarca una ceja antes de que una gran sonrisa ocupe todo su rostro. De pronto, levanta ambas manos hacia el techo, junto con la vista, mientras susurra dramáticamente un "gracias, Dios". Ruedo los ojos, entre exasperado y divertido.

—Oh Reid, esto es lo más emocionante que me has preguntado desde que nos conocemos —dramatiza—. Estoy tan feliz de que finalmente quieras conocer nuevas personas, aunque me intriga un poco ese cambio de opinión tan repentino. Es decir, cada vez que te invitamos a salir para hacer nuevos amigos, dices que no.

—Sí, bueno, supongo que tenían razón —me encojo de hombros, resignado ante la idea de que no podré ocultarle la razón de mi decisión por mucho tiempo—, creo que necesito amigos, aparte de ustedes. Bueno, no me malentiendas —me apresuro a aclarar—, no es que haya algo malo con ustedes, es sólo que tal vez...

—Tranquilo —me interrumpe con una pequeña risita—, de hecho amo que finalmente hayas tomado en cuenta nuestros consejos, pero sobretodo amo que me hayas pedido ayuda a mí para ello. Definitivamente viniste al lugar correcto —me guiña un ojo y hago mis mejores intentos para sonreírle. De verdad espero no arrepentirme de esto más tarde—. Hay varias aplicaciones para conocer personas, el único inconveniente es que está lleno de gente que sólo busca sexo, casi nadie busca únicamente una amistad en esos sitios —hace una ligera mueca de pesar.

Me paso la mano por el cabello, en un intento por disimular mi nerviosismo. ¿Cómo decirle que eso es precisamente lo que yo estoy buscando también?

—Pues, supongo que ahora formo parte de esas personas —digo sutilmente, mientras siento que el calor se apodera de mi rostro.

García abre mucho la boca y sus ojos parecen querer salirse de sus cuencas ante la sorpresa de mi confesión. ¿De verdad es para tanto?

—¿Hablas en serio? —susurra como si estuviéramos compartiendo un gran secreto.

—¿Qué tiene de malo? —me encojo de hombros—. Ya casi cumplo 23 años.

—Bueno, es que nunca tuve esa imagen de ti, la verdad —reconoce, aun sorprendida—. Además, no importa la edad que tengas, para mí siempre serás un bebé —aprisiona una de mis mejillas con sus dedos, y arrugo la cara, bastante disconforme ante esa acción. Ni siquiera de niño me habían pellizcado las mejillas, es horriblemente desagradable.

—Y bien, ¿qué aplicación me recomiendas? —inquiero, sobándome la mejilla maltratada.

—Tinder, cariño, las niñas morirán por ti en ese sitio, estoy segura —afirma con una sonrisa pícara.

I Crave You. (Hotch/Reid/Lucifer)Where stories live. Discover now