24

1.3K 121 66
                                    

Me quedo casi petrificado en la camilla, sin saber que decir. No es que Lucifer y yo estuviésemos haciendo algo malo, pero también soy consciente de que la escenita que montamos hace rato puede resultar un poco comprometedor.

—Veo que ya despertaste —observa Hotch, avanzando hacia la camilla, haciendo caso omiso del hombre sentado al lado—. ¿Cómo te sientes? —interroga, sin cambiar su expresión inmutablemente seria.

—De la mierda —confieso, un poco nervioso—, me alegra verte aquí —le sonrío con sinceridad.

—Espero que te sientas mejor pronto, escuché que hoy te darán el alta. Sólo vine a ver cómo estabas, debo volver a la oficina pronto —me informa, y ese hecho me decepciona un poco.

Me hubiera encantado tenerlo más cerca para poder tomar su mano, pero él mantiene su distancia. Puedo ver lo tenso que se encuentra, y ruego porque Lucifer no suelte uno de sus pintorescos comentarios, empeorando la situación.

—Descuide, agente —dice Lucifer, antes de darme tiempo a reaccionar—, puede irse sin problemas. El doctor me tiene a su entera disposición, lo cuidaré muy bien —le guiña un ojo, antes de sonreír con suficiencia.

Hotch lo mira por un momento, con esos ojos tan intimidantes que suele ponerle los vellos de punta incluso hasta a los peores criminales, sin embargo, Lucifer ni siquiera se inmuta.

—Tal vez pueda verte esta noche —me apresuro a hablar, antes de que la situación se vuelva más incómoda, si es que eso es posible—. Puedes ir a mi casa después del trabajo, o...

—No será posible. Esta noche lo pasaré con Jack, lo siento —me interrumpe, volviendo a centrar su atención en mi, pero no hay ni siquiera una pizca de la ternura que siempre hallo en sus ojos desde que nos sinceramos aquella noche. Una ligera angustia me oprime el corazón.

—Entiendo —digo decepcionado—, no te preocupes —intento sonreír—. Nos veremos cuando vuelva al trabajo entonces —él asiente.

—Cuídate —es todo lo que dice antes de abandonar la habitación con prisa.

—Pensé que nunca se iría —Lucifer rueda los ojos—. ¿Quieres que vaya por más gelatina? —me dedica una brillante sonrisa.

—No debiste decirle nada —le recrimino, un tanto molesto.

—Pero si no dije nada más que la verdad —me mira confundido.

Morgan aparece entonces, con una bolsa en las manos. Le dedica una mirada inquisitiva y un tanto recelosa a Lucifer, antes de adentrarse a la habitación.

—¿Te conozco de algún lado? —le pregunta, haciendo esfuerzos por recordar.

—Es el consultor privado que nos ayudó con el caso en Los Angeles —le explico brevemente.

—Lucifer Estrella de la Mañana —se autopresenta, indiferente. Como si le molestara la presencia de mi amigo.

—Oh si, ya te recuerdo —dice Morgan, con una sonrisa confundida. Probablemente preguntándose qué es lo que un consultor de Los Angeles esta haciendo en mi habitación—. ¿Y tú como sigues? —se acerca hasta quedar del lado derecho de la camilla.

—Sobreviviré —lo miro con una sonrisa—. ¿Qué es eso? —pregunto, señalando la bolsa.

—Te traje ropa, para cuando te den el alta —me explica—. ¿Quieres que me quede? —interroga, dedicándole una breve mirada de desconfianza a Lucifer, quien ha dejado de prestarnos atención y ahora ríe estúpidamente con su teléfono celular casi pegado a la cara.

—No es necesario, estaré bien —lo tranquilizo—. Seguramente debes volver al trabajo.

—¿Seguro? —vuelve a cuestionar, un tanto dudoso.

I Crave You. (Hotch/Reid/Lucifer)Where stories live. Discover now