I Crave You. (Hotch/Reid/Lucifer)

20

Mi estado de ánimo decayó considerablemente después de la visita inesperada de Hotch, aunque traté de que no se notara demasiado. No quería que Lucifer se sintiera incómodo, pero comenzó a actuar de una forma completamente natural y despreocupada de inmediato, como si no hubiera pasado nada, y agradecí que no mencionara nada sobre lo sucedido. No quería tener que hablar de eso y menos con él.

Pongo la mesa con detenimiento, poniendo especial atención a que todo esté perfectamente en su lugar. Al menos de esta manera puedo sentirme útil, ya que Lucifer no me dejó ayudarlo con la elaboración de la cena. Por un momento pensé en agregar velas, pero descarté la idea al recordar que esto no es una cena romántica.

—Lasaña vegetariana —minutos después sonrío satisfecho al ver el alimento servido en mi plato.

Lucifer está sentado frente a mí, sonriendo de la misma forma, totalmente conforme con su trabajo. Y yo también lo estoy, pues todo tiene muy buena pinta.

—Pediste algo sencillo y como intuyo que tienes cierta fijación por los platillos italianos, pensé que esto sería una excelente opción —comenta tranquilamente, mientras sirve un poco de vino blanco en mi copa, y después en la suya.

—Está muy bueno, de verdad —digo maravillado, después de probar un bocado—, realmente eres muy bueno en la cocina. Quién lo diría —continúo, notablemente impresionado.

—En la cocina y en muchas otras cosas —me guiña un ojo, un gesto al que ya estoy más que acostumbrado.

—Es una lástima que te hayas quitado el delantal, la verdad te lucia bastante—bromeo, antes de volver a comer con deleite.

—Me lo puedo volver a poner la próxima vez que cocine para ti —me dedica una pequeña sonrisa, antes de beber un poco de vino.

Sus palabras me dejan un poco sorprendido, pero no puedo evitar sonreír halagado al instante.

—¿Planeas volver a cocinar para mí? —inquiero, tratando de ocultar mi emoción.

—Por supuesto, Doctor, siempre que lo desees. Tengo un vasto conocimiento en menús que definitivamente debes probar. Quizás la próxima vez podamos reunirnos en mi casa —dice con total tranquilidad, antes de llevarse un trozo de lasaña a la boca.

—No entiendo por qué de todas las personas con las que puedes estar me eliges a mí —confieso, con una sonrisa apenada.

—¿Y por qué no hacerlo?

—Bueno, no soy lo que las personas considerarían alguien interesante, muy a menudo hablo sobre un montón de cosas que a nadie más que a mí le interesan y sé que suelo aburrir mucho a la gente, sin mencionar que...

—A mi me gusta pasar tiempo contigo —me interrumpe, dejando el tenedor a un lado para dedicarme su total atención—. No me preguntes por qué, es algo que no me puedo explicar ni a mí mismo, pero me siento muy bien teniendote cerca, Spencer. Me has hecho recuperar la fe que había perdido en la humanidad, y eso es mucho decir —posa sobre mí esa penetrante e indescifrable mirada que tanto me intimida.

—A mi también me gusta pasar tiempo contigo, logras ponerme de buen humor siempre —pretendo estar muy concentrado en mi plato, para no tener que mirarlo a la cara y que note el rubor que ha cubierto mi rostro. De pronto me he puesto bastante nervioso con la situación.

—¿Me estas llamando payaso?

Río al escuchar su tono ofendido, aunque sé que está fingiendo. Amo cuando rompe la tensión en estas cuestiones.

—Me gusta esto, hablo de la amistad que ha surgido entre nosotros —digo con sinceridad, mirándolo nuevamente—. No sé que hubiera hecho en estos momentos sin ti —finalizo con una sonrisa de agradecimiento.