34

924 69 47
                                    


Lo primero que noto al despertarme son los fuertes brazos que me envuelven protectoramente con suavidad. Levanto un poco la cara sólo para encontrarme con el rostro de Aaron, con las facciones totalmente relajadas por el sueño. Se siente tan bien estar en sus brazos, tanto que podría quedarme así por horas, pero la terrible necesidad de orinar no me lo permite. Me muevo de forma cautelosa, intentando deshacerme de su agarre con cuidado para no despertarlo, pero lo tengo difícil ya que sus piernas también aprisionan las mías.

Cuando consigo liberarme, Aaron se remueve en su lugar, abriendo los ojos con un ligero gruñido. Me mira con ojos entrecerrados y las cejas fruncidas, confundido. —Lo siento, no quería despertarte, pero tengo que ir al baño —me disculpo.

—Descuida, no te preocupes —me sonríe, antes de volver a cerrar los ojos, con la misma expresión relajada.

Está más dormido que despierto, por lo que no me quedan dudas de que volverá a conciliar el sueño enseguida, sin ningún problema. Para cuando consigo sentarme en la cama, no puedo evitar la mueca de disgusto que se apodera de mi cara, cuando un intenso dolor punzante se hace presente en... bueno, ese sitio.

Maldigo a Lucifer en mi mente por haber sido tan brusco conmigo anoche, aunque es innegable que lo disfruté cada minuto, pero ahora me está pasando factura. En definitiva no debí sugerir un segundo round.

Miro hacia el otro lado de la cama de forma instintiva, sólo para encontrarme con un lugar vacío. Claro, recuerdo que él se marchó anoche, poco después de haber culminado el encuentro. Quería que se quedara, poder sentir su cuerpo pegado al mío el resto de la noche, pero él argumentó que tenía cosas por hacer antes de volver a L.A. Parecía tan sólo una mala excusa para no tener que quedarse, pero ni Aaron ni yo lo cuestionamos. Simplemente agradecimos el favor y eso fue todo.

Más tarde, después de darme una ducha, me reúno con Aaron en la cocina para desayunar. No puede ocultar la divertida sonrisa que aparece en sus labios cuando me ve caminar hacia la mesa con lentitud, casi cojeando. Me obligo a sentarme con excesivo cuidado para no empeorar mi situación, aunque eso me deje en evidencia todavía más.

—¿Todo bien? —pregunta en tono de voz inocente.

—Dejando de lado el persistente dolor en mi trasero todo esta perfecto —respondo con naturalidad, antes de llevarme una tostada con mermelada a la boca. Lo escucho soltar una risita.

—Lo siento si me excedí.

—El crédito no es meramente tuyo —le guiño un ojo—, pero a pesar de que lo esté pasando mal ahora, disfruté mucho anoche y creo que tú también —comento de forma distraída, tanteando el terreno para saber si puedo sugerir una segunda vez. Fue demasiado bueno como para no repetirlo.

—Fue la mejor experiencia para todos, excepto para tus vecinos, supongo. Por lo mucho y fuerte que gritaste anoche, me sorprende que ninguno de ellos haya llamado a la policía —bromea, antes de darle un sorbo a su café. Siento que me ruborizo al pensar en eso.

—Temo que la señora Smith ya no vuelva a verme de la misma forma a partir de ahora —recuerdo a mi vecina, una mujer de casi ochenta años que suele saludarme cordialmente cada vez que nos topamos en la calle. ¿Me habrá escuchado?

—Tal vez pensó que estabas invocando al diablo, con suerte sólo pensará que eres satanista —comenta burlón.

—Bueno, es que me estaba poseyendo el diablo, muy literalmente —ambos reímos.

—No puedo creer que tuviéramos sexo con un hombre de quien no conocemos ni siquiera el nombre —dice, ahora con seriedad—, no es muy típico de mí.

I Crave You. (Hotch/Reid/Lucifer)Where stories live. Discover now