Min Yoongi, siempre obtuvo el primer lugar.
Park Jimin, siempre fue el segundo lugar.
Sus vidas se basaron en competir entre ellos, queriendo obtener el mayor logro en el mundo de la música.
Incluso luchando en contra de su amor, en contra de sus se...
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(Narrador Omnisciente)
- ¿Estás listo cielo? - Preguntó el pelinegro al menor.
- No Yoon, no lo estoy - Respondió con cierto temor el rubio.
- Sabes que estaré aquí cariño, esperando por ti, no pienso irme, cuando despiertes estaré a tu lado - Trataba de tranquilizar el mayor.
- Lo sé cielo, se que estarás ahí - Respondió con una sonrisa en el rostro, el menor.
La pareja se dió un último beso en los labios antes que se llevarán a Jimin hasta la sala de operaciones.
Hacía un mes, que pasó el cumpleaños del pequeño Kookie, hace un mes, Yoongi había empezado a trabajar en perdonarse a si mismo, perdonar a sus padres y seguir adelante con su familia.
Yoongi había insistido mucho en que Jimin se hiciera la operación, tanto en su rodilla como en el tobillo. Al principio el menor no quería, pues aún no aceptaba el hecho, que el padre de su pequeño, fuera alguien muy famoso entre los dueños de agencias y tuviera muchísimo dinero.
Al final, logró convencer al menor, por esa razón, ese día Jimin estaba entrando a la sala de operaciones, donde sus lesiones serían mejoradas en lo mejor posible.
Cuando el chico se perdió entre aquellas grandes puertas, el pelinegro soltó un sonoro suspiró y tomo asiento, rogando en sus adentros que todo saliera bien y su bello ángel se recuperará pronto y pudiera volver hacer lo que tanto ama.
Los padres de Jimin habían estado en Seúl una semana, lamentablemente no podían estar con su hijo en la operación, pues viajar de Daegu hasta Seúl era muy complicado, más aún si ellos tienen un negocio, así que se mantenían pendientes de llamadas o mensajes que Yoongi les enviaba.
El pequeño Kookie estaba con Tae y Hoseok en la cada de ambos. Si, Tae decidió quedarse a vivir con su hermoso solecito, como él le decía.
Yoongi y Jimin les estaban agradecidos que quisieran tanto a su pequeño y lo cuidarán. Mientras Nam y Seokjin se encontraban en la cafetería del mayor, pues tampoco la podía cerrar por mucho tiempo, aunque todos prometieron llegar antes que Jimin despertará, después de la operación.
- Todo saldrá bien, yo sé que si - Se decía una y otra vez el pelinegro.
No era fácil para él, pensar en que posiblemente algo salga mal, pero aún así, trataba de pensar positivamente y ayudar a su amado a salir adelante, con la recuperación y rehabilitación.
Las horas pasaban y pasaban, para Yoongi eran eternas, sentía morir de nerviosismo, pues no salían a decirle nada, no tuvo más opción que esperar.
El doctor encargado de operar a Jimin salió de la sala de operaciones, se acercó a Yoongi y lo saludo cordialmente.
