Capítulo XXIV. Segunda Parte

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La ansiedad estaba cada vez más incontrolable. Lena había llegado ya a la casa que se había comprado en Los Ángeles, había sido una compra exprés, pues ya no quería pasar los días en aquel hotel que, aunque era de lujo no le gustaba del todo, así que le había solicitado a Daniel la compra de esa casa y Lena al ser la persona que era, inmediatamente la obtuvo. Al fin regresaba de estar con su familia; lo cierto era que la había pasado muy bien, le hacía falta estar con sus padres, pero también esa sensación incontrolable aumentaba. Podía sentir que todo su cuerpo temblaba cada vez más.

Puso a cargar su teléfono que ya tenía la batería agotada y lo encendió. Observó los mensajes que le llegaban, de Daniel sobre todo, de sus productores y directores y algunos otros más, pero entre ellos observó el de Samanta, lo abrió rápidamente y al leerlo sonrió. Pensó que después de contestar los mensajes urgentes le llamaría inmediatamente. Y eso hizo comenzó a responder los mensajes urgentes, aunque lo que vio, lo que Daniel le envío, la dejó sin palabras.

Daniel le había enviado las fotos que estaban en todos los medios: fotos de Samanta y Rachel en un plan sumamente amoroso, incluso en una parecían estarse dando un beso en la boca. Lena apretó los labios, sintió que el cuerpo se le tensaba y que esa ansiedad la envolvía por completo. No respondió sobre eso, le dijo a Daniel que ya estaba en su casa y que quería hacer una fiesta, Lena sabía que Daniel entendería perfectamente que tipo de fiesta quería hacer. Y así fue, no pasaron más de dos horas cuando Daniel llegó con los músicos de Lena y otras personas que siempre solían estar con él.

Lena suspiró, sabía que no debía hacerlo, ya no debía seguir en eso, pero en ese momento lo cierto era que no le importaba. Y sí, Samanta y ella no eran nada, ni siquiera podía reclamarle sobre aquello, no podía hacer absolutamente nada. En todo caso no la culpaba, Rachel parecía una buena persona, ellas habían sido pareja, tal vez y probablemente ya lo eran de nuevo.

Se levantó y caminó hacia la recepción de su casa, donde Daniel ya se encontraba con todas esas personas. Lena saludó a todos fingiendo más alegría de la que sentía en verdad.

─ ¡Mi vida! ─dijo Daniel sumamente expresivo y dándole besos en cada mejilla─ ¡Cuánto te he extrañado!

Lena sonrió.

─Pues ya vengo lista para todo ─agregó Lena con esa gran sonrisa, aunque su rostro mostraba esa gran sonrisa, lo cierto era que podía notarse su ansiedad, sentía que necesitaba un trago y algo más, su cuerpo lo necesitaba.

─ ¡Venga, esa es mi chica! ─respondió Daniel dando un aplauso ─ te tenemos una sorpresa ─agregó guiñándole un ojo. ─ Pero antes vamos a brindar.

En ese momento algunos de los acompañantes de Daniel comenzaron a destapar las bebidas y a servirlas todas, uno de ellos se acercó a Lena con una copa de champagne. Lena agarró la copa y le dio un gran sorbo, cerró los ojos, sintió que la ansiedad se calmaba un poco, se estremeció ante eso, pero por ese día quería dejar de pensar.

Hizo un brindis que todos acompañaron, la música comenzó a sonar y la fiesta empezó. Lena los llevó hacia el patio donde se encontraba una enorme alberca y la gente fue llegando sin parar, entre ellas personajes famosos que Lena ya conocía, llegaban y llegaban como solía suceder siempre en esas fiestas.

Daniel se acercó a Lena acompañado de una mujer que nunca antes había visto. Lena la observó con atención, era muy atractiva, tenía la piel morena y los ojos muy verdes, su mirada era intensa, tan intensa que Lena podía sentirse traspasada por ella. Su cabello era largo y color negro y era un poco más alta que Lena, no pudo evitar fijarse en su cuerpo, que a opinión de Lena estaba bastante bien formado.

Cosas del Destino Kde žijí příběhy. Začni objevovat