Capítulo XXI

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Capítulo XXI

Te acuerdas de ese lugar al que íbamos siempre, ¿cómo se llamaba? ─decía Lena con una sonrisa, ambas estaban sentadas una frente a la otra en el lugar que Samanta había dicho. Era un café tipo bar muy bonito a unas cuantas calles de donde se había llevado a cabo la fiesta. La luz roja alumbraba todo el lugar y las únicas que estaban ahí eran ellas dos, frente a frente.

─Filadelfia ─respondió Samanta también sonriendo, después de terminar de masticar el pedazo de pizza que se había llevado a la boca─ el lugar se llamaba Filadelfia y ya lo cerraron ─agregó, simulando una mueca de tristeza con la boca.

─ ¿Lo cerraron? ─preguntó Lena con sorpresa, tapándose la boca pues acababa de darle una mordida a su pizza─ era uno de mis lugares favoritos, nadie nos molestaba y los dueños eran increíbles.

─Lo sé ─asintió Samanta sonriendo, le dio un pequeño sorbo a su café y continuó─ incluso los dueños tenían fotos tuyas.

─ ¿En serio? ─preguntó Lena con una sonrisa y abriendo los ojos en señal de sorpresa.

─ Ujum... ─respondió Samanta masticando su pedazo de pizza─ cuando empezaste a sonar por todos lados, pusieron las fotos que te tomaste ahí, ya sabes, orgullosos de tener a Lena Evans antes de ser la gran estrella mundial que ya eres.

─ ¡Vaya! ─respondió sorprendida para después darle un sorbo a su malteada de vainilla─ ¿por qué cerraron? Era un lugar genial.

─ No lo sé, creo que se mudaron y no pudieron seguir atendiendo el lugar... Nunca lo supe bien ─Samanta se quedó en silencio─ Yo... ¿puedo hacerte una pregunta, Lena? ─dijo de pronto, con un tono inseguro.

Lena asintió a la vez que le daba una mordida más a su pizza de jamón.

─Esa canción, lo que dice esa canción y lo que dijiste aquella vez ─Lena tragó saliva ante esto que Samanta estaba diciendo─ ¿así te sientes? ¿Crees que nada ha valido la pena?

Lena suspiró, se quedó observando el último pedazo de pizza más tiempo del que cualquiera lo haría, como si ahí pudiera encontrar las palabras adecuadas

─Bueno, tú sabes que yo escribo todas mis canciones ─respondió observando a Samanta quien ya la observaba con atención─ y las escribo sobre lo que siento, la mayoría son canciones muy personales, quiero decir... sí, creo que la respuesta es sí. Cuando escribí esa canción eso sentía y creo que... si te soy sincera, lo sigo sintiendo...

Lena hablaba muy concentrada en sus palabras, Samanta a su vez no dejaba de observarla.

─Yo ─Samanta titubeó, no sabía cómo expresar lo que quería decir─ cantar era tu sueño, Lena, era lo que querías hacer y... lo dijimos, nos dejaríamos ir para cumplir nuestros sueños...

Lena resopló, sabía que eso era verdad, pero no por eso dolía menos.

─Pero yo no pensé que tú ibas a dejar de hablarme, Sam ─la voz de Lena sonó quebradiza─ que ibas a decidir salir de mi vida y sacarme de la tuya.

Samanta tragó saliva, se sentía mal por aquello.

─Yo no pude Lena, pensé que iba a poder, que iba a poder estar en tu vida de lejos, como amiga tal vez, pero no pude, era demasiado...

─Yo tampoco podía verte como amiga ─agregó Lena, Samanta se mordió un labio sin querer, Lena ante eso la observó embriagada, aunque intentó desviar la mirada. ─ Pero tampoco quería perderte... ─Lena torció los labios al pronunciar aquello.

─Creo que... nos metimos en una encrucijada ─respondió Samanta en un tono bajo, pronunciando apenas las palabras.

Lena sonrió con tristeza, eso era verdad, se habían metido en una encrucijada, por querer que la otra fuera feliz y cumpliera sus sueños, se metieron en esa encrucijada tan complicada. Claro que habían cumplido sus sueños, ambas lo habían hecho, pero eso no estaba garantizando que fueran felices, al menos Lena no lo era.

─Tú... ─comenzó a decir Lena─ entiendo que estés en una nueva relación ─dijo, en el tono se le notaba que le costaba hablar de eso─ que hayas superado todo y estés con tu novia y me da gusto por ti...

Samanta sonrió de medio lado y negó, después de darle el último sorbo a su café, habló.

─Hemos terminado ─Lena frunció el ceño ante ese comentario─ Rachel y yo... hemos terminado.

Lena apretó la boca, no podía evitar sentir un alivio dentro de ella, pero no quería ser egoísta y alegrarse por eso, no podía hacer eso.

─Lo... lo siento ─dijo sinceramente...

Samanta asintió.

─Supongo que... fue lo mejor ─respondió Samanta con el tono triste─ sé que no es algo que me incumba, pero, ¿por qué esa mujer sigue en tu vida? ─preguntó, cambiando el tono a uno más duro.

Lena desvió la mirada, ni siquiera ella podía responder a esa pregunta. Le dio el último sorbo a su malteada y colocó la copa de nuevo en la mesa.

─A veces hay cosas que no puedo controlar ─comenzó a hablar observando a Samanta de una manera extraña, era la primera vez que hablaba con tanta sinceridad desde hacía mucho tiempo, pero con Samanta no podía evitarlo. ─Es como si yo no tuviera voluntad, ¿sabes? ─Samanta movió el rostro de medio lado, la observaba entrecerrando los ojos, poniéndole mucha atención─ como si yo no quisiera hacer las cosas, en verdad muchas cosas no las quiero hacer, pero no puedo controlarlo ─Lena carraspeó, aunque acababa de beber la malteada, sentía la garganta seca─ y nada me llena, solo me siento yo de nuevo cuando estoy ahí enfrente de todos, cantando. Yo... a veces ya no me reconozco, Samanta ─la voz de Lena sonaba llena de pena, se notaba en verdad lo que estaba sintiendo, Samanta podía sentirlo todo también.

─ ¿Por qué no te tomas un descanso de todo eso, Lena? ─preguntó con preocupación, en verdad estaba preocupada por Lena, sabía que estaba mal, podía verlo frente a sus ojos.

Lena suspiró.

─Quería hacerlo, ahora que terminó la gira tenía pensado ir a pasar unos días con mis padres, pero Daniel me ha dicho que tenemos que regresar a Europa porque hay algunos comerciales que tengo que hacer, publicidad, ya sabes...

Samanta frunció el ceño, observó su plato vacío y se contuvo, quería decir muchas cosas de él, pero sabía que si lo hacía Lena lo podría tomar a mal.

─Creo que necesitas un descanso, Lena, no sé, todo eso puede esperar, necesitas ver a tus padres, estar con ellos. Llevas todo este tiempo trabajando sin parar con tu música, en verdad necesitas descansar.

Lena sonrió de medio lado, podía escuchar el tono de preocupación de Samanta y eso la reconfortaba en gran medida.

─Lo sé, Sam, sé que necesito hacerlo, ¡Dios! No tienes idea cuanto extraño a mis padres ─su voz sonaba melancólica, Samanta sonrió con dulzura─ tiene tanto que no los veo y... bueno, no he hablado como quisiera con ellos. Solo que, Daniel...

─Daniel trabaja para ti, Lena ─Samanta interrumpió un poco molesta─ no tú para él. Creo que él debe entender eso, si tú quieres tomarte ese descanso lo puedes hacer, has cumplido con la gira, ¿no? ─Lena asintió─ hazlo, Lenn...

─Tienes razón ─Lena suspiró─ si no lo hago, si no tomo este descanso, siento que... voy a colapsar, tal vez ya lo he hecho y necesito a mis padres, necesito estar cerca de la gente que amo.

Lena la observó con una mirada que le decía todo, ella estaba incluida en esa gente a la que Lena amaba, Samanta sonrió sutilmente, estaba un poco sonrojada. Con calma le colocó la palma de la mano encima de la suya y Lena sintió que el alma iba a salírsele en ese preciso momento, solo pudo sonreír y quedarse sonriendo ahí como tonta, con la mano de Samanta encima de la de ella.

Cosas del Destino Onde histórias criam vida. Descubra agora