Capítulo XXIX

154 14 0
                                    


Lena estaba muy concentrada en aquel cuadro que estaba pintando, su mente estaba absorta ahí, era una especie de retrato de una mujer y aunque ella misma no se consideraba muy buena para ello, lo era en verdad. Estaba terminando esos ojos azules, pintando suavemente el color de ellos, llenando de intensidad esa mirada, tal como era en la vida real. Ni siquiera se percató que detrás de ella se encontraba uno de los médicos de aquella clínica, quien no pudo evitar sonreír al observar la pintura de Lena.

─Muy bonita ─dijo el doctor Williams, ese era su nombre, era uno de los encargados de aquella clínica y también se encargaba de Lena.

─Gracias ─respondió Lena con una sonrisa, volteando a verlo para dejar el pincel en el recipiente y levantándose del suelo donde se encontraba. ─ Tenía tiempo que no pintaba, había olvidado cuánto me gustaba hacer esto, me está sirviendo en verdad.

─Me alegra saber eso ─dijo el doctor también con una sonrisa─ y eres muy buena, Lena ─agregó, observando la pintura con una sonrisa─ lo eres en serio, si dejas la música, ya sabes a qué podrías dedicarte también.

Lena sonrió, lo cierto era que su mayor pasión era la música, no podía verse a sí misma sin ella, pero la pintura, el arte en general también le gustaba en gran medida.

─ ¿Tenemos terapia hoy? ─preguntó Lena confundida, la terapia solía ser los jueves y ese día era miércoles.

─No, no ─respondió rápidamente el doctor Williams─ vine a decirte que tienes visitas...

Lena frunció el ceño, las visitas eran hasta el viernes, aunque era cierto que en ocasiones y por tratarse de un lugar de ese calibre solían dejar a las familias ver a los artistas que se encontraban ahí, claro cuando ya había pasado el primer mes que era el más rígido y complicado. Lena acababa de superar ese primer mes y aunque no podría decir que ya estaba bien, si se sentía mucho mejor y estaba superando poco a poco sus problemas.

Caminó junto con el doctor que la llevó hacia el área de visitas, donde la estaban esperando. El doctor se alejó, dejando que ella sola caminara lo que restaba para llegar al lugar. Y ahí estaba quien había ido a verla, de espaldas esperándola. Lena no había logrado reconocerla hasta que volteó y se encontró con su rostro.

─ ¿Qué haces aquí? ─preguntó con la sorpresa impregnada en su voz y observando con atención.

─Yo... sabía que no era cierto eso que están diciendo los medios, que estás en un retiro espiritual en la India y solo tuve que mover algunos contactos para encontrarte... ─dijo, con esa voz tan peculiar, siempre pareciendo que estaba coqueteándole.

Lena frunció el ceño, había muy pocas personas que sabían su paradero y estaba segura que no le habrían dicho, o al menos estaba segura de casi todas, excepto una. Suspiró.

─Silvia, no puedes estar aquí ─le dijo con el rostro y la voz seria, aquello la estaba tomando por sorpresa.

Silvia sonrió.

─Solo tenía ganas de verte ─dijo acercándose lentamente a Lena que aún estaba de pie a unos metros de ella. ─Estás muy guapa así, sin una sola gota de maquillaje y en plan de hospital, creo que tú nunca podrías verte mal... ─siguió acercándose hasta quedar a pocos centímetros de Lena. Silvia alzó la mano queriendo tocar su rostro, pero Lena la detuvo, tomando con su propia mano la de ella.

─Silvia, por favor... Tal vez hice cosas que te dieron señales equivocadas, pero nunca fuimos novias, no eres mi novia, no...

Silvia sonrió de medio lado, volteó el rostro observando a su alrededor.

Cosas del Destino Where stories live. Discover now