Capítulo IX

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─ ¡Asia ama a Lena Evans! ─decía Daniel mientras abría una botella de champagne. Se encontraba él, Lena y todo el equipo, en el avión privado que usaban para transportarse entre países en la gira. Había terminado la gira en toda Asia y ahora era el turno de América.

─ ¡Has conquistado a Asia, Lena! ¡Increíble! Ya eres la cantante extranjera más famosa de todos los tiempos ahí.

Lena sonrió, aquello era verdad. Daniel no estaba exagerando, era verdad y así lo decían todos los medios de aquellos países asiáticos y del mundo entero. Lena Evans había roto récords en Asia, era la cantante extranjera más famosa en el continente.

Y estaba emocionada, lo estaba porque nunca imaginó que aquello pasaría, pero también estaba esa sensación que solo había aumentado. Las drogas la quitaban solo en esos momentos cuando las estaba consumiendo, después la sensación volvía y volvía aún peor que antes. En ese momento tenía resaca, una resaca horrible que hacía que le doliera la cabeza en gran medida, sabía que se había excedido.

─Este mercado es el más complicado, querida ─decía Daniel extendiéndole una copa llena de champagne a Lena, la cual rechazó, Daniel alzó los hombros y se la quedó dándole un sorbo─ conquistar a Asia para un artista extranjero es de lo más difícil que hay, pero tú lo has conseguido, mi amor. Lena Evans lo ha conseguido, has conquistado el mercado más difícil que hay en la música...

─Y el que tiene las mejores drogas ─agregó Brad, uno de los músicos titulares de Lena, haciendo que todos rieran, Lena solo sonrió sin emoción alguna en ella.

─ ¿Y las asiáticas qué tal, Lenny? ─preguntó Daniel, haciendo unas caras provocativas.

Lena negó con la cabeza.

─Ahora si puedes decir que lo has hecho con mujeres de todo el mundo ─agregó Julian, otro de los músicos de Lena

Lena volvió a negar con seriedad en el rostro. Sabía que aquello era cierto, pero en esos momentos, cuando tenía esos bajones en sus estados emocionales todo eso, todo lo que hacía le parecía desagradable. No se reconocía a ella misma, a veces ya ni siquiera sabía quién era ella.

─Quiero dormir ─dijo con esa misma seriedad. Se levantó de aquellos asientos del avión privado y se dirigió al fondo, donde podía recostarse y estar sola.

─Siempre se pone así cuando se le baja la adrenalina de sus conciertos ─decía Daniel, mientras Lena a lo lejos lo escuchaba y cerraba los ojos.

Quería que acabara todo ya o quería estar siempre arriba de un escenario, que eso nunca acabara, siempre estar ahí, cantando, con toda esa gente viéndola. No quería las fiestas, no quería a la gente detrás de ella, gente que ni siquiera conocía, no quería a las mujeres, no quería a las drogas. Solo quería a la música, ella y la música y nada más. Aunque en realidad en ese momento ni siquiera sabía ya qué era lo que quería.

***

Al fin habían llegado a América, la gira comenzaría en Argentina y ya estaban ahí. Tenían dos días libres antes de iniciar los conciertos y Lena no tenía ganas de nada, quería descansar, se sentía más cansada que nunca. Sabía que gran parte de eso era por todas las drogas que había consumido en Asia, muchas más de las que nunca había probado.

Se dijo que ya no lo haría, no quería hacerlo. Lidiaría con todo con el alcohol como lo llevaba haciendo, pero no usaría más drogas. Sentía que en cualquier momento podría perderse o tal vez era que ya lo estaba, se preguntó.

Tomó su celular y solo al meterse a la página de internet leyó noticias sobre ella y sus conciertos, sobre el éxito que había tenido en Asia. Trataba de no hacerlo, de no leer nada sobre ella, ni noticias buenas y menos chismes, pero a veces era inevitable. También le apareció la nueva película que estaba siendo un éxito en Norteamérica y en Europa. Leyó más al respecto y la vio, las imágenes de Samanta convertida en la gran Reina Victoria. Tragó saliva y sonrió.

─Vaya que si pareces una reina ─dijo en un pequeño susurro al celular donde estaba aquella foto. Y pensando que nadie más hubiera podido interpretar aquel papel mejor que ella.

No se dio cuenta cuanto tiempo estuvo leyendo noticias al respecto hasta que llegó a la página de ella. La página personal de Samanta. Ya no la tenía agregada como amiga porque Samanta la había bloqueado, pero ahora podía verla después de que la desbloqueara semanas atrás.

Observó las fotos, esas que estaban visibles y podían verse. Recordó que cuando apenas habían terminado no dejaba de observar esa página, lo hacía muy seguido, hablaban también todo el tiempo. Lena había querido eso, mantener la relación, sentía que tenían que hacerlo. Pero fue demasiado para Samanta. No podían ser amigas, eso dijo ella.

Lena suspiró, pensó que al menos las cosas habían resultado bien para ambas. Es decir, Lena era la cantante más famosa del momento y Samanta era la actriz que había dado vida a la Reina Victoria, una película que iba a ser de las más importantes en la historia. Ambas habían logrado sus sueños, ambas habían hecho todo eso que habían soñado.

No pudo evitar que las lágrimas comenzaran a recorrer sus mejillas cuando observó las fotos de Samanta con aquella mujer, la misma mujer de antes. Estaba claro que era su novia.

Lo superaste, nos superaste, se dijo a sí misma como si estuviera hablándole a ella. Después de pensar eso dejó que todas esas lágrimas acumuladas la envolvieran por completo. Tomó esa libreta que siempre llevaba con ella y comenzó a escribir una nueva canción.

Cosas del Destino Where stories live. Discover now